LUNES 26 DE JUNIO DE 2000
* Esos programas generan violencia entre los televidentes, según expertos
Busca la Ssa argumentos legales para suspender los talk shows
* Las cualidades terapéuticas que se atribuyen a esas emisiones no existen, advierten especialistas
* Hasta en las mejores familias, "selva exuberante de emociones", dice el productor Federico Wilkins
Mónica Mateos * La Secretaría de Salud (Ssa) busca los argumentos legales para retirar del aire muy pronto los llamados talk shows porque, de acuerdo con estudios realizados por especialistas en salud mental que laboran en la institución, estos programas generan violencia en las personas que los ven regularmente, además de que se les atribuyen cualidades terapéuticas inexistentes al presentar a presuntos expertos que ofrecen soluciones exprés a los diferentes problemas familiares y personales ahí expuestos.
En opinión del sicoanalista Giuseppe Amara, un auténtico talk show no es aquel que propicia una situación que desemboca en golpes, "porque ninguna forma de violencia es terapéutica". El verdadero espíritu de ese tipo de programas, añade, debería ser presentar un problema específico que refleje un conflicto humano o social, así como sus posibles causas y vertientes.
Puede haber intercambio de argumentos fuertes que confronten, que generen polémica, pero cuando se pasa a los insultos y a la agresión física "ya no puede existir el diálogo, los ánimos están exaltados, los pensamientos alterados y el conductor debería suspender la plática".
Pero, Ƒcómo? Si hasta las conductoras maltratan a los invitados: "šNo sean babosos!... a ustedes hay que hablarles a lo bruto porque si no, no entienden", dijo Laura Buzzo (Laura en América) a uno de sus "panelistas" en la emisión del pasado viernes. Mientras, en Hasta en las mejores familias cuando empiezan los golpes aparece en la pantalla la palabra "šduro! šduro!". Respecto de Cosas de la vida, la conductora, Rocío Sánchez Azuara, ha dicho que cuando sus invitados se quieren agredir entre sí hace un llamado a la cordura, pero "hay fuerzas que no puedo medir en el escenario, entonces dejamos que se les baje la adrenalina".
Las necesidades de "alivio"
Por su parte, la conductora argentina Martha Susana inició su talk show con la esperanza de "que este foro sea un sillón de sicoanálisis o una cura" (Revista Tv Notas, No. 188). En este sentido, el doctor Amara cuestiona el término talk show, pues afirma que no se puede aplicar a emisiones en las que está ausente una verdadera conversación y, además, en las que se estimula al espectador con la agresividad y la violencia generada con pretextos superficiales. Son estas actitudes las que están supliendo en el televidente sus necesidades sicológicas de alivio a la depresión y al desencanto existencial, explica.
Estos programas televisivos utilizan la necesidad, muy válida y común en cualquier persona, de desahogo, de búsqueda de respuestas a problemas de los que nadie está exento, añade Amara. Lo malo es que pretenden ser una terapia de cinco minutos, hecha sin conciencia ética, con improvisación y mintiendo, porque no explican que los invitados están representando un personaje, no sus propios conflictos.
"Nadie puede, ni ante el más experto de los sicoanalistas, abrir su intimidad problemática de la forma tan inmediata como la que pretenden hacer pasar por real en esos programas. Sí se trata de gente no familiarizada con métodos de actuación, ese fue un recurso que ya utilizó el director de cine italiano Pier Paolo Pasolini al poner a actuar a gente del pueblo. La cuestión aquí es que no se advierte al televidente que se trata de una representación. Eso sería más honesto", concluye el especialista.
Para Federico Wilkins el programa que produce, Hasta en las mejores familias, es "una selva exuberante de emociones en la que florece, sin timidez, la diversidad de la especie humana". Esta serie es la que tiene mayor nivel de audiencia en relación con sus competidoras, según reportes del Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadísticas.
El ex productor del noticiero Ciudad desnuda, que transmitía en 1997 Televisión Azteca, explica que entonces catapultó el rating de aquella emisión porque "encontré un escenario muy intenso de realidades diversas, en donde el reto fue hacer noticia cambiando el rol de los protagonistas. La noticia siempre había sido rehén de los famosos, de los importantes, de los políticos, de los deportistas. Pero si uno sobredimensiona las historias de la gente común y le da un espacio en tv, el teleauditorio se identifica. Antes ni siquiera los reporteros apare- cían a cuadro".
ųƑY para cambiar esos roles es necesaria la promoción de la violencia?
