LUNES 19 DE JUNIO DE 2000
Ť Alta explotación laboral de migrantes: Sin Fronteras
Por faltas administrativas deportan a residentes de EU, acusa ONG
Ť El color de la piel o el apellido hispano, motivos de detención, asegura
Angélica Enciso /II y última Ť El color de piel o tener apellido hispano pueden ser factores suficientes para que en Estados Unidos un migrante sea detenido o al menos investigado. En Chicago, por ejemplo, 88 por ciento de quienes son arrestados para ser deportados son mexicanos, aunque ahí la colonia más importante de indocumentados es de polacos.
Además, son violatorios a los derechos humanos los cambios en la legislación estadunidense de 1996, en los que se establece que un residente de ese país puede ser procesado y deportado por delitos que pueden ser incluso sólo una falta administrativa. Esto constituye un doble proceso y va contra las leyes internacionales, advierte Fabienne Venet, de la organización Sin Fronteras.
Se pone a los migrantes como criminales y para los ciudadanos estadunidenses es un lugar común pensar que el narcotráfico, el tráfico de indocumentados y la migración ilegal son delitos del mismo nivel, señala.
En Chicago, la mayor colonia de inmigrantes es de polacos y en segundo lugar está la de mexicanos, situación que no se refleja en las detenciones, ya que en redadas realizadas entre 1996 y 1997, 96 por ciento de los aprehendidos fueron hispanos, lo cual reafirma que las autoridades actúan en forma discriminatoria, explica el informe La vulnerabilidad estructural, derivado de una visita que expertos de organizaciones de derechos humanos de México hicieron a esa ciudad entre el primero y el 4 de octubre de 1998.
Destaca que de acuerdo con funcionarios del SIN de ese distrito, cerca de 88 por ciento de quienes son arrestados para ser deportados son mexicanos, el dato de 1998 es claro. De 2 mil 229 personas repatriadas, mil 889 eran mexicanos, 30 salvadoreños, 31 guatemaltecos, 29 indios y 48 polacos.
El análisis que realizaron basado en reuniones con migrantes y autoridades estadunidenses destaca que la aplicación de la legislación migratoria de ese país, en la que se establece la detención y deportación obligatorias de residentes permanentes legales por haber cometido delitos o recibido sentencias por ello, viola la legislación internacional como la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos.
Los delitos considerados pueden ser desde los relacionados con drogas, hasta el haber conducido en estado de ebriedad y faltas de tránsito y se aplica retroactividad a la fecha en que esta legislación entró en vigor, por lo que las personas con residencia que hayan cometido alguno de esos hechos, pueden ser procesadas y deportadas sin derecho a apelar, precisa el documento.
Se encontraron casos de personas que tenían 10 o 20 años como residentes y ya habían sido repatriadas a México. De 2 mil 229 extranjeros deportados por el SIN del distrito de Chicago en 1997, sólo mil 656 tuvieron audiencia ante un juez de migración; la mayoría salieron por ''órdenes administrativas'' y algunos ''renunciaron'' a su derecho a audiencia, indica el documento.
Para los detenidos la situación es aún más difícil, ya que en entrevistas que los expertos sostuvieron con ellos, revelaron que el SIN no les había facilitado visitas de las autoridades consulares, aspecto establecido como obligatorio en la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares.
En relación con la situación laboral, el documento establece que los indocumentados están sujetos a una explotación cotidiana por sus condiciones vulnerables. Los principales problemas que encontraron fueron salarios por debajo del mínimo; dificultades en obtener representación sindical y en negociar acuerdos colectivos; y la proliferación de agencias de contratación de ''trabajo por día''.
Generalmente, agrega, los salarios son inferiores a lo establecido y no se les pagan horas extras; pero a pesar de esta situación los trabajadores no están dispuestos a presentar quejas y en caso de hacerlo son pocos los abogados que aceptan representarlos.
Señala que para un indocumentado la forma más fácil de emplearse es a través del "trabajo por un día", mediante lo cual una agencia coloca a la gente en el sector manufacturero o en servicios. Como ejemplo menciona a la empresa The Manpower, la cual es una de las más grandes de Estados Unidos y se encarga de enviar a los trabajadores al patrón con salarios mínimos, aunque generalmente el empleador paga más que eso y es la agencia la que se queda con la diferencia.
Con este mecanismo, abunda el análisis, los trabajadores no generan antigüedad, no tienen seguridad en el empleo, carecen de seguro de salud y de vacaciones, pues no generan derechos ante las empresas una vez que legalmente el contratante es la agencia.
Este aspecto beneficia a las compañías, ya que pueden hacer las contrataciones de acuerdo con sus necesidades de producción y se ahorran el pago de prestaciones. El pago de éstas aumentaría sus costos entre 20 y 30 por ciento sobre el salario base, añade el texto.
Otro beneficio para el empleador es que carece de responsabilidad por violaciones a disposiciones migratorias, ya que la sanción sería para la agencia que es la encargada de la contratación. Todos estos aspectos laborales que deben enfrentar los indocumentados también constituyen violaciones a legislaciones internacionales, advierte el informe que fue realizado por Fabienne Venet, de Sin Fronteras; Mariclaire Acosta, de la Comisión Mexicana para la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos; Oscar González, de la Academia Mexicana de Derechos Humanos; Blanca Villaseñor, de la Coalición por la Defensa del Migrante de Baja California, y Manuel García Urrutia, del Frente Auténtico del Trabajo.
El perfil del migrante mexicano
Datos del SIN indican que 85 por ciento del total de la inmigración clandestina procede de 15 países, de los cuales en primer lugar está México, seguido de El Salvador, Guatemala, Canadá y Haití.
De los indocumentados mexicanos, 80 por ciento son adultos varones y generalmente tienen entre 20 y 35 años de edad, provienen de Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Zacatecas y Sinaloa; pero últimamente se han sumado residentes de Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Distrito Federal, Hidalgo y Querétaro. De ellos, sólo 6 por ciento es analfabeto y la mayor parte cuenta con educación primaria o secundaria.
De las mujeres migrantes, que constituyen entre 15 y 20 por ciento del total, más de 50 por ciento concluyó la secundaria; 3.2 cuenta con carrera universitaria y 2.2 por ciento con carrera técnica; y al igual que en los hombres, su nivel educativo rebasa la media nacional, ya que tan sólo 4 por ciento es analfabeta, indica el análisis Migración en la frontera norte, elaborado por el Albergue Juvenil del Desierto de Mexicali, la Casa del Migrante en Tijuana, y el Centro de Apoyo al Trabajador Migrante de Mexicali, entre otras organizaciones.
En relación con los niños migrantes se encontró que son generalmente hombres, con edades de entre 15 y 17 años. De ellos, 50 por ciento concluyó la primaria y 26 por ciento la secundaria, además de que la mayor parte de ellos tiene antecedentes laborales a pesar de su corta edad.