LUNES 19 DE JUNIO DE 2000

* La demora de la policía fue la causa de que falleciera, acusan sus compañeros


La muerte ganó a El Berna, niño de la calle de la Guerrero

* Pereció ahogado tras amoniarse y a fuerza querer mirar el agua pestilente del sótano donde vivía

Susana González Gutiérrez * En tres distintos intentos, todos desesperados e infructuosos, por evitar que El Berna se ahogara, sus amigos (Campos, Ernesto y El Musa) se lanzaron al agua sucia que inunda desde hace años el sótano del derruido y abandonado edificio del Servicio Postal Mexicano (Sepomex), ubicado a un costado de la estación Buenavista de Ferrocarriles Nacionales y que es utilizado como refugio por una veintena de niños en situación de calle.

Ni siquiera El Musa, un africano de 24 años que convive con ellos, pudo alcanzar el cuerpo del niño, que flotaba inconsciente y boca abajo hacia la parte más profunda del sótano, debido a que lo frío del agua le produjo tales calambres en el cuerpo que no pudo continuar nadando y los niños, que lo sujetaban con un lazo, tuvieron que jalarlo de regreso para evitar que también se ahogara.

Ya nada pudieron hacer e impotentes no les quedó más remedio que mirar cómo Bernardo García Cruz, de 11 años de edad --quien había estado "amoniándose y a fuerzas quería ver el agua"-- se hundía entre la basura y la oscuridad del lugar, mientras seguían esperando que la policía atendiera el llamado de auxilio que, aseguran, hicieron desde el primer momento, a las 16:30, cuando el menor cayó al agua.

Pero, acusan, los policías se tardaron un chorro en venir y luego, cuando llegaron los bomberos, pasó mucho tiempo más para que pudieran sacarlo con una lancha; cuando por fin lo hicieron el niño ya estaba muerto porque Berna pasó más de media hora debajo del agua".

El hecho ocurrió el jueves 15 de junio --el mismo día en que las aguas negras inundaron la unidad habitacional Ejército de Oriente, en la delegación Iztapalapa-- y siete bomberos de la estación Tacuba fueron los encargados de acudir al lugar para rescatar a Bernardo, de quien se sabe que abandonó a su familia, que radica en Chimalhuacán, desde que tenía siete años de edad, pero sólo recientemente comenzó a drogarse y aunque sabía leer y escribir, su nivel educativo era equiparable al segundo año de primaria.

La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) refirió en el informe nocturno del jueves pasado que los patrulleros de la unidad 13027 del Sector 13-Cuauhtémoc fueron notificados a las 16:50 horas de que "en un predio de la esquina de Aldama y Camelia, colonia Guerrero, se encontraba el cadáver de un menor de aproximadamente 12 años de edad, de los llamados niños de la calle, (que) quedó atrapado en el sótano, que por las fuertes lluvias se comenzó a inundar."

Sin embargo, tanto los amigos de Bernardo como vecinos del lugar aseguraron que son ya muchos años los que lleva inundado el sótano de casi cuatro metros de profundidad de lo que fue hasta antes del terremoto de 1985 la Administración 46 de Correos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), e incluso algunos colonos manifestaron que hace poco más de dos años otro menor de edad murió de igual manera.

Ubicada casi en contra esquina de una tienda de artesanías y vigilada en diferentes turnos hasta por cuatro policías auxiliares contratados por Sepomex, la construcción de cuatro niveles sólo conserva los muros de la planta baja y de una parte del sótano, mismo que se convirtió en una fosa de aguas negras y basura como puede apreciarse desde las rejas que dan a la calle.

Convencidas como El Musa de que Bernardo seguiría vivo si se hubiera actuado a tiempo, Erika y Lani, amigas del menor al que conocieron este año al coincidir en un periodo de estancia en Casa Alianza --una asociación dedicada a atender a niños en situación de calle-- insistieron en que "los muchachos primero pidieron ayuda al policía de aquí, pero no les hacía caso".

Al hablar de El Berna, lo hacen como si no hubiera muerto: "el morro es bien lindo, chaparrito, él nunca se pasa de lanza con nosotras como los otros", señaló Landi, de 15 años de edad, aunque aparenta menos, y quien al igual que sus otros compañeros conservaba hasta el fin de semana la esperanza de que el niño estuviera vivo porque "nos dijeron que estaba en el hospital en coma".

Al enterarse de su muerte temieron que su cuerpo fuera a ser incinerado, "mejor que nos lo den, no tienen por qué quemarlo Ƒpor qué? No por que sea niño de la calle tienen que hacer lo que quieran con él, nosotros lo podemos velar". Sin embargo, por la intervención de Casa Alianza la familia de Bernardo pudo sacar el cuerpo del Servicio Médico Forense para trasladarlo a Chimalhuacán. Pero sus amigos, quienes en su mayoría fueron trasladados ese mismo día a un albergue de la delegación Cuauhtémoc y posteriormente a Casa Alianza, ya no tuvieron oportunidad de verlo: "ƑCómo no lo vamos a extrañar?", dice Landi con la vista clavada en el piso.