DOMINGO 25 DE JUNIO DE 2000
* No soy partidaria de la censura, pero sí de la calidad, dice García Silberman
La tv, en México, educa para entretener mediante la violencia
* Los talks shows, moda que se extinguirá por saturación, vaticina el productor Wilkins
* Arnoldo Kraus: los participantes en esos programas están ávidos de recibir ayuda
Mónica Mateos * ''Es una imbecilidad gigantesca" pensar que la proliferación de los talk shows se debe a los tiempos electorales porque ''es subestimar mucho la conciencia política de las personas. Los que dicen eso son unos acomplejados que demuestran un desprecio clasista", responde el productor Federico Wilkins a quienes piensan que no es una casualidad que hayan proliferado esos programas donde la violencia entre ''panelistas" estalla con facilidad y se muestran extrañados de que las autoridades no hayan reaccionado como lo hizo en 1997 el presidente Ernesto Zedillo.
Hace tres años, el primer mandatario llamó la atención a las televisoras en referencia a las emisiones donde la nota roja fue convertida en espectáculo. Wi lkins y Alexis Núñez (actual realizador de nuevo talk show de Televisa, Martha Susana) eran los productores del noticiario Ciudad desnuda, transmitido entonces por Televisión Azteca y, con el programa Fuera de la ley, hecho por Televisa, difundían, con lujo de detalles, noticias acerca de crímenes, accidentes, delitos menores y pleitos caseros.
El 17 de octubre de ese año, el jefe del Ejecutivo Federal exigió a los concesionarios de la radio y la televisión en México dejar atrás ''la obstinación por la violencia" y abstenerse de conferirle tanto acento al grado de que ''parecen querer exaltarla y alentarla".
Dos semanas después, la empresa de Ricardo Salinas Pliego anunció que, luego de más de dos años de permanecer en el aire, Ciudad desnuda sería retirada ''pese al éxito de la emisión y a su trascendental labor de informar al auditorio de la realidad existente en nuestra ciudad mediante el relato de historias verídicas".
Por su parte, Televisa lo único que hizo fue cambiar el título de su emisión por el de Duro y directo y atenuar la cantidad de crónicas policiacas, mezclándolas con notas escandalosas o de casos ''para Ripley".
Wilkins defiende el argumento de que la televisión no modifica conductas y que el público no es un ente acéfalo que copie todo lo que mira en la pantalla chica:
''La familia es la única formadora de valores porque existe un intercambio vivo que no reconoce como intermediario a los medios. Un niño no te cambia el jugar con un amiguito por ver televisión."
ųƑPor qué salió del aire Ciudad desnuda?, Ƒpor el llamado de atención presidencial?
ųNo lo sé, porque nunca tuve una conversación con el Presidente. Creo que ese programa desapareció por un fenómeno de saturación. La repetición del estímulo hace decaer la tensión. Igual ocurrirá con los talk shows, desaparecerán por saturación. Son modas.
ųƑY en qué punto están ahora?
ųDe esplendor. Estamos en el punto máximo de tensión.
Falta de ética
Uno de los libros de cabecera de Wilkins, al que acude frecuentemente durante la charla para reforzar sus argumentos, es Medios de comunicación y violencia, editado en 1998 por el Fondo de Cultura Económica. Se trata de un estudio realizado por las siquiatras Luciana Ramos Lira y Sarah García Silberman, quienes laboran en el Instituto Nacional de Siquiatría.
García Silberman comenta, en entrevista con La Jornada, que existe un problema de falta de ética en las televisoras al transmitir programas en los que la exhibición de la violencia tiene como único fin el lucro.
''Si se hace una lectura profunda de este incremento de talk shows en televisión, vemos que se ofrece entretenimiento morboso que sólo busca un beneficio económico. Si no pretenden ser formativos con estos programas, entonces se incurre en un problema de falta de ética porque presentar violencia siempre eleva los ratings", señaló la investigadora.
Añadió que convertir la violencia en espectáculo televisivo no es un fenómeno exclusivo de la sociedad mexicana, sino un modelo que se generó en Estados Unidos. ''La televisión sí es formativa y educa. Y en México nos ha educado para entretenernos con espectáculos agresivos. No es una moda pasajera. Con el transcurso de los años se modifican los estilos, pero los contenidos son cada vez más crudos ųpor llamarlos de alguna maneraų y a esto se suma que ahora los medios se aprovechen de una necesidad real de las personas por comunicar sus problemas con fines mercantiles.
