LUNES 19 DE JUNIO DE 2000
Ť En política hay que saber ganar y perder, dice
Insta Sandri a candidatos a aceptar resultados electorales
Ť El cardenal Rivera exhorta a los mexicanos a estar unidos
José Antonio Román Ť A dos semanas de que se realicen las elecciones presidenciales, el nuncio apostólico Leonardo Sandri expresó el deseo compartido de los mexicanos de que los candidatos y los partidos políticos acepten los resultados del próximo 2 de julio, independientemente de quien resulte triunfador o derrotado.
En la política, afirmó el nuncio, "hay que saber ganar, pero también hay que saber perder". Advirtió que la violencia nunca es deseable ni camino eficaz para resolver un conflicto. "Con la violencia no se consigue nada y en esto está la responsabilidad de los candidatos: saber aceptar los resultados y exhortar a todos a aceptarlos".
Entrevistado al término de la misa que ofició el cardenal Norberto Rivera Carrera en la Catedral Metropolitana, el nuncio de nacionalidad argentina dijo que corresponde a los mexicanos juzgar y dar su voto según su propia conciencia y el conocimiento que tengan de los programas de los candidatos.
"Inducir el voto, acto inmoral"
Respecto a las denuncias de coacción o inducción del voto en favor de determinado partido o candidato, señaló que este es un acto "inmoral" que atenta contra el prójimo y ofende a Dios. "Lo que pasa es que no todos, quizás, conozcan el Evangelio y los mandamientos de Ser Supremo, pero una persona debe ser honrada y limpia".
-ƑSe comete un pecado al estar lucrando con la miseria y comprando votos?
-Esa es una acción que no está de acuerdo con lo que Dios nos enseña; no hay que lucrar con la miseria humana.
-ƑSi hubiera fraude se esperarían conflictos el día posterior?
-Esperemos que las autoridades del Instituto Federal Electoral y el mismo Tribunal (Electoral del Poder Judicial de la Federación) sepan dar razón del proceso y que ojalá y todos acepten los resultados con serenidad porque "hay que saber ganar y hay que saber perder".
Por su parte, el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, durante la misa exhortó al pueblo de México a no dejar que las diferencias, los egoísmos, los partidos, las ideologías y las clases sociales rompan la unidad y solidaridad que como cristianos debemos reflejar siempre.
El cardenal Rivera, quien la noche del pasado sábado recibió en su domicilio particular al candidato presidencial priísta, Francisco Labastida Ochoa, recordó que los hombres y mujeres fueron creados a imagen y semejanza de Dios, que integran una comunidad, y por eso se debe vivir en familia, en las organizaciones intermedias, en la Iglesia y en la sociedad.
"Armonizar lo personal con lo comunitario es ser fiel a las enseñanza del Evangelio; somos distintos como las divinas personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo), pero llamados a vivir en unidad. No dejemos que nadie y nada nos divida", dijo el cardenal Rivera en su mensaje dominical.
Nuevas disposiciones para sacerdotes
Por otra parte, en el semanario católico Desde la Fe, editado por la Arquidiócesis de México, se informó que el cardenal Rivera emitió nuevos ordenamientos de derecho particular relacionados con nombramiento, traslado, remoción y cese de los párrocos, con el próposito de mejorar el servicio pastoral.
Por ejemplo, a partir de estos ordenamientos, que entraron en vigor en mayo pasado, se establece que la permanencia del prelado en una misma parroquia será, como norma general, de seis años sin exceder de 12 en forma continua.
Además, los vicarios acordarán en el Consejo Episcopal el traslado de los sacerdotes. Empero, el cardenal se reservará los cambios que requieren de una solución especial y, sin embargo, establece el decreto, todo el traslado obedecerá a razones pastorales. La Arquidiócesis de México está dividida en ocho vicarías.
Antes de cualquier traslado, la parroquia debe quedar libre de gravámenes y los empleados liquidados conforme al derecho laboral.
En cuanto a la remoción, el derecho establece que "cuando, aun sin culpa del interesado, el ministerio de un párroco resulte perjudicial o al menos ineficaz, deberá ser removido conforme a las normas del derecho canónico, teniendo siempre actitudes de caridad".
Los párrocos, una vez cumplidos los 75 años de edad, presentarán su renuncia y el cardenal arzobispo, una vez ponderada, la aceptará o diferirá. Aceptada la renuncia, el Consejo Episcopal, en su oportunidad, nombrará a cada uno de ellos como párroco emérito.