LUNES 19 DE JUNIO DE 2000

* Sólo quienes se sienten derrotados pregonan fraudes, dice

Será la elección "más limpia" de la historia: Labastida

* Férreo control del Estado Mayor Presidencial durante el acto político

Ciro Pérez Silva y David Aponte * La jornada del 2 de julio será la más limpia y equitativa de la historia de México. ''Sólo quienes ya saben y se sienten derrotados pregonan fraudes anticipados, que sólo existen en su imaginación o en su desesperación'', sostuvo Francisco Labastida Ochoa ante casi 150 mil personas que llenaron el Zócalo en su primer cierre de campaña.

En respuesta a los recientes mensajes de sus adversarios Cuauhtémoc Cárdenas y Vicente Fox, quienes ya adelantaron que no reconocerán los resultados de las elecciones presidenciales si hay fraude, el abanderado del PRI aseguró que los comicios serán transparentes y cada voto será depositado en forma libre y secreta.

''Más de 800 mil mexicanos, escogidos al azar, integrarán las mesas de las casillas; son gente honrada, trabajadora, como ustedes. Sólo a un irresponsable o a un loco se le ocurre descalificar a quienes han recibido el honor de estar en las casillas y contar los votos el próximo 2 de julio'', advirtió.

Labastida se refirió también a las encuestas de salida que realizarán empresas estadunidenses y sostuvo que la elección se ganará con los votos de los mexicanos, no con el trabajo de las compañías extranjeras. ''Que quede muy claro: solamente los mexicanos haremos la elección y solamente los mexicanos validaremos los resultados'', afirmó.

Horas antes de la llegada del candidato priísta, la plancha del Zócalo capitalino estaba repleta y en ella se distribuían de manera muy clara los sectores tradicionales. Por un lado los obreros, con un amplio grupo de ferrocarrileros que hizo sonar silbatos de tren y cornetas de aire comprimido; por otro los campesinos, y cerca de Catedral los del sector popular priísta.

Control extremo del EMP

Desde Fray Servando y Paseo de la Reforma, hasta calzada de Tlalpan y Eje Central, decenas de camiones ųincluyendo algunos con propaganda del PANų rodearon el Centro Histórico, que quedó a su vez cercado por vallas e integrantes del Estado Mayor Presidencial (EMP), que no dejaban pasar a nadie que no portara el gafete correspondiente.

El acto fue controlado en extremo. Ni siquiera cuando el Presidente de la República realiza alguna actividad oficial en la Plaza de la Constitución hay tanta seguridad. La propia cúpula priísta padeció la cerrazón de los militares.

El ex presidente del tricolor, Rafael Rodríguez Barrera, no podía cruzar una de las vallas colocada en la calle Moneda, a un costado de Palacio Nacional y de Catedral. No faltó quien dijera que se trataba del mejor ejemplo de la división entre el nuevo y el viejo PRI, aunque al final el ex dirigente logró pasar cuando los reporteros tiraron la barrera.

Algunos cayeron al piso luego del forcejeo; uno de ellos fue el gobernador de Durango, Angel Sergio Guerrero Mier, igual que uno de los coordinadores de prensa de la campaña de Francisco Labastida Ochoa, Héctor Gandini, así como algunos comunicadores.

Mientras, los invitados especiales y los miembros del gabinete entraron por Corregidora para ser colocados en la tribuna ''A'', sitio predeterminado para los integrantes del CEN y del Consejo Político Nacional. Hasta ese lugar le llegaron los reclamos por la desorganización a Emilio Gamboa, quien no hizo caso y se acomodó junto a los secretarios de Estado de la actual administración.

Mariano Palacios Alcocer, Herminio Blanco Mendoza, Miguel Limón Rojas, Carlos Jarque, Romárico Arroyo Marroquín, Arsenio Farell Cubillas, José Antonio González Fernández, José Angel Gurría Treviño, Carlos Ruiz Sacristán, Eduardo Robledo Rincón y Luis Téllez Kuenzler alcanzaron lugar cerca del templete principal, al igual que los gobernadores Miguel Alemán Velasco, Antonio González Curi, René Juárez Cisneros, Fernando Moreno Peña, Tomás Yarrington Rubalcava, Angel Sergio Guerrero Mier, Arturo Montiel Rojas, Manuel Angel Núñez Soto, Fernando Silva Nieto, Melquiades Morales Flores y Armando López Nogales.

En otro templete la actriz Carmen Salinas, ahora conductora de los polémicos programas de televisión denominados talk show, animaba el acto político con gritos de ''Ƒpor quién vamos a votar?'' y la masa respondía con un tímido ''por Labastida''. La mujer decía que el candidato del PRI es el único que tiene la confianza del pueblo, porque es ''gente bonita y amable''. Los otros, en referencia a Fox y Cárdenas, ''son una bola de corruptos, son unos mamones''.

Gracias, don Fernando...

Labastida llegó a la plaza del Zócalo a las 11:02 y a lo lejos saludó a los invitados de la sección ''A''. Efusivo, se apretaba las manos en señal de afecto y, en especial, se dirigió al candidato al Senado por Veracruz y ex secretario de Gobernación: ''Muchas gracias, don Fernando (Gutiérrez Barrios)''. La deferencia fue recibida con una sonrisa del viejo político. Detrás del veracruzano, José Angel Gurría Treviño hacía desesperados intentos por llamar la atención del abanderado priísta agitando una camiseta y una gorra blancas.

