LUNES 26 DE JUNIO DE 2000

* Astillero *

* Julio Hernández López *

Es tanta la necesidad que los mexicanos sienten de librarse del yugo que el PRI les ha impuesto durante siete décadas, y tanto el temor de que un nuevo triunfo tricolor mantenga los viejos vicios e inclusive los agrave, que muchos de esos mexicanos han cerrado con fuerza los ojos y se han lanzado a apoyar al candidato que creen tiene la mayor probabilidad de impedir seis años más de priísmo.

Débil y atrapado

No les falta razón a quienes temen un sexenio labastidista. Si Ernesto Zedillo ha sido un mal presidente, Labastida podría superar la marca, entre otras cosas por la debilidad política que le ha llevado a apoyarse de manera comprometedora con los segmentos más corruptos del priísmo tradicional.

El gobierno labastidista estaría (está) comprometido aún más que el del propio Zedillo, y las cuentas por pagar podrían ser más altas, entre otras causas por el creciente papel de influencia que el narcotráfico ha ganado en todos los ámbitos de la vida pública nacional, incluidos desde luego los del priísmo y los de la elite directiva.

Para frenar tal posible victoria priísta, los ciudadanos han tenido dos opciones principales: la de Vicente Fox y la de Cuauhtémoc Cárdenas. De ellas, ha ganado presencia y fuerza la del panista, apoyado en una campaña publicitaria intensa e inteligente, en la que ha jugado un papel esencial la personalidad, la vestimenta y el lenguaje del candidato.

La credulidad a toda costa

Y es tanta esa necesidad de encontrar un asidero para luchar contra el PRI, que una buena parte de los electores ha abdicado del ejercicio natural de la inteligencia con tal de mantener viva una esperanza contraria al partido tricolor. Tal fenómeno de credulidad ha sido adoptado no sólo por masas a las que el simplismo podría considerar poco educadas políticamente, incultas en esos terrenos, sino incluso en pensadores profundos y de renombre, como Jorge Castañeda, y en políticos y luchadores sociales identificados con la izquierda como, por citar uno, Joel Ortega (otros casos, como los de Porfirio Muñoz Ledo, Alfonso Durazo y Layda Sansores, obedecen a las razones más crudamente pragmáticas de la sobrevivencia política).

Esa credulidad extrema se niega a reconocer los graves indicios que muestran a Vicente Fox como un peligro igual o peor que el del labastidismo. Parapetados en la fórmula fácil de asumirse como agredidos por conjuras financiadas por el priísmo, los foxistas fanatizados de fin de campaña se niegan a aceptar que el candidato panista ha incurrido en actos política, jurídica y éticamente reprobables.

El dinero del patrón

Uno de ellos ha sido el del financiamiento extranjero que según pruebas documentales ha recibido su campaña, versión que no ha sido hasta ahora rebatida con pruebas o alegatos serios y objetivos sino con la salida demagógica de que tales señalamientos forman parte de una campaña de difamación organizada por el priísmo.

Los niveles de abatimiento a los que ha llegado el ejercicio de la inteligencia ha permitido que haya inclusive asesores y estrategas foxistas que se han dedicado no a negar la veracidad de los hechos denunciados, sino a tratar de desviar la atención del asunto principal, alegando que tales referencias públicas a las maniobras de triangulación en las que han participado empresas de los hermanos Fox y del jefe de finanzas del foxismo, Lino Korrodi, constituyen una violación al secreto bancario que debe castigarse y que mostraría el nexo entre el priísmo y los banqueros.

No ha negado el foxismo el asunto esencial de los presuntos mecanismos de lavado de dinero del extranjero, pero sí ha denunciado que entes obligados a guardar secreto habrían incumplido tal obligación. Podrían ser ciertas todas esas suposiciones, y deberían ser castigadas. Pero ello no deslegitima la acusación central: Fox recibió dinero del extranjero para financiar parte de su campaña o, como reconoció con gran tranquilidad Korrodi en una entrevista periodística, no para la campaña en sí, sino šsólo para la precampaña!

