* Astillero *
* Julio Hernández López *
Francisco Labastida recibió este fin de semana el mensaje aprobatorio de "su" cardenal, Norberto Rivera Carrera.
El jefe de la Iglesia católica mexicana recibió el sábado, por la tarde, en su domicilio particular, al candidato del PRI, quien fue acompañado de su esposa, Teresa Uriarte. El hábil político duranguense que usa sotana y que es precandidato (a Papa), advirtió que "no debe haber fraude ni debe haber calentamiento del ambiente para no obedecer el mandato popular del voto". ųƑY entonces cómo evalúa la advertencia de Vicente Fox de que no aceptará los resultados si la diferencia no es de 10 puntos? ųpreguntaron los filosos reporteros. ųEs muy claro lo que acabo de decir: si la democracia establece que se gana con un voto, hay que respetar el voto ųcontestó de inmediato el cardenal. ųƑUn voto es suficiente? ųinsistieron los comunicadores. ųEs más que suficiente ųsentenció el guía moral de millones de mexicanos.
La parábola de los paraguas
Labastida y su esposa aseguraron que tienen una larga amistad con Rivera Carrera, a tal grado de sentir un metafórico sentido de propiedad: "...es mi cardenal, es el cardenal de nosotros, de mi mujer y mío...", dijo el sinaloense.
Al final de la plática sabatina nocturna, que duró una hora, y dado que llovía, los guardaespaldas del candidato priísta pretendieron arrebatar un paraguas a un reportero de televisión que cubría el acto, pues a ellos se les había extraviado una de las tres prendas que llevaban y no encontraron mejor sistema de compensación que intentar un rápido robo de urna (perdón, de paraguas) para proteger a sus patrones. Lo bueno es que su excelencia, el señor cardenal, ya no se dio cuenta del incidente, y ya no pudo pronunciarse respecto a si, acaso, también en esto un paraguas puede hacer la diferencia.
La bella época
Al otro día, domingo, el licenciado Labastida vio cómo las mejores épocas del PRI tradicional revivían en el Zócalo de la ciudad de México y sus alrededores. Acarreos como en la bella época. Camiones y más camiones (3 mil, calcularon algunos reporteros), miles, decenas de miles de quienes ahora son llamados con eufemismo modernista "transportados".
Allí en ese escenario de presunto triunfalismo desbordado, Labastida pronunció su sermón dominical, a imagen y semejanza del que él a su vez había escuchado la noche anterior: "Sólo a un irresponsable o a un loco se le ocurre descalificar este proceso electoral".
Clavillazos, payasos, corruptos y mamones
Nadie pudo, sin embargo, pronunciar un respetuoso amén para cerrar con broche púrpura el mediodía labastidista que obligó a cerrar el primer cuadro de la capital del país durante largas horas. Porque antes de las sacras palabras mayores (las de Labastida, el candidato condenado a la victoria patriótica, y las de Jesús Silva (Herzog) Flores, el candidato condenado al sacrificio en aras de las nuevas alianzas), la cola del diablo había aparecido con fuerza en ese mismo altar tricolor laico.
Fueron palabras de mujer, pero no de Dulce María Sauri, sino de la animadora del acto, la torreonense Carmen Salinas, quien llamó "clavillazo", "loco" y "payaso" a un candidato que usa "cinturonzote y botas" (sin decir su nombre). Otros candidatos que fueron del PRI (es de suponerse que Cárdenas y López Obrador), y que habrían sido desechados como basura por este partido (según la conductora del programa de chismes calientes llamado "Hasta en las mejores familias"), serían "una bola de corruptos y de mamones".
Juan Gabriel, el divo de la diversidad, cerró el acto cantando. Ni su imán fue suficiente para mantener hasta el final a los transportados, quienes emprendieron la retirada en cuanto pudieron darse por anotados en las listas de asistencia de sus enganchadores. Los mal pensados aseguraron que el gran compositor popular le dio una buena bajada a sus deudas con Hacienda por impuestos no pagados.
