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México, D.F. martes 27 de junio de 2000
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Editorial

GENOMA HUMANO: AVANCES E INCERTIDUMBRES

SOL La obtención de los primeros resultados en la elaboración del mapa del genoma humano -anunciados ayer con un gran despliegue informativo mundial- marca un avance científico indiscutible y promisorio.

Aunque lo logrado es apenas un "borrador", y está pendiente una vasta tarea de análisis del cúmulo de información -unos tres mil millones de combinaciones químicas en las cadenas de ácido desoxirribonucleico contenido en el núcleo de las células humanas-, es claro que con estos datos será posible, en un plazo relativamente breve, revolucionar la medicina y la farmacología, combatir padecimientos que actualmente son incurables y, en términos generales, comprender los procesos biológicos y bioquímicos en una profundidad inimaginable hasta hace dos décadas.

Al mismo tiempo, la investigación del genoma humano suscita numerosos y justificados temores sobre los malos usos que podría darse a la información obtenida.

En primer lugar, y pese a las seguridades expresadas por el presidente Bill Clinton y por el primer ministro Tony Blair al anunciar los hallazgos, la retención de los datos por parte de las naciones y empresas que participan en el proyecto se traduciría en un ahondamiento de las desigualdades mundiales y, particularmente, en una mayor desventaja científica, tecnológica y médica de los países del Sur frente a los del Norte. En el mismo escenario de una información no compartida, la posesión del mapa del genoma humano daría lugar a una nueva forma de predominio económico de empresas multinacionales y gobiernos de países desarrollados sobre el resto de la humanidad.

Otras preocupaciones suscitadas por el hecho son el surgimiento de una discriminación genética por parte de las empresas, las cuales podrían rechazar a eventuales empleados con base en el perfil de sus cromosomas, o de compañías aseguradoras que se negarían a vender pólizas a individuos marcados por predisposiciones congénitas a ciertas enfermedades, o de centros escolares que rehusaran inscribir a alumnos cuyo ADN fuera considerado imperfecto. Más aún, los hallazgos anunciados ayer sacan del ámbito de la ciencia ficción las perspectivas de lograr seres humanos diseñados al gusto de los progenitores o de establecer una eugenesia institucionalizada y sistemática.

Para impedir que las posibilidades referidas -y otras más fantásticas y monstruosas-- se hagan realidad, las sociedades deberán movilizarse para sacar los descubrimientos referidos y sus aplicaciones de la lógica mercantil, competitiva y especuladora que, en los tiempos que corren, extiende su dominio a las más diversas esferas del quehacer humano. Sólo de esa forma podrá garantizarse que la decodificación total del genoma humano sea un factor civilizatorio, y no un componente de barbarie.


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