JUEVES 29 DE JUNIO DE 2000

* Podría ganar por 5 o 7 puntos, aventura ante reporteros


"No habrá un México en llamas" después del 2 de julio: Labastida

* "Se esperan conflictos, pero manejables", dijo a los informadores

José Gil Olmos, enviado, Culiacán, Sin., 28 de junio * "No habrá un México en llamas" luego de las elecciones del 2 de julio, confió el candidato presidencial del PRI, Francisco Labastida Ochoa. Aventuró que podría ganar con un margen de 5 a 7 puntos porcentuales ųcerca de 6 millones de votos-- y dijo estar dispuesto a dialogar con Vicente Fox y Cuauhtémoc Cárdenas para que el país "no detenga su marcha".

Momentos antes de encabezar un mitin de cierre de campaña al que asistieron cerca de 35 mil personas ų80 mil según los priístas--, en el avión confió a los reporteros que esperaba conflictos "pero manejables" luego de las elecciones del próximo 2 de julio.

"No habrá mayores conflictos", repitió a los informadores que en pequeños corrillos fueron trasladados al lugar que ocupó al frente de la aeronave. Sin embargo, otros de los principales miembros de su equipo señalaron que el PRI cumplirá con su palabra de no participar en manifestaciones de protesta, y que si los foxistas traspasan las leyes "será responsabilidad del gobierno federal actuar para establecer el orden".

Por primera vez en 13 meses de actividades de proselitismo ųincluyendo la precampaña-- Labastida compartió un viaje en el mismo avión con los reporteros, ante quienes mostró una amplia sonrisa en señal de victoria anticipada. La preocupación más recurrente en las pláticas fue la posibilidad de enfrentamientos encabezados por Fox en caso de una derrota. A ello, sin salirse del guión, el sinaloense respondió que confía en el carácter de los mexicanos y en su deseo de vivir en paz.

Especuló con dos escenarios, pero siempre ganando: el primero con más de 43 por ciento de la votación, con lo cual no sólo tendría la Presidencia de la República sino la mayoría en el Congreso de la Unión para su partido. Esto, esgrimió, para aprobar todas las leyes necesarias para el cambio "con rumbo" que necesita el país. El segundo escenario es con menos de ese porcentaje, lo que significaría gobernar de manera más complicada, pues el Poder Legislativo estaría en manos de la oposición.

Durante más de una hora habló Labastida con los diferentes grupos de reporteros que han cubierto su campaña y entre otros temas abordó el del "carro completo" y la posibilidad de sumar a su gobierno a los otros contendientes. Resaltó que en general ni candidato ni informadores manejaran la posibilidad de una derrota.

Entre tumbos y empujones, Labastida se sentó en una hielera para la plática, y aunque en principio se dijo que era informal, sus colaboradores le advirtieron que los reporteros usarían sus palabras para publicarlas. Por eso repitió lo de que "no espera un México en llamas" para el 3 de julio.

Luego, ya en un mensaje señaló que el domingo 2 de julio el país entrará "en una etapa muy importante", pues tiene la "espléndida" oportunidad de comenzar una nueva etapa para elevar el nivel de vida de la población. "Confío en que México saldrá adelante en condiciones particularmente favorables", dijo, convencido de que vendrán "años de éxito" y prosperidad al fortalecerse un "clima de libertades y tolerancia".

Después de agradecer la cobertura informativa en este largo periodo de seis meses de campaña que inició el 23 de enero, reafirmó su compromiso de respetar la "libertad de libertades": la de expresión.

El priísta pagó su cuota de "paisanaje"

Ya en Culiacán, al encabezar el cierre de campaña en su tierra, Labastida prometió lo que ha venido propalando en 157 días de proselitismo: "Se acabó la etapa de sacrificios, la etapa de apretarnos el cinturón en el país", y auguró que vienen buenos tiempos "con real y efectiva elevación del nivel de vida de la gente".

Como lo hizo la noche del 7 de noviembre de 1999, cuando le informaron que había ganado la candidatura presidencial, el sinaloense se deslindó de la política económica salinista, que continuó Ernesto Zedillo: que crezca la economía, pero para que se "refleje en el bolsillo" de la gente, dijo.

En el acto, amenizado posteriormente por Juan Gabriel, y al que asistieron 8 gobernadores ųestaban invitados 21--, dijo que llegaba a pagar con gusto su "cuota de paisanaje". Prometió construir carreteras, luchar contra el narcotráfico y bajar la inflación disminuyendo los precios del gas doméstico, luz y diesel agrícola. A cambio les pidió continuar "de manera personal" con las labores de proselitismo a su favor.

En el enorme presidium al que subió una centena de invitados especiales también estuvo la presidenta nacional del PRI, Dulce María Sauri, quien calificó a Labastida como "un candidato serio, un hombre honesto, profundamente nacionalista, un hombre que tiene todo para ser el presidente de México en estos primeros años del siglo XXI".

La caída de Fox

 

Inmersos en la felicidad de una victoria anticipada, los labastidistas del primer círculo cercano al candidato se solazaron con la caída de Fox en las últimas encuestas. Sobre todo por las publicaciones en diversos diarios de las presuntas aportaciones extranjeras a la campaña del guanajuatense.

Uno de los principales integrantes del dream team dio su versión de cómo se les hizo llegar la información de los cheques. "Un colaborador cercano a Fox, resentido por el trato que le dio en los últimos meses, entregó copias de los cheques que comprobaron la entrada de dinero del extranjero a un diputado del PRI y luego se hizo una investigación. El resto lo saben ustedes".

Para cerrar el día, el labastidista bromeó sobre aquel "martes negro" en el que Fox sacó a relucir su intransigencia y perdió simpatía ciudadana: "fue un martes de oro", sonrió.