Hoy cumple 70 años la periodista italiana
Fallaci: guerra y fascinación
Dpa, Roma, 27 de junio * Cuando en 1972 quiso entrevistar al emperador Haile Selassie, de Etiopía, funcionarios de la corte objetaron que la solicitante portara pantalones.
"Dígale a Su Majestad que vendré en pantalones o desnuda", replicó Oriana Fallaci.
Ya entonces la franqueza y la dureza de esta periodista y escritoria italiana, en su trato con los poderosos del mundo, eran tan legendarias como sus reportajes sobre escenarios de guerra del planeta.
Casi siempre tuvo éxito, aunque no raras veces fue también controvertida. En ese entonces logró la entrevista con el emperador etiope, si bien en un vestido.
Oriana Fallaci, cuyos libros fueron todos best-seller, cumple este jueves 29 de junio 70 años. "No soy ningún Rambo femenino con el casco en la cabeza y el puñal entre los dientes", dijo una vez la periodista nacida en Florencia.
Al mismo tiempo, sin embargo, confesaba que la guerra tenía para ella "una atracción fatal", una "perversa fascinación".
De Vietnam a Líbano, hasta la Guerra del Golfo, sus reportajes aparecieron en renombradas publicaciones mundiales como el Times de Londres, la revista Life o el New York Times. Pese a la exactitud y la obsesión por el detalle, fue criticada por su extremo dramatismo. Pero la "Greta Garbo de la prensa" no se dejó confundir.
"Mi carácter se lo debo a mi padre", reconoce. Antifascista declarado, condenado a muerte, "escapó por un pelo del pelotón de fusilamiento". El le enseñó a disparar con un fusil. También ella se unió durante la Segunda Guerra Mundial a la resistencia contra Benito Mussolini, llevando armas a los partisanos.
Tras la guerra se hizo periodista. Entrevistaba a personalidades prominentes, desde toreros hasta artistas. Al estallar el levantamiento húngaro, en 1956, viajó a Budapest.
En el movimiento estudiantil de 1968, en México, resultó herida de bala; en Vietnam participó en operaciones de combate del ejército de Estados Unidos y entrevistó al general Giap, jefe militar norvietnamita. Era ya una reconocida estrella del periodismo mundial cuando viajó de Roma a Nueva York.
Su libro Carta a un niño que nunca nació, publicado en 1975, en medio del debate europeo sobre el aborto, y su novela Un hombre, aparecida en 1979, sobre la dictadura griega, fueron sensación mundial.
Un hombre describe el destino de su amigo Alexandros Panagoulis, opositor a la dictadura militar griega, quien, tras ser excarcelado, murió en un accidente automovilístico ųprobablemente asesinado por sicarios del régimen de los coroneles.
El libro tuvo impacto por sus descripciones de salvajes escenas de tortura. Los críticos le reprocharon haber escrito una historia épica, sin guardar como escritora la necesaria distancia.
"Su novelas deben probablemente su éxito a que logra mezclar con sentido publicitarios este pathos anticuado con una historia actual y autobiográfica", escribió entonces en Alemania la crítica literaria del Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Publicó después Inshallah, una densa novela sobre la guerra civil libanesa.
En 1991, cuando Irak invadió Kuwait, voló junto a las unidades estadunidenses en el Golfo. Salió decepcionada de los soldados.
"No me gustaron. No eran los estadunidenses que conocía en Vietnam, los muchachos joviales y simpáticos", escribió, en un tono que casi parecía un panegírico.