DOMINGO 25 DE JUNIO DE 2000

 


* Angeles González Gamio *

Gozoso cumpleaños

La ciudad de México, ciudad de ciudades, se dice que es la más grande del mundo y con seguridad una de las más diversas. La habitan los más ricos y los más pobres. De alguna manera continúa dividida en castas: criollos, mestizos, extranjeros, indígenas, cada uno generando una distinta cultura y viviendo a la vez la de todos. ƑCómo se difunde y comparte la cultura en un lugar así?

Tras décadas de no tener su propio gobierno, hace tres años los defeños, capitalinos o chilangos (con cariño) escogimos a nuestras autoridades y representantes a la Asamblea. Esto planteó una serie de retos; entre otros, cómo hacer llegar las manifestaciones culturales al mayor número de capitalinos.

Con acierto, el jefe de Gobierno nombró al poeta, actor, director y promotor cultural Alejandro Aura, con el fin de que materializara la creación del Instituto de Cultura de la Ciudad de México, utilizando como base la estructura de Socicultur, organismo burocrático encargado de la cultura y el esparcimiento citadinos.

El asunto no fue fácil, pues como es lógico había muchas resistencias por parte de intereses añejos, no precisamente sanos; la furia se desató cuando el proyecto pasó para su aprobación a la entonces Asamblea de Representantes, de la que salió triunfante, consolidándose una entidad que se supone no podrá ser afectada por cambios gubernamentales.

El próximo martes el instituto cumple dos años de vida. El festejo será con una exposición de los trabajos realizados, y se va a llevar a cabo a las 8 de la noche, en el Museo de la Ciudad de México.

Los logros han sido muchos. Sobresale la creación de los libroclubes, que a la fecha suman 600, y se espera llegar a mil a fin de año. Funcionan mediante un original sistema, ya que son instalados lo mismo en espacios públicos como casas de cultura, sindicatos, parques, mercados, que en tiendas, casas particulares, peluquerías,
etcétera.

La finalidad es que niños y adultos obtengan prestado con facilidad un buen libro, simplemente para tener el placer de leer. Esto tiene una enorme importancia, ya que pocas acciones pueden transformar tanto al individuo como la lectura; así, todo lo que ayude a desarrollar ese placentero hábito, ayudará a que seamos una mejor sociedad.

Otra acción relevante del instituto ha sido el impulso dado al teatro; esta actividad se inició con una temporada de teatro en atril, lo que permitió llevarlo a todos los rincones de la ciudad, en las 16 delegaciones, con una buena respuesta del público; a la fecha han asistido alrededor de 50 mil personas.

Por otro lado, se puso en marcha el programa de teatro clásico griego, con obras magníficas, como Edipo en Colono, de Sófocles; Ifigenia entre los tauros, Medea y Las Bacantes, estas últimas de Eurípides, todas muy bien puestas y con la suerte de que aún están en cartelera. Paralelamente se llevó a cabo el concurso de teatro trágico griego, en el que se inscribieron 55 grupos de toda la República.

Muy exitosas han sido las exposiciones al aire libre, como las que se han llevado a cabo entre el follaje del amplio camellón del Paseo de la Reforma, en los rumbos de Chapultepec, en donde se muestran esculturas de los mejores artistas mexicanos, algunas de las cuales han quedado como patrimonio de la ciudad; vale la pena destacar las magníficas obras de José Luis Cuevas, Leonora Carrington y Gunter Gerzo.

La música, tanto la culta como la popular, también ha tenido una vasta promoción; el Zócalo ha sido anfitrión de conciertos de artistas de la talla de Pablo Milanés, Celia Cruz, Madredeus, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Compay Segundo y Mercedes Sosa. Estos acontecimientos han contado con el apoyo de empresas como Telmex, Mercedes Benz y Casa Domecq, entre otras. Un acierto fue haber recuperado la Sala Ollín Yoliztli, que el Departamento del Distrito Federal había entregado en 1983 al INBA. El instituto la recuperó y ahora funcionan allí, eficazmente, la escuela de música Vida y Movimiento, la de Iniciación a la Música y a la Danza, talleres de reparación de instrumentos, dos galerías, ocho orquestas delegacionales, nueve coros y cinco grupos residentes, además de dar servicio como sala de conciertos al público.

Se han realizado muchas otras actividades que sería largo enumerar, pero queremos referirnos al Seminario de Cultura y Desarrollo, que se llevó a cabo en el Museo de la Ciudad de México, con la participación de especialistas en distintas áreas. Así, se escucharon evocaciones del México prehispánico, visto como un gran teatro histórico, hasta la ciudad cibernética, todo ello a través de los ojos de escritores, antropólogos, comunicadores, arquitectos, historiadores, promotores de arte, diletantes y gastrónomos sibaritas.

Parte de los ricos resultados de ese encuentro se publicó en un libro que se presenta este lunes a las 7 de la noche en el Museo de la Ciudad de México, con la intervención de Pedro Ramírez Vázquez, Hugo Gutiérrez Vega, Miguel Sabido y la autora de estas líneas. Al finalizar, copetín de honor.

Para la merienda posterior, nada mejor que unos pambazos con su choricito, y de cierre un espumoso chocolate, acompañado de crujientes buñuelos nadando en miel de piloncillo. Sitio: el café de Tacuba, si no, Ƒdónde pues?

 

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