ųƑViolencia? Mmmm... Me preocupa lo que dijo Sergio Sarmiento hace dos años: la violencia sin dolor, la que es entretenimiento puro y no despierta la inquietud de nadie para un análisis. Por ejemplo, la de la malvada de la telenovela que le pone una bomba al galán buscando su muerte; me preocupa la violencia de los dibujos animados, de las películas. Y me preocupa que se desaten discusiones en torno a programas como Duro y directo y, ahora, respecto a los talk shows, cuando a la gente no le molesta la violencia, sino los protagonistas. El debate se genera por el cambio de roles de quienes protagonizan el entretenimiento. La televisión diviniza a todo el que aparece en ella, y cuando aquellos que aparecen a cuadro no son importantes y protagonizan una hora de entretenimiento, se desata la molestia. Si el pastelazo se lo meten a Bill Gates a la salida de una convención todo mundo dice que es noticia, pero si el pastelazo se lo meten a un microbusero dicen: "šqué amarilla está la televisión!".
ųPero no todos los días se le da un pastelazo a Bill Gates. En cambio, actualmente existen nueve horas continuas de talk shows en pantalla.
ųSí, pero el punto no es la violencia. Las críticas a los programas son porque hay una histeria mediática entre aquellos que no aceptan que se hayan cambiado los protagonistas de la noticia. Por ejemplo, el programa de Silvia Pinal, Casos de la vida real, lleva 13 años al aire y el sábado pasado tuvo 26 puntos de rating. A la gente le sigue gustando porque presenta historias reales de la gente común, sólo que están protagonizadas por actores. šAh!, pero cuando los actores son las personas reales...
ƑFarsantes o actores?
ųEntonces, sí son actores quienes presentan cada caso.
ųEs idiotesco empezar a preguntar si Juanita es Juanita realmente, eso no tiene la menor importancia porque esa Juanita está en las circunstancias de la Juanita que está representando, razón por la cual las historias coinciden y desarrollan subtramas. Cuando uno produce programas de este tipo, los llamados farsantes o actores no son tales porque ellos no conocen a Stanislavski ni los planteamientos de Bertolt Brecht. En ese momento no están actuando, están representando su realidad y cuando se desatan son como bolas de estambre que ruedan, porque tiene que haber una continuidad en el debate que se crea entre ellos. Son los hilos de su vida lo que representan, no están siguiendo ningún guión, por eso digo: Ƒqué tan actores son? Los talk shows tienen más de 25 años en televisión y ese siempre ha sido el formato, hacerlo con personas que se prestan para representar una situación. Ningún productor va a cancelar un talk show porque no llegue uno de sus invitados, entonces, Ƒqué hacen si falta alguien y está el estudio lleno y las luces encendidas?
"Ese es el punto fascinante de este programa. No están representando a nadie, son ellos mismos. Tu puedes marcar patrones de conducta o historias, por ejemplo, decirles: 'usted es la suegra de este tipo que está acabando con su hija'. Y hay un momento en el que perdemos el control sobre ellos porque están desarrollando sus historias, es como perder contacto con la nave que se va a Marte. En ese punto, es absolutamente imposible dar un guión a una persona de esas, no se lo aprendería porque no tiene una formación actoral.
"Eso es lo que me fascina de esto: la capacidad extraordinaria que desarrollan, al instante, las personas que participan y empiezan a tejer unas historias maravillosas".
Polémica en Austria
Patricia Landino, Madrid, 24 de junio * El artista alemán Christos Schilgenisief provocó asombro en Austria con su parodia del programa de televisión El Gran Hermano, colocando en pleno centro de Viena, junto al teatro de la ópera Staatsoper, unos contenedores a manera de vivienda en los que 12 inmigrantes ilegales fueron asilados.
El público pudo observarlos, durante 12 días, hasta el 17 de junio, por las rendijas de la construcción, por monitores o a través de internet (www.wbfreetv.com). Los espectadores votaron por medio de un número telefónico quién de los 12 asilados saldría de la instalación cada noche, hasta dejar a un inmigrante, premiado con el matrimonio con un ciudadano austriaco voluntario.
Aunque el experimento enfrentó al público con la xenofobia y la manipulación de los medios de comunicación, entre otros agudos problemas sociales, tuvo aires de fiesta popular con el acompañamiento de una banda que con trompetas amenizó la inauguración.
Entre los participantes se encontraba una sicóloga iraquí de 44 años; un profesor de deportes kosovar de 37; dos periodistas de Zimbabue, uno blanco y otro negro; un mecánico nigeriano; una señora kosovar de 46 años; una periodista y un biólogo marino de China; una secretaria kurda; un obrero albanés y un estudiante de Camerún.
Algunos peatones comentaron su rechazo, y otros su simpatía ante las pancartas pegadas afuera del contenedor con las consignas de "Fuera los extranjeros", o "En Austria hay 300 mil des-empleados y 300 mil extranjeros", firmados por Jörg Haider, el líder de extrema derecha que llegó al poder con 27 por ciento por ciento de los votos austriacos, y las banderas del Partido Liberal, por el cual contendió.