Una falsedad más en el Fobaproa: La famosa clave de acceso

Por si fuera de poca monta esa circunstancia que hace presumir lazos de dependencia con el extranjero (como los que también tiene el PRI, mediante sus históricas relaciones de entreguismo con el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Casa Blanca), el candidato Fox ha hecho de la contradicción y la mentira una forma natural de ser. Una de sus últimas andadas se cometió frente a millones de mexicanos, en aquel famoso debate de viernes por la noche, cuando el guanajuatense dio el golpe más espectacular de la jornada, entregando lo que se suponía era la clave del PAN para poder abrir los archivos del Fobaproa. Ya que uno de los puntos débiles de Vicente era la mención de que las empresas de él y su familia estaban en el Fobaproa (entre ellas la que fabrica sus famosas botas), el candidato quiso desvanecer toda sospecha de temor a la verdad al entregar aquella clave en manos del moderador, Ricardo Rocha.

Apenas pasadas unas horas del acto espectacular de entrega de la clave, pareció estarse frente a una nueva muestra de mendacidad. La clave aparecía borrosa en uno de los nueve caracteres que la componían. El PRD adujo de inmediato que se estaba en presencia de una nueva trampa. Fox no había hecho pública la clave, sino que la había entregado para que posteriormente se abriera. Una primera lectura haría sospechar que el panista había entregado la clave, en un sobre, con la esperanza de que no se abriera y que, en caso de abrirse, tuviese un error que dificultara o hiciera imposible su uso.

Saskatoon simplemente es una agradable ciudad

Los panistas se apresuraron a corregir el presunto error y dieron en firme la clave, en conferencia de prensa: Saskatoon. Esta columna de inmediato se preguntó si tal nombre no era una broma al estilo de las caricaturas de Tiny Toons o de Cartoon Networks.

En posterior entrega, se comentó la peculiaridad de que, a diferencia de las otras claves, que eran alfanuméricas (es decir, formadas por letras y números) y sin ningún sentido aparente, la del PAN parecía una bella flor de poesía entregada por el auditor del Fobaproa, Michael Mackey, al partido blanquiazul: el nombre de una pequeña ciudad canadiense de grandes méritos climáticos, educativos y productivos: Saskatoon, capital de la provincia de Saskatchewan.

Ahora ha resultado que tal clave no era la correspondiente a los deseados archivos secretos de Fobaproa, sino a otros, muy generales, a los que se ha dado amplia difusión. Según los tribunales internos del PAN, el responsable de la trácala sería el diputado Fauzi Hamdan, amplísimamente sospechoso de ser jefe de la mafia blanquiazul que pretende impedir el conocimiento público del asunto Fobaproa por encontrarse él, los Fox, los Medina Plascencia y otros panistas distinguidos inmiscuidos en su fango.

El verdadero voto útil (no fútil, ni inútil)

A favor de tal opción desesperada, de tal fierro ardiendo que podría desplazar al priísmo, es que quieren algunos mexicanos crédulos que se manifieste un presunto voto útil.

El carácter mentiroso, extranjerizante, voluble, necio, reaccionario, clerical e intolerante de Fox les parece cosa pasable si a cambio de ello nos libera del PRI. Ese voto, en lugar de ser útil, resultaría fútil o inútil. El verdadero voto útil será el que los mexicanos emitan por la única opción políticamente viable en estos momentos, la del fortalecimiento de la corriente nacionalista y progresista que no va a triunfar el 2 de julio, pero que será, con la fuerza que reciba, el único valladar posible, el único muro de contención, la más importante esperanza de resistencia y equilibrio frente al futuro sombrío que se daría con Labastida o al periodo de desequilibrio dictatorial que se daría con Fox. Pero de esa opción, de ese voto verdaderamente útil, hablaremos mañana.

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