Más de la mitad de ellos no es afín a partidos políticos
DF: jóvenes, un tercio de electores
Elia Baltazar * Uno de cada tres votos que obtenga el próximo jefe de Gobierno del Distrito Federal será emitido por jóvenes entre 18 y 29 años. Ciudadanos, hombres y mujeres, que representan 32 por ciento del padrón electoral y la nada despreciable cifra de poco más de 2 millones 100 mil sufragios.
Si bien es cierto que la decisión electoral de este estrato social será determinante para el triunfo de cualquiera de los candidatos, también lo es el hecho de que el suyo es un voto difícil de alcanzar, como lo admiten líderes juveniles de los tres principales partidos en la capital del país.
Hay encuestas que avalan lo anterior, y la aplicada por la empresa Fondo y Forma, Comunicación con Intención, advierte que más de la mitad de los jóvenes capitalinos no declaran preferencia hacia ningún partido político y casi 80 por ciento asegura que no tiene tendencia política.
El voto, por cierto, se ha convertido en un derecho poco atractivo para ejercerlo, sobre todo entre los jóvenes capitalinos que actualmente tienen entre 18 y 20 años, de los cuales sólo 46 por ciento está inscrito en el padrón electoral.
''Si me preguntas de política es como si me hablaras en inglés'', afirma Raúl Vargas, de 18 años y estudiante de preparatoria, quien admite que sobre el tema ''no sé nada y no lo entiendo''.
Lo único que queda claro para Raúl es que ''los jóvenes sólo existimos, igual que los indígenas, cuando hay una elección. Aunque digan que pertenecemos a un grupo de la población, igual somos unos marginados, y por eso yo ni voy a votar''.
Dispersos en un amplio mosaico de identidades y estratos sociales, la juventud capitalina encuentra en la palabra desencanto el punto de acuerdo respecto de la política nacional, opina José Antonio Pérez Islas, director del Centro de Investigación y Estudios de la Juventud, del Instituto Mexicano de la Juventud.
Así lo sugiere, en principio, un estudio elaborado por el Instituto Mexicano de Investigaciones Educativas, a partir de una encuesta realizada entre paristas y no paristas de la UNAM, quienes por amplia mayoría aseguraron que la nuestra no es una sociedad democrática, según la respuesta de 86 por ciento de los primeros y 95 por ciento de los segundos.
La mitad de ambos sectores, además, no se identificó con algún partido, y dos terceras partes expresaron su desconfianza hacia el sistema. Y más allá de antagonismos, 48 por ciento de quienes estaban a favor y en contra de la huelga calificaron como mala la política mexicana, y 43 por ciento de plano la consideró pésima.
Así las cosas, en sus conclusiones Gilberto Guevara Niebla, coordinador de la investigación, argumenta: ''Estos jóvenes detestan la política y la moral que imperan en ella, pero al mismo tiempo no se sienten partícipes del cambio democrático que México está experimentando''.
El desencanto político que aqueja a la juventud, no sólo del DF sino de todo país, no es gratuita. Mucho tiene que ver la rigidez que caracteriza la política formal y la falta de respuestas a los problemas que aquejan a los jóvenes, opina Pérez Islas.
Sin embargo, considera que es muy aventurado asegurar que los jóvenes no hacen política. Sólo que sus espacios de participación son otros y están dirigidos principalmente a asuntos locales, de su comunidad, al margen de corporativismos y reglas partidistas.
Esta opinión la comparten también aquellos jóvenes que han encontrado sus espacios de participación en las arenas de las asociaciones civiles, las universidades y los grupos vecinales, así como en las cofradías urbano-juveniles bautizadas por imagen y semejanza en skatos, darketos, punketos, graffiteros, cholos, banda y una lista de etcéteras inclasificables, que han hecho de las calles su ámbito de organización, a partir de la defensa de su identidad juvenil y de sus derechos.
Una discreta preferencia
El peso del voto juvenil en el Distrito Federal es innegable si tomamos en cuenta que 33 por ciento de los sufragios obtenidos por Cuauhtémoc Cárdenas en 1997 provino de los jóvenes, lo que contrasta con aquel 15 por ciento que logró el candidato perredista entre este sector, en la elección federal de 1994.
La preferencia de los jóvenes capitalinos por el Partido de la Revolución Democrática se demuestra, aunque de manera muy discreta, en una encuesta elaborada por la empresa Fondo y Forma para la Dirección de Programas para la Juventud, de la Secretaría de Desarrollo Social del DF.
En ella se indica que 21.3 por ciento lo declara el partido de su preferencia, por encima de lo obtenido por PAN y PRI, que obtuvieron 8.9 y 8.8 respectivamente, mientras el PVEM alcanzó 4.7 por ciento de las preferencias. No obstante, 54.3 por ciento respondió que "ninguno" de los partidos políticos alcanza su preferencia.
La encuesta, que se llevó a cabo en las 16 delegaciones del DF, entre una población de 4 mil 149 jóvenes entre los 15 y 29 años, también consideró la tendencia política de éstos.
