LUNES 26 DE JUNIO DE 2000

De Chernobil a Laguna Verde

 

* Iván Restrepo *

El 23 de abril de 1986 ocurrió en Ucrania, entonces república de la Unión Soviética, el mayor accidente en la historia nuclear. Uno de los cuatro reactores de la planta de Chernobil explotó emitiendo una cantidad incalculable de materiales radiactivos. En la región, donde se ubica la planta, vivían 650 mil personas, la inmensa mayoría joven. Las autoridades soviéticas nunca le dijeron a sus conciudadanos y al mundo la verdad sobre los alcances del accidente y minimizaron la tragedia. En vez de suspender todas las actividades en los tres reactores que no estallaron, dejaron que todo siguiera como si nada. Tampoco desalojaron a la población ni a los animales que vivían cerca de la planta. La burocracia soviética, encabezada por el señor Gorbachov, impuso el silencio como respuesta.

Poco después confesaron que habían muerto 31 técnicos en las operaciones de limpieza del reactor, cifra que nadie creyó. A principios de los años noventa se conocieron informes secretos de autoridades soviéticas, de Estados Unidos y de Alemania, en los cuales la tragedia de Chernobil aparecía en toda su magnitud: habían muerto ya 5 mil personas afectadas por la radiación; otras 26 mil fallecieron desde entonces y casi un millón está sometida a control médico permanente. Los casos de cáncer se han quintuplicado en Ucrania y Bielorrusia, principalmente. La superficie contaminada asciende a más de 250 mil kilómetros cuadrados.

El punto culminante de la última visita de Bill Clinton al corazón de la ex Unión Soviética consistió precisamente en reunirse en Kiev, capital de Ucrania, con el presidente de ese país, Leonidad Kutchma. Ambos anunciaron que el próximo 15 de diciembre cerrará para siempre Chernobil.

Para ello, Estados Unidos dará 78 millones de dólares y dos más para establecer medidas de seguridad en otras plantas nucleares de Ucrania.

El apoyo estadunidense no es gratuito: 70 reactores inspeccionados en seis repúblicas, que fueron parte de la Unión Soviética, no responden a los criterios de seguridad exigidos por la Agencia Internacional de Energía Atómica. Después de Chernobil, tan sólo en Rusia ha habido más de 300 accidentes en plantas nucleares. Agréguense los desechos de las centrales y más de mil cargas atómicas que exigen cuidado extremo. Tampoco es desinteresado el apoyo, pues nuestro vecino y socio comercial está comprando a precio de ganga los invaluables recursos naturales de Ucrania.

Clinton calificó el cierre de Chernobil como un momento de esperanza. Tiene razón, pues queda pendiente desmantelar el arsenal nuclear que existe en varias partes de la ex Unión Soviética, resolver los problemas técnicos en las plantas nucleares y tomar decisiones sobre los desechos provenientes de las mismas.

A lo anterior se suma el acuerdo firmado recientemente por el gobierno y la industria nuclear de Alemania, según el cual en el año 2021 no estará funcionando en dicho país ninguna de sus 19 centrales nucleares. La renuncia a este tipo de energía, de la que Alemania obtiene un tercio de la electricidad que consume, fue el punto clave del pacto al que llegaron los socialdemócratas y los Verdes para formar una alianza de gobierno. Y, aunque el acuerdo no satisfizo a todos, es importante que una de las potencias mundiales renuncie a la energía nuclear para usos civiles. Por lo pronto, numerosos grupos piden en Francia seguir el ejemplo de su vecino, mientras el gobierno japonés dijo que no piensa abandonar su política de obtener energía de plantas nucleares.

Y para sorpresa, en México la Comisión Federal de Electricidad aceptó finalmente que un grupo de especialistas realice una auditoría independiente a Laguna Verde. Se rompe así un círculo vicioso: por un lado, la acusación formulada desde hace años por varios grupos ciudadanos en el sentido de que esa planta no funciona con los márgenes de seguridad requeridos, mientras los responsables de la nucleoeléctrica sostienen que "desde hace diez años opera con niveles de seguridad aceptables". Es de esperarse que la auditoría refleje con toda transparencia la verdad. *