MIERCOLES 28 DE JUNIO DE 2000

* "La situación en Chechenia ha mejorado", argumenta


Confirma el Consejo de Europa su apoyo al gobierno ruso

* Kadyrov, nuevo elemento desestabilizador en la república

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 27 de junio * El Comité de Ministros del Consejo de Europa, reunido en Estrasburgo, Francia, adoptó por consenso este martes una resolución que confirma su apoyo al Kremlin y elude empezar el procedimiento de suspensión de la membresía de Rusia.

De este modo, la instancia ejecutiva de la principal organización europea, encargada de velar por los derechos humanos y la democracia, pasó por alto la recomendación de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, que el pasado 6 de abril había solicitado comenzar los trámites para suspender a Rusia por los abusos en Chechenia.

En una temeraria evaluación, el Comité de Ministros considera que "la situación en Chechenia ha mejorado de forma incontestable" y fundamenta su respaldo al gobierno ruso en "un cierto número de avances en la región, que pueden ser considerados como los primeros elementos de un proceso político en curso que deberá culminar, llegado el momento, en la reconstrucción de la sociedad chechena".

La ambigüedad no es fortuita. Esquiva admitir que no se han cumplido las condiciones fijadas por sus propios parlamentarios: un alto del fuego total, el comienzo de negociaciones para un arreglo político, el cese de las violaciones de los derechos humanos y una investigación independiente de las denuncias, entre otras.

La decisión del Comité de Ministros entona con la no menos arriesgada afirmación de que "la guerra de Chechenia ha terminado como tal", que hizo el general Guennadi Troshev, comandante en jefe de las tropas federales, al anunciar que los militares serán remplazados por las fuerzas del Ministerio del Interior y la policía.

Las perspectivas, lamentablemente, no infunden optimismo. No se trata sólo de la altísima probabilidad de que, una vez más, los combates y las emboscadas continúen cobrando numerosas víctimas por ambos lados, como sucedió después de que la guerra fue dada por concluida oficialmente el pasado febrero.

Preocupa más que el Kremlin haya apostado por una solución de fuerza al imponer al mufti Ahmad Kadyrov como gobernante y que muy pronto, una vez creado el ambiente propicio, introducirá el estado de excepción.

La gestión de Kadyrov, a juzgar por sus dos primeras semanas, hace aún más incierto el panorama en Chechenia.

Salvo en su feudo de Gudermes, la designación de Kadyrov no fue bien recibida en la república caucásica y provocó un abierto rechazo de los otros clanes, lo cual constituye un nuevo elemento desestabilizador.

De los 18 jefes de administraciones regionales con que cuenta Chechenia, sólo tres aceptaron trabajar bajo las órdenes del mufti y 12 de ellos, además, exigieron al presidente Putin, en carta abierta de especial dureza, revocar el nombramiento de Kadyrov.

También renunciaron 44 funcionarios chechenos de la anterior administración que encabezaba Nikolai Koshman, argumentando la imposibilidad de supeditarse "a una persona que primero declaró una guerra santa contra Rusia y, después, fue colocado en el trono checheno por la misma Rusia".

La toma de posesión de Kadyrov se ensombreció con el asesinato de Umar Idrisov, el imam de Urus-Martan, que fue presentado por los medios cercanos al Kremlin como uno de los más firmes seguidores del nuevo gobernante. Hasta donde se tiene conocimiento, Idrisov nunca fue partidario de Kadyrov y, por el contrario, aspiraba a ser investido como nuevo jerarca religioso de Chechenia.

Parece un mal comienzo, aunque cobra fuerza la versión de que el gobierno ruso, al optar por Kadyrov, lo que busca es propiciar una guerra fraticida entre los chechenos. Los rumores de que los combatientes islámicos preparan el asalto de Gudermes apuntan en el mismo sentido.