De ellos, 10.5. por ciento manifestó que la izquierda es la tendencia política de su preferencia, por encima de la derecha, que obtuvo 4.3 por ciento, mientras el centro, el centro-izquierda y la centro-derecha alcanzaron 6.3, 2 y 1.3 por ciento, respectivamente. Pero ni sumados estos porcentajes lograron lo obtenido por la respuesta "no sé", que sumó 43.8 por ciento de las preferencias.
La indiferencia no sólo ante la política sino aun frente a los procesos electorales y al ejercicio de su derecho al voto se demuestra también a partir del número de jóvenes inscritos en el padrón electoral en comparación con la población real registrada por el Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática.
Así, el INEGI apunta que mientras en la capital del país la población de jóvenes entre los 18 y 20 años suman 564 mil 977, en el padrón del Instituto Electoral del Distrito Federal sólo están inscritos 260 mil 268, lo que significa apenas 46 por ciento.
Lo anterior demuestra que la batalla electoral en el sector juvenil capitalino no está ganada, como lo advierte un estudio elaborado por Guadalupe Pacheco y contenido en el libro Jóvenes, una evaluación del conocimiento, editado por el Instituto Mexicano de la Juventud.
En éste se expone que entre las edades de 19 a 27 años no sólo se encuentra la tercera parte del voto potencial, sino también corresponde a una franja de la población que se caracteriza por la variación de sus preferencias, y que constituye así la zona más disputada y más expuesta a los vaivenes de la pluralidad.
Así parecen entenderlo los partidos políticos, que actualmente tienen en marcha diversas estrategias de participación y acercamiento hacia los jóvenes. De este modo, en el PRD trabajan las brigadas del Sol y Juveniles por México, en favor de Cárdenas y de Andrés Manuel López Obrador; en el PAN se hallan los Jóvenes por el Cambio, que hacen lo propio para promover la imagen de Vicente Fox y Santiago Creel, y de la base juvenil de PRI surgen los Jóvenes en Movimiento por Labastida y el Frente Juvenil Revolucionario.
Cada uno de ellos presume de los alcances de sus programas, de las metas alcanzadas y de las cuotas de poder y participación que los jóvenes han alcanzado al amparo de sus siglas. Pero también admiten que hacen falta propuestas y puentes que los acerquen a las demandas y necesidades de este sector, para que encuentren en los partidos un espacio real de participación.
La realidad, sin embargo, enfrenta a los partidos al rechazo de los jóvenes ante su oferta. "Pero esta actitud debe entenderse también como una forma de participación y posición política de los jóvenes", opina Angeles Correa, diputada local perredista, presidente de la Comisión de Asuntos de la Juventud de la ALDF y promotora de la recientemente creada Ley para las y los Jóvenes del Distrito Federal.
Correa asegura que la desconfianza y la desesperanza provocada por los viejos esquemas políticos priístas han hecho mella en la conciencia juvenil. "Se trata de la generación de la crisis, de jóvenes víctimas de los constantes errores en las políticas económicas, que han afectado su nivel de bienestar".
En lo anterior coincide Cristian Lujano, líder juvenil capitalino del PAN, quien advierte: "Hay un problema de credibilidad en lo político, a partir de una sociedad que se caracterizó por la norma del PRI". En su opinión, los jóvenes se interesan más en trabajar en las organizaciones no gubernamentales que los institutos políticos, que no han sabido darles espacios".
Incluso el líder priísta del Frente Juvenil Revolucionario, Alejandro Guevara, considera que los jóvenes son el sector peor atendido por los gobiernos federal y locales. "Es muy grave, porque a los jóvenes sólo se les toma en cuenta en la coyuntura de los procesos electorales y no se atienden sus problemas como conglomerado social".
Olvidados por los partidos
Para José María Sánchez, joven coordinador juvenil de la asociación civil Presencia Ciudadana, el problema toral de los partidos políticos es que no están acostumbrados a dialogar con los jóvenes y, por tanto, el discurso de los políticos no está dirigido a ellos.
Dedicada desde 1994 a la observación de los procesos electorales y a fomentar la participación política de los jóvenes, Presencia Ciudadana trabaja principalmente en el seno de las universidades de todo el país, en las cuales ha podido advertir que los muchachos de todos los estratos saben comprometerse.
"El problema es que los jóvenes siempre estamos relegados a las actividades deportivas, recreativas o bajo criterios paternalistas que sólo nos ofrecen becas para calmar ánimos", dice José María.
Así, advierte que no se trata de que los jóvenes no quieran participar, sino que no hay mecanismos, instrumentos y espacios para sumarlos a la vida política y a los procesos democráticos.
"No creemos en los partidos porque han hecho un mal trabajo, especialmente el PRI. Los años que llevamos de gobierno priísta han sido de abuso, cacicazgos y robos constantes. Pero el PAN tampoco es un partido para la mayorías", dice Arturo Páramo, estudiante universitario, quien anuncia que su voto será para el PRD, aunque su candidato a la Presidencia "ya está desgastado".
Sin embargo, admite que tampoco hay mucho que puedan criticar los jóvenes, pues poco hemos hechos para cambiar las cosas. "Siempre queremos criticar, pero pocas veces admitimos la crítica hacia nosotros. Sin embargo, es un hecho que no tenemos oportunidades y que estamos realmente olvidados". (Con información de Josefina Quintero)