* Importante reducción en el caso Hoyo de la dona
México pudo ganar 15% de mar patrimonial al negociar con EU
* Ambos gobiernos deben discutir la extracción de hidrocarburos
Jesús Aranda * En la negociación entre mexicanos y estadunidenses sobre el Hoyo de la dona, ubicado en el polígono oriental en el Golfo de México, el país perdió la oportunidad de incrementar hasta 15 por ciento su mar patrimonial, debido a la "desaparición" de los mojones de tierra Punta Arenas e Islote Bermejo, los cuales quedaron bajo el agua al momento de la medición y no pudieron ser tomados como referencia; así, los límites de nuestro país se redujeron con respecto a las expectativas originales.
De acuerdo con fuentes oficiales que participaron desde 1997 en las negociaciones, finalizadas hace unos días con la firma oficial de un acuerdo transfronterizo sobre recursos naturales, se determinó que de los 17 mil 190 kilómetros cuadrados en disputa, a nuestro país le corresponderá 61.78 por ciento y a Estados Unidos 38.22. El margen de error en esta medición es de 15 metros.
Además quedó pendiente por negociarse la forma en que se explotará el petróleo que comparten las dos naciones, esto con el propósito de que los acuerdos alcanzados se reflejen en los beneficios de la explotación del hidrocarburo.
Los funcionarios explicaron que si bien quedó definido que a México le corresponde 61.78 por ciento de lo que está en el mar y en su subsuelo (los yacimientos de petróleo), ambos gobiernos deberán negociar la forma en que se extraerá el hidrocarburo que comparten. Y aquí, el gobierno mexicano tiene el reto de lograr que se establezcan mecanismos de control y verificación suficientes para que se cumpla en los hechos con los términos del acuerdo.
Precisamente, para evitar sorpresas desagradables, los negociadores mexicanos lograron establecer en la línea marítima transfronteriza, una franja de 2.6 kilómetros de cada lado como una zona restringida en la que no se podrá extraer crudo, por lo menos durante los próximos 10 años.
Al preguntar a los funcionarios por qué se acordó establecer la franja de 2.6 kilómetros, explicaron que la tecnología actual para extraer crudo no es capaz de "succionar" petróleo de un lado hacia el otro. No obstante, la Armada de México vigila ya esa zona marítima, para evitar que las riquezas naturales de la nación sean explotadas ilícitamente.
Además, al establecer la prórroga de 10 años, se logró también "ganar tiempo" para que Pemex pueda adquirir equipo de explotación marítima en yacimientos de más de 3 mil metros de profundidad.
En todo caso, señalaron los funcionarios, el gobierno mexicano tiene el reto de garantizar que la explotación de esos yacimientos sea conforme a la Constitución, porque Pemex es la única institución facultada en nuestro país para ello; pero al compartir ambas naciones los yacimientos, México deberá impulsar una legislación que precise los límites de la exploración y explotación de esos recursos transfronterizos, para que todo se haga conforme a nuestro marco legal..
Además, afirmaron que "tendrá que hacerse un acuerdo nuevo de negocios; en todo caso, lo que se acordó es algo nuevo para nosotros y en el futuro "no se debe de bajar la guardia, ni perder lo ganado", alertan.
Apego a la Convención del Mar
El inicio de las negociaciones no fue fácil, las reuniones bilaterales requirieron de la elaboración de estudios de ambas partes sobre el área marítima que ocupa el polígono occidental del Golfo de México.
De forma indirecta, el gobierno de Estados Unidos debió reconocer de facto la Convención del Mar, la cual establece de entrada que las disputas marítimas entre dos países se pueden resolver cuando no están a más de 350 millas de la costa, situación que cumplía el territorio en disputa.
México fijó su postura para protegerse ante un país más poderoso, al lograr que los acuerdos se apegaran a lo establecido por la Convención del Mar, lo cual fue aceptado por estadunidenses, pese a que no ha ratificado aún este instrumento internacional.
La Secretaría de Marina y el INEGI situaron los puntos para la medición del territorio en disputa, y finalmente fueron tomados en cuenta el arrecife Alacranes, Punta Arena y Cabo Catoche; mientras que la otra parte estableció como referencia Lousiana, las Islas Derniers y Free Port.
Además, gracias a que una partida de infantería vive regularmente en las islas del Arrecife Alacranes y en Punta Arena, nuestro país "extendió" su mar patrimonial de 200 millas a partir de estos puntos.
Esto finalmente se tradujo en que nuestro país incrementó en 10 mil 620 kilómetros cuadrados su zona económica exclusiva ųcon los acuerdos del Hoyo de la donaų, los cuales se suman a los 3 millones 150 mil kilómetros cuadrados en los que México tiene dominio sobre aguas y subsuelo marítimo.
Pesar a que la parte mexicana consideró como un triunfo diplomático el acuerdo final, los funcionarios reconocieron que fueron infructuosos los esfuerzos por "alargar" más nuestro territorio. Es decir, cuando la partida de la Armada de México se dirigió a los islotes denominados Punta Arenas e Islote Bermejo se encontró con que los dos mojones de tierra habían quedado cubiertos por el golfo. De acuerdo con la Convención del Mar, era imposible tomar estos puntos como base para la medición de límites.
De haber perdurado estos islotes, hubiéramos obtenido más de 76 por ciento del territorio en disputa, comentaron los funcionarios. Ambos gobiernos también deben iniciar negociaciones sobre los límites transfronterizos entre Tamaulipas y Texas en el golfo, pues se sabe que en esta zona hay yacimientos de petróleo, que estarían en condiciones similares a las del Hoyo de la dona, alertaron los expertos.