''Es preocupante que esto ocurra. No soy partidaria de la censura, pero sí de las alternativas de calidad y de contenido, pues el problema no se resuelve con un cambio de horario o una modificación del lenguaje de los programas. No basta que exista un código ético sino que se implante más control y una mejor regulación de los contenidos. Esto lo debe exigir la sociedad por medio del Congreso o debería ser una iniciativa de las propias autoridades".
Todo sea por el amarillismo
En este sentido, Arnoldo Kraus opina que la televisión mexicana está en el punto más alto del amarillismo, pues ''utiliza el dolor humano y las necesidades de la gente por tratar de solventar ausencias, resolver querellas y dudas. Este gran hueco dentro de la estructura humana, el sufrimiento, la depresión y la gran melancolía convierte a los espectadores y a los participantes en los talk shows en personas ávidas de ayuda, al grado de que incluso se vuelcan en cualquier desconocido y éste puede emerger como figura buena o mala.
''El mal manejo de la información que hacen las conductoras genera esa especie casi de rito de esquizofrenia colectiva en la que, conforme transcurre el programa, la atmósfera de agresividad va subiendo; la gente entra en una especie de éxtasis y presenciamos una suerte de suicidio colectivo, pues al final todos quedan amedrentados".
Por otra parte, Wilkins explica que su programa Hasta en las mejores familias, cuyo rating se eleva de manera considerable cuando lo conduce Carmen Salinas, es tan sólo ''60 minutos de un elíxir delirante que no es más que un extracto concentrado de selva social, con el mágico toque de realismo que produce la ficción".
De mugres y televisión basura
El sociólogo peruano Fernando Vivas considera que la crudeza de la vida es la principal generadora de violencia en una sociedad y no la televisión. Sin embargo, programas como el que conduce su compatriota Laura Bozzo (Laura en América) y otros reality shows son un ejemplo de cómo la pantalla chica lleva al paroxismo la idea de la realidad como espectáculo.
''La televisión basura fue un concepto surgido en Europa para saludar el ingreso de temas mórbidos y mugrosos a su televisión la cual, hasta los años ochenta, se había visto libre de ellos. Pero en los noventa entran los talk shows como el de Jerry Springer en los que, al testimonio de la mugre, se suma la bronca en el set de la tele. Para rematar esta perversión, Laura Bozzo introduce una forma de tribunal inquisidor donde ella juzga, condena y, para colmo, pone ese saco de emociones con gran sintonía al servicio de un discurso político", explica el investigador en entrevista con el diario El Comercio, de Lima.
Para el autor de un capítulo del libro Les televisions du Monde, publicado en París, la tv se creó en el mundo occidental para vender mercancía y no para ser una prolongación de la escuela en casa, ''es cierto, pero por prudencia la sociedad tiene que vigilar los contenidos de la televisión en cuanto a los efectos que tenga sobre los niños y los padres tienen que ser responsables respecto de la exposición de sus hijos a la televisión.
''La tv siempre ha despertado ánimos censores porque nunca ha pedido permiso para ingresar a las casas. En Estados Unidos hay un mayor control del sexo en tv y por eso se ven películas cortadas. Sin embargo, ese puritanismo reprimido tiene la contraparte en un violentismo desaforado. En las sociedades escandinavas es al revés: la violencia preocupa más que el sexo. En las sociedades donde la represión sexual es mayor, los índices de violencia suben. Es decir, a más coitos menos violencia.
''La televisión peruana mientras más se adentra en los gustos de los sectores empobrecidos, se encuentra más peculiar y salvaje, menos exportable."
Para Vivas, desde su aparición en los años treinta, la televisión ''fudamentalmente ha vendido gente, porque el dueño del canal le dice al anunciante: 'aquí tengo un paquete de tantos miles de personas adultas más o menos educadas que son las que ven el programa de esta hora, Ƒte quieres anunciar en él?'. La tv siempre nos ha vendido. Siempre hemos sido su mercancía".
* Mónica Mateos *