LUNES 19 DE JUNIO DE 2000

 


* José Cueli *

El toreo se esconde

En la plaza de toros de las Ventas, en el centro del viejo Madrid encantado, se escondió este año el palpitar del toreo y no apareció en la famosa feria de San Isidro. El ritmo de toreo se fue de juerga a olvidarse de la degradación del toreo actual ųtoros inválidos, o toreros pegapasesų, y ya en plena parranda a evocar las leyendas que le dieron su grandeza ante el fulgurante resplandor de los ojos de las guapas en los tendidos.

El ritmo del toreo en el cargar de las suertes, lo mismo en la verónica, la media verónica, el pase natural o la estocada a volapié con ritmos de alegría y pasión, parece estar aprisionado entre las piedras de esas calles madrileñas, estrechas y serpenteantes, esos palacios enormes y silenciosos que hacen brotar en las noches de bohemia torera los recuerdos de ese tiempo ido con las faenas de los inmortales del toreo.

Las grandes faenas que se vuelven leyenda, forjada por la cálida imaginación, expresadas en crónicas taurinas, esculturas, pinturas y en imaginarios espacios de evocación. El calor de los vinos hace que la mente encuentre mágicas huellas evocadoras de una media verónica, sólo una, de brillo cegador en el desafío a la muerte. Todo lo contrario de las interminables.

En la quietud bruja de la noche, cuando las lámparas a media luz acompañadas del himno de los cigarros nos desconectaban de la realidad, se iluminan los rincones de la memoria para evocar esos recuerdos toreros llenos de poesía y misterio. El enigma torero de lo inesperado, que se vuelve presente en el mágico hechizo de lo efímero.

30 festejos taurinos en la feria madrileña, en la que volvió a ser el torero rejoneador, don Pablo Hermoso de Mendoza el amo del redondel, con su arrogante figura a caballo, satisfecho de haber podido añadir una nueva temporada triunfal a su corto pero brillante historial en el toreo.

En la misma forma que en la última corrida llamada de "beneficencia", El Juli enloqueció a los madrileños con su gracejo juvenil y un quehacer torero que pule día a día, o que una nueva cara, El Califa, consiguió a su vez salir a hombros de la plaza, y nuestro Zotoluco llamar la atención por su soberbia destacada.

Y es que Madrid es Madrid y pese a la invalidez de los toros, éstos son muy serios, y, en ocasiones encastados ųese de Adolfo Martín y los Victorinosų y su público exigente como ninguno. Es por eso que los triunfos en la plaza de las Ventas representan la consagración o hundimiento de los toreros El Juli, Manuel Caballero o Morante de la Puebla ƑSerá por eso que el toreo se escondió este año en Madrid?