VIERNES 23 DE JUNIO DE 2000
El gobierno de un líder carismático
* Abraham Nuncio *
Fernando Canales Clariond fue el primero de los llamados líderes carismáticos que aportó el neopanismo a la política mexicana. No se había formado ni en las luchas populares ni en la burocracia priísta. Su escuela fue la empresa y los organismos empresariales. Venía de otro mundo, como ha dicho Jorge Castañeda de Vicente Fox en un lenguaje salpicado de science fiction. Un nuevo mundo y, para el consumo fácil, con un aura de glamour.
Hombre rico, filtraba la idea de que riqueza y honestidad eran un binomio newtoniano. Sus receptores, una clase media justamente hastiada de la corrupción y la impunidad del partido gobernante, despolitizada por este mismo y convencida por los grandes empresarios ųen muchos casos sus patronesų de que si en alguien podían confiar era en ellos, dieron por bueno ese binomio.
Impulsor de la mercadotecnia política, Canales Clariond aparecía tanto sosteniendo un arado (duro contra el populismo) como luego participando en una carrera vistiendo shorts y camiseta o trepando al Cerro de la Silla.
Figura atlética, voz impostada, actitud agresiva, todo en él se conjugaba para darle a su discurso de ganador dimensión de futuro gobernante. Un fraude descomunal y el todavía indoblegable poder del PRI, salvo en ciertos espacios políticos menores, le impidieron consumar su primer intento de llegar a la gubernatura de Nuevo León en 1985.
Doce años después, el avance de la oposición panista, el desgaste del PRI, la alianza de Ernesto Zedillo con sus primos y socios ųdueños con él del consorcio IMSAų hicieron posible su triunfo.
Un triunfo al que se le empezaron a advertir destellos pírricos antes de que asumiera el poder. Su participación en Abaco-Confía, el grupo financiero que se sumó a los escándalos bancarios por los que será recordado el régimen de Ernesto Zedillo, parece un asunto pendiente de aclaración.
El 13 de junio, Canales Clariond rindió su tercer Informe de gobierno con las manos vacías. La reforma del estado, para la cual se montó una Mesa de Diálogo Político, ha sido un fiasco empezando por la elemental división de poderes en la que tanto insistió y ųtenaz, sobre todo en campañaų sigue insistiendo el PAN. Canales ha ejercido un control mayor que el de sus predecesores sobre el Congreso local a través de la fracción panista, que es mayoritaria, y de la propia bancada priísta de la cual es líder su consuegro. La del PRI ha resultado, en esas condiciones, una oposición fungosa y patética.
Canales prometió que el procurador sería designado por las dos terceras partes del Congreso. Ya en el poder nombró procurador por sí y para sí a un allegado suyo contrariando sus frases de campaña: ''un estado donde impere la justicia, se acabe con la impunidad y se combata de raíz la delincuencia''. Le faltó decir que en la milpa ajena.
Prometió también que su gabinete sería plural. No lo es. Prometió que el secretario de Educación sería un maestro. Nombró a otro allegado ajeno no sólo al magisterio sino al ámbito educativo. Prometió que el contralor sería un militante distinto de su partido. No fue así.
Prometió en sus Siete Retos: ''una sociedad en la que los más necesitados sean primero y se combata la extrema pobreza'', y por tanto desarrollar el sur del estado. Allí muchos campesinos se alimentan de ratas y para ellos está cancelada la esperanza.
En materia legislativa, el gobierno de Canales no ha hecho demasiado y lo hecho se distingue por sus aspectos regresivos; el ejemplo más claro de esta tarea fue la penalización del aborto: en sí, un castigo a las mujeres pobres; aquéllas que tienen recursos usualmente van y abortan en Estados Unidos sin ningún problema.
La llamada ''rebelión fiscal'', el acto de fuerza que quiso ostentar para conseguir mayores recursos de la Federación, se evaporó de sus declaraciones inopinadamente al poco tiempo de haberla iniciado.
En materia de obras públicas, gracias a la gran deuda heredada de los gobiernos priístas que su primo Benjamín Clariond incrementó a costa de espacios públicos y en beneficio propio, nada importante ha realizado.
Al contrario, aquéllas que planea concluir no tienen un carácter prioritario, como la construcción de la llamada Cruz de Calatrava y una autopista al interior de la antigua Fundidora, que debía ser un parque y tener un museo tecnológico, para traer a Monterrey las carreras de autos de la serie Cart.
Entre sus Siete Retos destacó: ''una relación entre gobernantes y gobernados en la que nos hablemos con la verdad''. Verdades a medias y mentiras crasas han sido vertidas por sus subordinados en torno a esa autopista patrocinada por 14 trasnacionales que piensan hacer el negocio de su vida pervirtiendo con ello la vocación del Parque Fundidora.
Con el gobierno panista de Canales, en Nuevo León la alternancia en el poder se ha desprestigiado. El desprestigio alcanza la pretensión irracional de confundir líder carismático con gobernante prudente y entregado a su pueblo. El líder carismático que fue Canales en campaña, se disipó aun antes de acceder al gobierno del estado y su lugar lo ocupó un funcionario opaco, frívolo y distante.
En Nuevo León circula a gran velocidad un dicho popular: ''También la reserva es cambio''. *