SABADO 24 DE JUNIO DE 2000

Ť La intimidad se volvió, en los medios audiovisuales, un objeto más de consumo


El gran hermano mantiene en vilo a millones de espectadores en España

Ť Durante 90 días, diez personas conviven en un espacio vigilado por 29 cámaras y 60 micrófonos

Ť El público ayuda a crear el gran relato en el que todos nos podemos reflejar: Gerard Imbert

Patricia Landino, especial para La Jornada, Madrid, 23 de junio Ť Al pueblo pan y circo, pensaba algún gobernante romano. Incluso hoy, parece que no existe espectáculo que mantenga en vilo a tantos espectadores como el de la vida real. En España la llegada del programa El gran hermano causa tal furor, que logró la mayor audiencia en la historia de la televisión de este país. Sólo algún partido de futbol entre Real Madrid y Juventus ha superado, y no por mucho, a los diez millones de personas que engullen este culebrón de la vida real desde su salida al aire el pasado 23 de abril.

El gran hermano es la versión española del Big brother holandés, cuyos derechos compraron cadenas televisivas de Alemania, Inglaterra y Estados Unidos.

Se trata de un grupo de jóvenes que, previa elección de la televisora, se mudan a una vivienda en la que 29 cámaras y 60 micrófonos aniquilan casi cualquier intimidad posible. Durante 90 días, los diez participantes conviven sin posibilidad de salida, excepto una que ellos deben elegir cada quincena para abandonar el concurso. El que sobreviva dentro del espacio común ganará 20 millones de pesetas.

ƑEl que no quiera mirar, que no mire?

El gran hermano, difundido por la cadena Tele 5 como un experimento sociológico, ha roto patrones de preferencia que se mantenían desde hace cuatro años, pues en cuatro días logró que 70 por ciento de los españoles estén pendientes de cómo se desarrolla la convivencia entre los concursantes. ''Es un experimento mediático, sociológico, antropológico y empresarial. Consiste en saber cómo encaja y conviven juntos, que lo hacen así por su voluntad", expresó Paolo Vasile, consejero delegado de Tele 5.

El número de personas ansiosas por mostrar sus intimidades a las cámaras o ganarse 20 millones de pesetas asciende a 4 mil, de los que un grupo de sicólogos eligió diez. No es el hecho de que casi 10 millones de personas se sienten religiosamente frente al televisor durante dos horas al día lo que causa polémica. El debate que genera ese programa se centra en las implicaciones morales o éticas que una televisora, en busca de lograr el mayor número de espectadores, y con ello de anunciantes, muestre casi sin límite la vida íntima de los concursantes. Y, por otra parte, cuestiona que el contenido temático del programa con mayor convocatoria en el público sean las trivialidades y chismes de un grupo de jóvenes que se aislan del exterior.

El gran hermano es producto de la demanda de una sociedad ávida de este tipo de espectáculos y de la libertad para elegir los productos que consume. ''La televisión comercial es muy democrática porque tiene en cuenta lo que quiere el público, no como algunos intelectuales que viven fuera del mundo al que se dirigen", argumenta Vasile. Los propios televidentes defienden su derecho al entretenimiento y ''el que no quiera mirar, que no mire", ha dicho un espectador en uno de los debates en torno del polémico programa.

talk-show-2-jpg Pero, Ƒqué es lo que causa tal expectación en el público? ''El gran hermano no es un mero programa de televisión", dice Gustavo Bueno, catedrático emérito de filosofía.

''La importancia de El gran hermano deriva de que sus contenidos están vinculados a su carácter de televisión formal que ofrece un drama real impredecible (que podría eventualmente acabar en tragedia), ante un público que interviene con sus votaciones en el desarrollo del drama."

Por su parte Gerard Imbert, especialista en comunicación y autor de algunos libros sobre el tema, expresa que ''la intimidad es uno de los objetos que, desde hace poco, más proyección tiene en los medios audiovisuales, una intimidad vuelta espectáculo, como un objeto más de consumo".

El frenesí con el que 10 millones de seres en este país se involucran con las historias de personajes comunes y corrientes radica en que ''es un espacio de todos. Es la santificación de la audiencia -ese otro gran mito de la cultura mass mediática- como instancia de poder, como quien decide. El público ayuda a construir el gran relato en el que todos nos podemos reflejar, identificar o proyectar", opina Imbert.

Por un acuerdo de los participantes, en la versión española, es el público el que mediante un voto por teléfono decide quién sale del programa cada quince días.

Hay quienes consideran que estos espectáculos son producto de la exacerbación de un espíritu moderno obsesivo con la idea de transparencia en el trabajo, en la política, en los negocios y en las relaciones personales, que desemboca en ''perversiones comerciales como la de El gran hermano".

Las predicciones de George Orwell

Otros ven en este fenómeno el cumplimiento de las predicciones de George Orwell en 1984. En esta novela, el escritor inglés perfiló un mundo en el que Big Brother ''lejos de ser una instancia protectora, es una figura omnímoda del poder, un ojo-panóptico al que nada escapa, ni el más mínimo detalle de la intimidad de los hogares de los súbditos". El gran hermano te observa, vigila tus movimientos, repetía Orwell y plantea un sistema totalitario que controla a los ciudadanos por medio de cámaras que siguen al detalle su cotidianidad.

En opinión de Luis García Montero ''vivimos en un mundo vigilado, sin pudor, sin sentido de la dignidad, dispuestos a delatar y a competir, a diluir nuestra conciencia en la sombra canónica de la realidad, pero no por culpa de los mecanismos represivos de una dictadura, sino gracias a los códigos de la libertad, a las costumbres de la sociedad consumo".

Rosa Montero dice: ''Ya no necesitamos luchar por lo básico y, de repente, ya no sabemos cómo llenar el vacío dejado por la desaparición del poderoso afán de supervivencia: es como la calma después del huracán, en una sociedad occidental que tiende a enajenarnos y entontecernos".

Dos canales trasmiten durante 24 horas el acontecer dentro de la casa en la que viven los concursantes y una revista con un tiraje de medio millón de ejemplares, así como otras publicaciones y programas televisivos que comentan y analizan el acontecer diario de los concursantes. También un disco y un libro sobre El gran hermano salieron al mercado. Y hay por lo menos cinco direcciones en Internet que recogen imágenes, foros, críticas, quejas y felicitaciones. (La página oficial es www.granhermano.com. Para ver imágenes, se puede consultar http://supercdx.8m.com).

Tal revuelo propició el programa que alrededor de la casa donde viven los concursantes, construida ex profeso, en la que Tele 5 erogó mil 380 millones de pesetas, hay decenas de personas acampando para presenciar la salida de cada uno de los participantes. Incluso la Guardia Civil que patrulla el lugar detuvo a ''un activista proetarra" que irrumpió en la casa de El gran hermano gritando ''libertad a los presos de Soto del Real", una antigua prisión ubicada en la zona, según publicaron algunos medios de comunicación (El País, 01/06/00).

Pero las acusaciones de irresponsabilidad y falta de ética no han impedido que dicho programa siga batiendo récords. En España ya se prevé una segunda parte de este concurso que se estrenará en la primavera del 2001 y en Alemania se planea uno de tipo similar al que se exhibe en este país, pero donde los concursantes vivirán en una isla desierta. Y aún hay más. En el país ibérico se trasmite desde el pasado 2 de junio El gran polvo (se interpretaría como ''la gran cogida'').

El gran hermano llegará a su fin dentro de un mes. Por ahora Zeppelin, su productora en España, negocia la venta de los derechos a cadenas de la República Sudafricana y de Polonia.