Un particular dona libreta con bocetos del artista oaxaqueño
Tamayo, cuaderno de apuntes
Merry Mac Masters * El 23 de noviembre de 1999 fue llevado al Museo Rufino Tamayo un cuaderno tipo escolar con apuntes del pintor oaxaqueño, además de unas hojas sueltas, para su registro en el inventario de dibujos del maestro que allí se elabora con miras a integrar un catálogo razonado.
Juan Carlos Pereda, curador del recinto, habla de aquel hecho que desde el primer momento provocó creciente entusiasmo: ''Casi armamos una fiesta aquí cuando ese coleccionista nos dejó ver el cuaderno original".
Tras revisar las hojas de la libreta, con escenas de un mercado y cuyos protagonistas, en su mayoría, son mujeres, el especialista en Tamayo advirtió que había unos dibujos ''muy sencillos", usados con posterioridad para un cuadro o mural más complejo.
Este ''regalo maravilloso" para la investigación consta de 44 dibujos inscritos en 29 folios de un modesto cuaderno escolar completo, fragmentos de otro más con formato rayado, una hoja de papel membretado de un hotel en Nueva York y otro pliego de un cuaderno escolar blanco. En un acto de encomiable generosidad el coleccionista, cuyo nombre no fue revelado, también aportó fotocopias a color de los dibujos y luego cubrió el gasto de tomar las fotografías profesionales de la obra.
Estudios del artista
Uno de los apuntes de la libreta consiste en tres mujeres, de espaldas, platicando, con cuatro canastas en primer plano, y del cual se conoce ''cuando menos otras dos versiones de formato más grande". Con seguridad, continúa el entrevistado, Tamayo fue seducido por el dinamismo de este grupo que después reprodujo en dibujos más grandes, aunque no muy terminados, que están en la colección de la familia del artista. Otras hojas contienen figuras que luego se individualizan en gouaches. También hay estudios de mujeres con canastas y flores que desembocarán en el mural Homenaje a la raza india, pintado en 1952.
El óvalo de una mujer de espaldas encierra la ''magia" del dibujo tamayesco, lleno de expresividad, de fuerza, de movimiento y de ritmo. El artista, dice Pereda, con un solo gesto de la mano retrata toda la gracia y el equilibrio de aquella fémina que porta la canasta sobre la cadera.
En otro dibujo se distingue con claridad una anciana vendedora que, vista de perfil, lleva la mano izquierda a la barbilla, mientras con la derecha se apoya en el borde de una canasta. Otra mujer ''embarazada" adquiere una dimensión ''casi de escultura" en un dibujo plano, de muy pocas líneas y cuyos pliegues de la falda están delineados con trazos algo más gruesos que el resto del entorno. Agrega el curador que aquí sólo falta el ''sonido" para revivir del todo estas escenas de mercado realizadas hace medio siglo o más, pero que conservan una ''vigencia pasmosa".
Luego, en unas hojas del mismo tamaño y tipo de papel, pero rayadas, se encuentra el primer boceto para el mural El hombre (1953), que Tamayo pintó para el Museo de Arte de Dallas, Texas, y que el año pasado vino al Rufino Tamayo con motivo del centenario del nacimiento del maestro.
Aquí el personaje del futuro mural ha sido dibujado dos veces como un cuerpo fornido, rotundo, que hace un esfuerzo sobrehumano por alcanzar algo, ya sea su proyección ''universal, humanística, intelectual o de trabajo", idea expresada en principio por la posición de las piernas: la derecha se extiende hacia su cabeza, composición que cambiará en la obra final.
Propuestas de murales
Unas hojas del hotel neoyorquino The Hampton House le sirvieron al artista para una primera propuesta del mural que Mathias Goeritz le había pedido para el espacio multidisciplinario El Eco, que finalmente no se hizo y en cuyo lugar fue ''transcrito" un dibujo de Henry Moore.
Aunque los esbozos no están enumerados, para Pereda tal vez se han sintetizado dos figuras que se reflejan mediante la palabra del eco en ese espacio virtual creado por Tamayo.
En ese momento y desde finales de los años cuarenta, el creador estudiaba la teoría de la relatividad y releía La deshumanización del arte, de Ortega y Gasset, uno de sus libros de cabecera que guardó y subrayó. Al parecer existe un dibujo más elaborado del mural, incluso ha sido publicado, que Pereda busca desde hace tiempo.
También hay un par de bocetos para el mural América, hecho en 1955 para el Second National Bank of the Southwest de Houston, Texas. En 1993, cuando fue subastado por la casa Christie's lo quiso adquirir el Museo Tamayo, pero no les fue posible.
En los dibujos se observa cómo el muralista trabaja la idea del mestizaje cultural mediante la fusión de las razas blanca y negra, además del empleo de elementos como la cruz cristiana y Quetzalcóatl.
Por último, y en la misma hoja de un esbozo más complejo del mural, está el boceto para un cuadro en verdad ''delicioso", de esos paisajes cósmicos que podrían ser monumentales a pesar del pequeño formato, anota el especialista. La obra final Constelación (1958), óleo y arena sobre tela, realizada en gamas de gris, pertenece a la Galería López Quiroga y fue uno de los 12 cuadros que fueron robados y recuperados a principios de 1999.
El cuaderno de apuntes de Tamayo se exhibe en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca. Pereda, quien escribió un texto para la muestra, desea que después se pueda exhibir ésta en el DF. Sería ocasión propicia para traer ''otros dibujos" de la colección de la familia de Tamayo, relacionados con los de la libreta.