Satisfecho, Labastida recorrió con la mirada la concentración, los dirigibles con su apellido en color verde y las gigantescas mantas que colgaban de todas las fachadas del Zócalo, a excepción de Catedral y Palacio Nacional. El político se detuvo momentáneamente en una, la que colgaba a todo lo largo con su rostro entre los edificios del gobierno del Distrito Federal y Cabildos, divididos por la avenida 20 de Noviembre.

En el templete principal el aspirante presidencial y el candidato a jefe del Gobierno capitalino, Jesús Silva Herzog, estuvieron acompañados por tres mujeres, todas ellas vestidas de rojo. María Teresa Uriarte de Labastida, Hildegard de Silva y Dulce María Sauri Riancho, quien tuvo a su cargo el primer discurso.

''Hoy, con la presencia y el júbilo de ustedes, estamos demostrando en la capital de la República la fuerza del PRI, la calidad y la fortaleza de nuestras organizaciones, la convicción de nuestros militantes'', arrancó la dirigente del PRI.

Luego, hizo una breve apología de su partido. Destacó que es el único instituto político que eligió a su candidato a través de una consulta, siempre pensando en México y en los intereses de la sociedad; es, dijo, el partido de la democracia y de la legalidad y sus militantes están aquí para refrendar su fe en la democracia y su confianza en las instituciones.

Sauri Riancho pidió a todos los priístas del país que realicen ''la más amplia movilización de la que se tenga memoria'' para llevar a Labastida al Palacio Nacional el próximo 1o. de diciembre.

Siguió Silva Herzog con un breve mensaje, que no causó entusiasmo entre los miles de asistentes. Una vez más insistió en que él sí va corregir los problemas de la urbe. ''Estoy decidido a enfrentar los intereses y las inercias del pasado para poner orden en la ciudad y llevarla con paso firme a un renacimiento''.

Antes de finalizar su breve discurso, pidió a los asistentes que gritaran ''šduro, duro!'' y que esa consigna ''retumbara'' en la ciudad como señal de que Labastida y Silva Herzog ''van a gobernar''. Nadie le aplaudió, sólo una mujer, desde la parte más alta de la sección ''A'' le gritó: ''šViva Chucho!'', ante la indiferencia de los invitados especiales.

El último orador fue Labastida y desde el inicio señaló que va a ganar las elecciones presidenciales, cuyo proceso, aseguró, no podrá ponerse en tela de juicio. Su mensaje también estuvo dirigido a sus contendientes Cárdenas y Fox.

''Vamos a ganar porque a la historia nadie la detiene, menos aún puede echarla para atrás la ambición de quien la ignora'', expresó en clara alusión al guanajuatense, para concentrarse luego en ponderar ampliamente la transparencia que tiene el proceso electoral.

La observación, bienvenida

''A la legalidad de nuestras instituciones nos atenemos. De nuestra victoria serán testigos los mexicanos y millones de gentes (sic) que van a ver nuestra elección en todo el mundo. A los que van a venir a México, bienvenidos al país, serán testigos de una elección sin tacha y de la victoria de nuestro partido''.

El sinaloense expuso que ni en los avances de la Revolución ni en las conquistas sociales se dará un paso atrás ''ni para tomar vuelo'', porque queremos beneficios para todos y no solamente para unos cuantos.

''Desde este balcón que está a mi espalda, desde el Palacio Nacional, el partido de la Revolución, nuestro partido, volverá a comunicarse con el pueblo de México. Porque vamos a ganar, los invito desde hoy a nuestra próxima cita: nos vemos la noche del 2 de julio para festejar nuestro triunfo. Aquí nos veremos también el próximo 1o. de diciembre, cuando entremos a Palacio Nacional...''

Labastida cerró su mensaje con otra alusión a su adversario panista: ''Las puertas de Palacio Nacional siempre estarán abiertas al pueblo, porque este Palacio tiene dueño, este Palacio ni se vende ni se renta, ni por 15 minutos lo rentamos, este Palacio es del pueblo, así seguirá siendo siempre...''

El candidato se despidió de la gente con los dos pulgares en alto, mientras volaban miles de papelitos y globos con los colores de la bandera. Enseguida, el político posó para los reporteros gráficos, dejando como fondo la gran concentración.

Furor por Juan Gabriel

Pero el tan controlado acto se le fue de las manos a los encargados de la vigilancia, cuando hizo su aparición Juan Gabriel con su canción No tengo dinero. Labastida ocupó un lugar en la sección ''A'' para escuchar al artista, mientras la gente derribaba las vallas para colocarse cerca del templete donde el cantautor se movía de manera cadenciosa.

Algunos más se acercaron al candidato priísta para entregarle documentos y pedir que firmara gorras. El ex clavadista (olímpico) Carlos Girón, metido ahora a jefe de guardaespaldas, daba instrucciones para que ningún personaje ''sospechoso'' se pudiera acercar a Labastida.

Una señora que llevaba una lista con los nombres de los damnificados de Chalco fue retirada de manera violenta por un sujeto que igual obedecía órdenes de Girón que de Gamboa, Luis Téllez o Carlos Ruiz Sacristán. El individuo también golpeó al reportero Javier González Chumacero, de El Heraldo de México, cuando le preguntaba al secretario de Energía si le gustaban las canciones de Juan Gabriel.

Francisco Labastida Ochoa abandonó la Plaza de la Constitución después de cantar casi a dúo con Juan Gabriel ųcada uno en sus respectivos templetesų la tonada ''ni el PRD ni el PAN, el PRI es el que va a ganar... Ni Témoc ni Chente, Labastida Presidente...''