SABADO 24 DE JUNIO DE 2000
Ť Un paro cardiaco le sobrevino durante el sueño
Murió Manuel Becerra Acosta, director fundador de unomásuno
Ť Forjador de periodistas, fue iniciador de la publicación que rompió el estilo añejo del diarismo de la época de la reforma política
Manuel Becerra Acosta, periodista y forjador de periodistas, director del diario unomásuno desde su fundación, en 1977, hasta 1989, murió ayer en la madrugada en el pueblo de Hinojedo (Cantabria, en España), víctima de un paro cardiaco que le sobrevino durante el sueño.
Dueño de una intuición periodística envidiable, Manuel Becerra tuvo una larga trayectoria en el diarismo, en el que realizó grandes trabajos como cronista parlamentario. Cultivó también géneros como el reportaje y la entrevista. En este último se recuerda, entre otras, una de las primeras que concedió el líder cubano Fidel Castro.
Fue hijo y nieto de periodistas. Su padre fue fundador y director de Excélsior -este último cargo entre 1963 y 1967- y durante años a Becerra se le consideró el heredero natural de ese diario, del que salió expulsado junto con el entonces director Julio Scherer, por el golpe de mano del presidente Luis Echeverría el 8 de julio de 1976.
Mientras Scherer fundó el semanario Proceso, con un núcleo de los profesionales que salieron de Excélsior, otro grupo siguió a Becerra Acosta para crear un diario que rompería, desde sus inicios, con el añejo estilo que marcaba al diarismo de esa época.
unomásuno fue, a partir de 1977, el espacio de la innovación y la imaginación como elementos centrales para el quehacer periodístico. Becerra entendió la reforma política impulsada por el viejo Jesús Reyes Heroles, y aliado con un luchador comunista y poseedor de vasta experiencia en labores editoriales, Carlos Payán, dio espacio por primera vez a la izquierda mexicana como protagonista de la vida política nacional y, por ende, generadora de información y denuncia.
De igual modo, Manuel Becerra atrajo a las páginas del unomásuno a articulistas desconocidos en esa época -como Héctor Aguilar Camín, Rolando Cordera, Octavio Rodríguez Araujo, Carlos Pereyra, Adolfo Gilly, Luis González de Alba, entre muchos otros- que por primera vez constituyeron un sector de escritores de izquierda en las páginas editoriales en un diario de circulación nacional.
Al mismo tiempo, en unomásuno se encontraban reporteros de larga experiencia, y otros de muy nuevo cuño, a los que el olfato periodístico y la puntillosidad de Becerra Acosta, impulsaba a la búsqueda de las entrañas de un México aún por descubrir y totalmente borrado del escaparate oficialista.
En esas páginas aparecieron de pronto, y contadas de otra manera, historias sobre las luchas obreras, la resistencia campesina y las insurrecciones centroamericanas, por citar sólo algunos de los temas de una agenda hasta entonces marginal.
Allí, se fundó también el suplemento cultural "Sábado", que en manos de Fernando Benítez, su hermanito, significó un trascendente aporte a las nuevas expresiones del arte y la literatura.
La fotografía y el cartón, tuvieron en el diario fundado por Becerra Acosta, otros modos de expresión.
Muchos escritores y periodistas del exilio sudamericano encontraron también en aquel medio un espacio para la creación y el testimonio de su historia y la de sus pueblos.
El impulso y compromiso de ese periodismo innovador, se continuó a partir de 1984, en La Jornada.
Pero al llegar al nuevo diario, Manuel Becerra venía de un largo camino en Excélsior, donde había sido reportero, editorialista, columnista político, secretario de redacción y subdirector.
Nacido en 1932 en la ciudad de México, poseía una mirada y un tono de voz que se imponían a cualquiera. La personalidad de Becerra Acosta, a veces rayando en la tiranía tenía, sin embargo, trances instantáneos de la extrema severidad a la ternura.
El grupo original de fundadores de unomásuno se fracturó en 1984. Becerra Acosta permaneció todavía cinco años más al frente de ese periódico. Al inicio del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, las presiones sobre su gestión y el cobro de adeudos bancarios y fiscales hicieron insoportable la situación.
El mismo admitió en 1989 en una entrevista con el periodista Carlos Marín, de la revista Proceso que aceptó un millón de dólares del gobierno federal a cambio de la propiedad y dirección del diario.
Forzado al destierro, radicó en Bruselas, Santander, París, hasta que concluido el sexenio salinista, retornó. La paradoja de estas existencias es que el ex presidente inició también su exilio y el periodista lo concluyó.
En ese periodo escribió cinco novelas.
Su obra publicada antes de 1989: Las primeras aventuras (1983); Dos poderes (1985); Triple función (1987) y Sucesión en la familia (1988). De regreso a México lanzó al público una novela más, Ni Romeos ni Julietas. Otras de sus obras son Cita en agosto, El aguijón de Jalatloco, Tic tac tic toc, y Los alacranes no entran por la puerta.
Además, a su regreso a México intentó fundar un nuevo diario Democracia, se llamaría con la participación financiera de Cuauhtémoc Cárdenas y Celeste Batel, Teresa Losada y Pablo Rulfo. Ese proyecto nunca vio luz.
Recientemente, escribía una colaboración semanal para Milenio Diario.
Manuel Becerra Acosta, deja seis hijos: Miriam Carolina, Amelia, Freya, Juan Pablo, Juan Alberto y Juan Rodrigo.
Precisamente Freya, informó que debido a trámites burocráticos con los forenses españoles y a la circunstancia de que se atraviesa el fin de semana, el cuerpo del periodista será repatriado hasta martes o miércoles. Indicó sin embargo que en su momento se darán detalles de las exequias.