MARTES 20 DE JUNIO DE 2000

* Adolfo Gilly *

Cárdenas en la UNAM

Cuauhtémoc Cárdenas llevará a la UNAM, el 22 de junio, su campaña por la Presidencia de la República. Es su derecho, como el de todos los candidatos. Invitarlo es también el derecho de quienes quieran escucharlo, allí o en cualquier otro lugar del territorio nacional. Estas verdades tan obvias en una democracia, no lo eran tanto en los tiempos del rector Jorge Carpizo, que en 1988 montó una gigantesca campaña de firmas de profesores e investigadores denunciando que la presencia de Cárdenas en la UNAM violaba la autonomía universitaria.

Costó mucho trabajo y esfuerzos de los universitarios el hacer valer ese derecho, como para ahora renunciar a él bajo la amenaza de posibles provocaciones. Por millares irán los universitarios, profesores, estudiantes, trabajadores a la explanada de rectoría, que al fin y al cabo la UNAM es de todos y cada uno es dueño de ir a donde quiera, para escuchar lo que le dé su gana. La UNAM seguirá abierta al debate de las ideas y de la razón y seguirá rechazando el discurso de la violencia, cuya expresión más acabada fue la entrada de la PFP en las instalaciones universitarias.

Estas fueron las razones que dimos, junto con Imanol Ordorika, en la reunión de académicos en la que se acordó sumarse a la invitación escrita que ya otros profesores e investigadores habían firmado para proponer a Cuauhtémoc Cárdenas su visita a la universidad. Estaremos, pues, el jueves 22 de junio al mediodía en la explanada de rectoría.

Dicho lo anterior, quiero agregar las siguientes consideraciones, algunas de las cuales enuncié en pocas palabras en dicha reunión.

1) No estoy de acuerdo con la presencia del PRD, del PRI o de cualquier otro partido político como fuerza organizada en busca de espacios de poder en la UNAM. La mayor violación permanente de la autonomía universitaria es el estrecho control del PRI sobre los órganos de gobierno de la UNAM, la designación de los rectores por decisión de la Presidencia de la República y el uso de la rectoría como trampolín político.

2) Considero en cambio que el PRD tiene el derecho y la obligación de fijar sus posiciones sobre los problemas de la educación y de la universidad. Desde abril de 1999, critiqué la ausencia de pronunciamientos públicos de la dirección del PRD sobre la huelga de los estudiantes de la UNAM, la mayor movilización de resistencia social a la política neoliberal en los últimos años. Esa ausencia de definición derivó en varias prácticas políticas nefastas. El PRD, como partido, abandonó a la UNAM en su hora de prueba. El precio que ha pagado se lo ganó a pulso. Por mi parte, desde 28 de abril de 1999 publiqué en La Jornada, si mi archivo es fiel, 18 artículos sobre el conflicto de la UNAM, no como miembro de partido alguno sino como universitario y escritor.

3) Durante los preparativos evidentes para la entrada de la PFP en la UNAM, junto con Imanol Ordorika nos pronunciamos contra la participación en el plebiscito de rectoría, alertamos que esa consulta era para legitimar el uso del garrote y exigimos después, desde el primer día, la libertad incondicional de todos los presos universitarios, en divergencia pública con posiciones del CEN del PRD.

4) Desde marzo de 1999 me declaré en contra de las propuestas de alianza electoral con el PAN, partido vasallo del régimen del PRI, aliado a éste desde el salinato en la defensa común de la política llamada neoliberal. Sostuve que aliarse al PAN era subordinarse a esa política; es decir, no unificar a la oposición sino abandonarla. Mi posición al respecto fue abrumadoramente minoritaria en los órganos dirigentes del PRD hasta la ruptura de las negociaciones con el PAN. Dicha posición fue expuesta en La Jornada el 21 de agosto de 1999, en un artículo titulado "La frágil alianza".

5) Macario Schettino, ex colaborador de Cuauhtémoc Cárdenas en el Gobierno de la ciudad de México durante los años 1998 y 1999, tuvo a bien recordar hace poco en la revista Proceso (21 mayo 2000), en un artículo en el que invita a votar por Fox, que el Consejo Nacional del PRD del 22 al 23 de agosto votó por continuar las negociaciones con el PAN, por 175 votos contra cinco. Agrega: "No recuerdo que el PRD tuviera nunca una votación tan mayoritaria. Entre los cinco votos que pierden está Adolfo Gilly, quien va contra la alianza, y me imagino que interpretando la posición de Cárdenas". Recuerda bien Macario, y se lo agradezco, pero imagina mal. Cuando decide pronunciarse sobre cuestiones de fondo y de principios, mi experiencia me dice que Cárdenas no se hace interpretar por nadie: lo dice él mismo. En el caso que Schettino menciona, mi posición fue personal e individual, una de las razones que explican su soledad casi total. Por otra parte, no me parece correcto asignarme el papel de intérprete de nadie.

6) Mi razón y mi experiencia me dicen que la gente vota por ideas y programas que ve encarnados en partidos o en personas, mientras los políticos y los politólogos, cuyos hábitos y educación los llevan a no ver jamás a la gente, suelen orientarse por cuestiones relacionadas con la distribución política del poder. El impresionante repunte actual de la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas comenzó a partir del momento en que sus propuestas, sus mensajes y sus actitudes lograron conectar con las expectativas concretas, las aspiraciones y las esperanzas de los pobres y los menos pobres, los olvidados, los de la clase media empobrecida, los agraviados de todos los niveles, los humillados, los hartos de las mentiras del régimen, de las inveteradas complicidades del PAN y de la soberbia de los poderosos y sus guaruras de todo pelaje y condición. Ese repunte comenzó a patir de ese día de marzo, en Acapulco, en el que Cárdenas les dijo a los banqueros las verdades que todos querían escuchar. No se ha detenido desde entonces.

7) No soy integrante del comité de campaña presidencial de la Alianza por México, como por error ha sido publicado, aunque más de una vez haya dado allí mis opiniones. Tampoco soy asesor de Cárdenas. No habría en ello desdoro, pero no es así. Somos amigos, hemos compartido posiciones y luchas verdaderas y acostumbramos decir aquello que pensamos. No hace falta más para afirmar una colaboración de iguales entre personas honestas. En lo que a mi toca, mis ideas sobre el cardenismo están escritas, desde 1971, en La revolución interrumpida, en disidencia con casi toda la izquierda de esos tiempos. Las he afinado en escritos posteriores, pero no las he variado.

8) He podido asistir a varios mítines de la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas, los más recientes en Villa Hermosa y en Morelia. Viví la campaña de 1988, desde febrero en La Laguna en adelante. Impresiona lo que uno hoy vuelve a ver. No son sólo las plazas llenas. Es el fervor que viene desde la gente misma, es la terquedad de los pobres y de los menos pobres en sus propias convicciones, es la esperanza hecha ira y hecha angustia, es el no cejar ante los ricos, los soberbios y los poderosos. "Pa'que cejamos", como decía Pancho Villa en su campaña de Chihuahua. Las urnas dirán hasta dónde esa marea popular de fondo logra arrastrar a otros sectores ayer proclives al PRI y hasta dónde alcanza a romper las complicidades ambiguas de las cuales se nutre la fugaz alianza de ocasión en torno de la derecha conservadora del PAN. Pero, quienquiera que gane, en las urnas y después de las urnas, con esa fuerza deberán hacer las cuentas todos, porque no lograron disolverla ni frustrarla.

Estaré el jueves próximo en la UNAM para recibir a Cuauhtémoc Cárdenas y escucharlo como un universitario más que el 2 de julio votará por él.