JUEVES 22 DE JUNIO DE 2000

Tema obligatorio

 

* Jean Meyer *

Es tema obligatorio hablar de las elecciones mexicanas del próximo 2 de julio cuando se siente en el aire nacional algo como la angustia de la joven mujer primeriza a vísperas del parto. šMetáfora!, šmetáfora! De la joven democracia y de su parto, que en un descuido puede terminar en --otra metáfora-- parto de los montes.

Me perdonarán el abuso, pero no resisto a la tentación metafórica, vean: "No es raro observar el miedo que la gente tiene a caerse. Pero caerse es algo que les ocurre incluso a los mejores competidores de patinaje artístico; otro tanto sucede en la vida diaria. Lo importante es saber caer sin hacerse daño. ƑEn qué consiste una caída indolora? Se trata de una caída dirigida, es decir, que al ver que perdemos el equilibrio, dirijamos nuestro cuerpo hacia el lado en que sabemos que la caída será lo menos perjudicial posible. Al caer aflojamos los músculos y nos encogemos al tiempo que nos protegemos la cabeza. Una caída que se desarrolle de acuerdo con estas indicaciones no es peligrosa, por el contrario, el intentar evitarla a todo trance constituye a menudo la causa de caídas dolorosas, aquéllas que se producen en el último instante y sin preparación". (Z. Osinski y W. Starosta: Patinaje sobre hielo)

Obviamente nuestros gobernantes, su partido y su candidato presidencial no han leído a los maestros polacos de patinaje artístico y de velocidad, y si se caen les va a doler mucho. Al darse cuenta del peligro no cambian ni de velocidad ni de postura; al contrario, aceleran en su vieja práctica y gritan: "šquítense! o nos caemos todos". Y asustan, lo que nos remite al miedo de la joven primeriza.

El PRI tiene miedo de caerse; el PRD tiene miedo de caerse; el PAN tiene miedo de caerse. Posiblemente el único que no tenga miedo sea Vicente Fox, porque en realidad no pertenece a ningún partido y, en ese sentido, es incontrolable. De ganar Fox, los tres partidos citados sufrirían una crisis muy seria, fácilmente positiva para PRD y PAN: una mutación acelerada, terriblemente difícil para el PRI, como para todo partido del poder. Vean el Partido Comunista ruso o la democracia cristiana italiana. Cuando pierde el poder, si no se reforma --cosa que muchas veces le es genéticamente imposible-- se muere.

La izquierda no debería tenerle miedo a Fox y no debería dejarse arrastrar ni a la tentación de escuchar la sirena priísta ("mejor nosotros que el faxista") ni a la caída con un PRI derrotado. Hoy en día cualquier Lenin de café puede analizar y profetizar sin riesgo de equivocarse: nos encontramos en febrero (de 1917, a la hora de la caída del zarismo) y hay que votar para el pequeño-burgués Alejandro Kerenski-Fox para que no pueda regresar el pasado; luego vendrá octubre (julio 2006) que verá nuestra victoria. O si prefieren una metáfora más reciente en la historia: Vicente Fox vencedor podría ser el Adolfo Suárez mexicano de la transición que llegaría a su parto feliz con la victoria, unos años después, de un Felipe González mexicano, aún por encarnarse.

Febrero precede de manera inevitable a octubre. Sin febrero, no hay octubre; se congela el tiempo, se para un reloj que en México se ha inmovilizado demasiado tiempo. *