Ira policial por su canción sobre inmigrante acribillado


Springsteen, El jefe de la rebeldía

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Nueva York, 26 de junio * Si el rock and roll es fiel a su origen: hay que provocar, celebrar la rebeldía contra lo viejo, lo establecido, lo silenciado. En sus diez conciertos programados a lo largo de tres semanas en Nueva York, Bruce Springsteen comprueba que el rock vive. Ha provocado la ira, una vez más, de las autoridades y, en particular, de la policía y generó toda una controversia con perfil nacional.

Las guitarras, las baterías, los bajos, el saxofón y el canto a todo pulmón siguen meciendo a la gente. El cantautor ofrece, más bien demanda, que quienes lo escuchen ''se muevan'' también.

Campeón de los ordinarios, de la ''gente común'', del trabajador, del veterano de guerra, del enamorado ilusionado, así como del herido del corazón, Springsteen es la figura principal del rock and roll puro de las últimas tres décadas, como confirma su apodo The Boss, El jefe.

Y lo está comprobando de nuevo en una gira mundial que ha llegado a esta capital cultural y que reúne a su famoso grupo E Street Band, después de una década en la cual cada uno de sus miembros se fue por su propio camino. No hay un boleto para este rencuentro con su antiguo público y para introducir a una nueva generación a su inimitable presencia musical.

Los diez conciertos en Nueva York, todos sobrevendidos desde hace semanas, combinan los conocidos himnos de rock que definen al Springsteen y su banda de los setenta y ochenta, combinados con selecciones de su carrera como solista y dos que tres nuevas rolas. Y, no faltaba más: con todo esto continúa provocando nuevas controversias, o sea, está triunfando.

Pero el éxito comercial de Springsteen tiene un gran secreto: su fidelidad a la experiencia del ''hombre común'', a sus luchas cotidia- nas dentro del sueño americano, cuando los héroes ordinarios se enfrentan a la gran mentira de la propaganda y encarnan la crónica social de los abandonados (aun sus canciones poco conocidas sobre los inmigrantes mexicanos y la vida en la frontera), de los heridos por la injusticia.

El compromiso social de Springsteen no lo ha limitado, sino al contrario, forma parte integral de su arte. Es en este contexto en la que se entiende la magna controversia que comenzó cuando el cantante presentó su nueva canción Piel americana en sus conciertos aquí, y que se refiere al incidente en el que un inmigrante africano desarmado fue acribillado a muerte por cuatro policías de Nueva York, quienes confundieron su cartera con un arma. La policía neoyorquina reaccionó de inmediato y declaró un boicot a los conciertos de The Boss en el Madison Square Gar- den, el jefe de la corporación lo insultó y un teniente publicó un artículo en The New York Times, en el que declaró que su antiguo héroe, que entendía tanto la vida de la gente trabajadora, lo había traicionado.

El coro repite: "41 disparos, 41 disparos", y culmina en: "No es un secreto... uno puede morir por vivir dentro de su piel americana". Estos versos, además de que los invitados especiales al primer concierto en Nueva York fueron los padres de Amadou Diallo, el inmigrante africano muerto en la balacera policiaca, detonaron una controversia en los medios locales y nacionales.

La mayoría del público ovaciona la canción, pero se escuchan silbidos y abucheos de protesta entre algunos de los fans de Springsteen. Sin embargo, pocos parecen haber escuchado toda la canción, ya que habla de un policía hincado ante un cuerpo rezando para que esté vivo y otras hablan del miedo tanto de los agentes del orden como de la población.

El crítico de música de The New York Times, Jon Pareles, escribió que el tema es ''una elegía resonante y una reflexión sobre cómo el temor puede ser mortal''. Los otros versos lo comprueban: ''Estamos bautizados en estas aguas y en la sangre de cada quien''.

No es la primera vez que alguien escucha mal las letras de Springsteen. Tal vez la ocasión más famosa fue con su canción Born in the USA (Nacido en EUA), de 1984, que cuando se presentó los dirigentes de la campaña de relección de Ronald Reagan decidieron que era tan patriótica que debería ser utilizada en los actos de éste. Pero por fin se dieron cuenta de lo que tantos sabían: la canción es un himno profundamente furioso y triste sobre la guerra de Vietnam: "Me metí en un problema en mi pueblo y entonces pusieron un rifle en mi mano /Me enviaron a una tierra extranjera para ir y matar al hombre amarillo /Nacido en EUA, nací en EUA (se repite) /Regresé a casa a la refinería /El que contrata me dice 'si fuera mi decisión' /Fui a ver al hombre del VA (Administración de Veteranos) Me dijo 'hijo, ahora no entiendes' /Tuve un hermano en Khe Sahn luchando contra el Vietcong /Ellos aún están ahí, él ya no vive /El tenía una mujer que amaba en Saigón /Ahora tengo una foto de él en sus brazos /Allá por la sombra de la penitenciaria /Por las flamas de gas de la refinería /Llevo diez años quemando el camino /Ningún lado adónde huir, ningún lado pa' dónde ir /Nacido en EUA...."