LUNES 26 DE JUNIO DE 2000
* A partir de hoy se abrirá la Semana del Títere en la UPN
Los marionetas como instrumento pedagógico
* Lourdes Pérez Gay y Lucio Espíndola comparten experiencias con la comunidad magisterial
Yanireth Israde * El salón de clases puede convertirse en el sitio favorito de los niños, si dentro de él encuentran unas coloridas marionetas que los ayuden a entender la lección y, además, los divierten. Regocijo y enseñanza no están reñidos, eso lo saben bien las Marionetas de la esquina, agrupación formada en 1974 por Lourdes Pérez Gay y Lucio Espíndola, quienes conocen las bondades de los títeres cuando se utilizan como instrumento pedagógico.
Para compartir sus experiencias con la comunidad magisterial y promover aplicaciones didácticas, ambos artistas organizaron la Semana del Títere, que se efectúa a partir de hoy y hasta el 30 de junio en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), donde habrá talleres de construcción y manipulación de marionetas y de narrativa para este tipo de teatro; también funciones y una exposición interactiva que albergará cien muñecos de 15 diferentes técnicas.
"El títere ofrece la posibilidad de estimular el pensamiento creativo de los niños, lo cual no casi no se acostumbra las escuelas del país, del continente y aun más allá de esas fronteras", explica en entrevista Lucio Espíndola.
"A los infantes se les instruye, pero no se les educa; no hay una formación humanística. Uno puede reconocer a un gran médico, a un gran ingeniero, pero es difícil reconocer a un gran hombre", prosigue el artista y abunda: "La instrucción capacita para responder a las demandas productivas que la sociedad nos hace; la educación, en cambio, nos habilita para modificar la sociedad, hacerla más grata, vivible, justa y más equitativa".
El propósito de los títeres y de todo el arte, señala Lourdes Pérez Gay, es contribuir a ese cambio humano. La presencia de las marionetas, acota Espíndola, logra una relación más amena entre el maestro y el alumno; asimismo "desacralizan la enseñanza, la convierten en un juego y la hacen más atractiva para los niños".
Pérez Gay opina que con los títeres se democratiza la educación "y el maestro no es más que un animador, ya no es la autoridad, sino que en el conjunto destaca como la persona más informada, la que puede resolver una situación y posee la mayor cantidad de recursos, pero en esencia es igual que los niños".
Cuando los que utilizan las marionetas son los pequeños y no los docentes, entonces la sorpresa es doble, porque mediante el muñeco expresan lo que verdaderamente sienten.
No es la primera vez que Marionetas de la esquina promueve actividades para vincular a los maestros con los títeres. Las experiencias han sido exitosas: "después de incorporar las marionetas, algunos maestros lograron una adhesión de sus alumnos a muchas materias en las cuales no tenían el interés. Un docente hasta tenía un personaje con el que enseñaba matemáticas", cuenta Espíndola.
Hubo quienes de plano cambiaron de oficio y se convirtieron en titiriteros. Lamentablemente, agrega, los maestros no conocen las posibilidades del juego dramático en el aula. "El problema no es de ellos, sino de quienes los hacen maestros", aclara.
De igual manera, dice, los padres, en general, rechazan estas nuevas posibilidades de formación para sus hijos. "Les importa que el niño escriba rápido, pronto y, si es posible, con la menor cantidad de errores ortográficos; que sume y multiplique con precisión, y muchas veces son ellos quienes imposibilitan una alternativa de esta naturaleza en la escuela, independientemente de la buena voluntad del maestro. Sabemos que esto es tan largo como aprender a ser democráticos y aceptar que los niños son unas personas y, como tales, definidas y acabadas en cada tiempo de su proceso de desarrollo"
El panorama, sin embargo, no pinta mal para los títeres. Y es que si hace 30 años el legendario Don Ferruco se preocupaba porque no tenía seguidores, hoy la situación ha cambiado, considera Pérez Gay: "existe una cantidad significativa de compañías o agrupaciones, así como espacios y la aceptación del público. Hay más compañías de títeres que aquellas dedicadas al teatro para niños con actores de carne y hueso". Lo importante, puntualiza, "es que los espectáculos de títeres tengan una gran calidad para que puedan llegar a más gente, porque con algo mal hecho, los vacunas contra los títeres".
Los nuevas agrupaciones tienen ahora la estafeta, porque los precursores de este arte han ido desapareciendo. Apenas el pasado día 11 falleció José M. Díaz Nuñez, el maestro Pepe, y con él el Señor Guiñol. Lourdes Pérez Gay y Lucio Espíndola agradecen a él y a todos los maestros de este arte el amor que les transmitieron por los títeres.
"Mira qué maravilla, que a nuestra edad sigamos jugando con muñecos y nadie nos mandé al siquiatra", cierran la charla entre risas y buenos ánimos.