Plegaria a las alturas
El principal destinatario de los enojos y las estrategias priístas, artísticas y clericales, andaba, por su parte, hablándole al cielo ayer mismo. No es tan sólo que uno de sus actos veracruzanos se haya realizado frente a la catedral de Jalapa, sino que, aprovechando el viaje silencioso de un globo aerostático al que veía desde la plaza Lerdo de la capital de la entidad gobernada por Miguel Alemán Velasco, Vicente Fox se lanzó un parlamento digno de ser pronunciado en las mejores locaciones telenoveleras de Televisa.
Con la vista puesta en ese globo que hacía propaganda a Dante Delgado, candidato a senador a nombre de la Alianza por México, hablándole pues a esa representación inflada (la del globo, no sólo a la de Dante en sí mismo), Fox elevó su oración dominical: "Dante, quiero que le digas a Cuauhtémoc Cárdenas que ya no tiene oportunidad para ganar la Presidencia, pues las encuestas que más lo favorecen lo ubican con 20 por ciento de la votación, en tanto que a nosotros se nos ubica con 45 por ciento, esto es, 6 o 7 puntos por arriba de Labastida", dijo con su dedo índice apuntando al aparato que se negó a dar por recibido el mensaje, aunque fuese de manera cifrada.
Fuese o no una respuesta in situ (la Catedral enfrente) a las palabras cardenalicias del sábado lluvioso en el que un magno paraguas faltó, o a los arrebatos de carpa con que ayer domingo se le agraviaba en el Zócalo de la ciudad de México, Fox dejó una frase que debe alertar a los observatorios meteorológicos confabulados para ver días soleados por doquier: en México, dijo el guanajuatense, soplan "vientos huracanados de democracia".
La nueva alianza, santa y Ƒeterna?
De entre sus actividades de fin de semana, la de Villahermosa fue la más notable de un Cuauhtémoc Cárdenas a quien pareciera que los días que faltan para la elección de presidente no le serán suficientes para remontar el tercer lugar que todas las encuestas le asignan. En estos días postreros, los ábacos mueven a contento en las filas perredistas. Aun sin hacer caso a los cálculos desbordados de algunos de sus seguidores (quienes asignan decenas de miles de asistentes a actos que sin duda son de menor asistencia), lo cierto es que los actos públicos recientes del ingeniero michoacano han tenido un alto número de participantes y, sobre todo, un ánimo vigoroso.
No puede dejarse de lado la significación de que Cárdenas haya tenido tanto éxito en la capital del estado que el barco pirata del capitán Madrazo ha arrebatado a la debilitada flota del zedillismo y el labastidismo. No sería exagerado pensar en la aparición concertada de una nueva fuerza vengadora, la del perredismo que ultime (o cuando menos le dé una batalla desangradora) al madracismo al que detestan Labastida y sus marinos del Nuevo PRI (encabezados por Esteban Moctezuma) y al que en privado juran revancha en cuanto lleguen al poder y ya no necesiten tragar esos platos de sapos llamados "operación cicatriz".
De refundaciones y otras santas apariciones
En Tabasco, sabido es, el PRI y el PRD tuvieron en las pasadas elecciones locales votaciones parejas que, sin embargo, le redituaron menos posiciones al sol azteca que al tricolor, debido a la operación cibernética que acomodó votos de tal manera que la mayoría siempre fuese para los candidatos priístas.
Hoy, esa fuerza está en pie, tanto por escisiones como la muy importante de César Ojeda, el empresario que es candidato a senador, como por el escenario ganado a nivel nacional por el héroe local del sol azteca, Andrés Manuel López Obrador, quien no pudo ir a reunirse con sus paisanos (envió una carta para ser leída en público) debido a los cierres delegacionales de la campaña que le llevará durante seis años a ser el segundo hombre en importancia de la política nacional (sólo el presidente en primer lugar) y en el virtual jefe de la refundación perredista poselectoral, un proceso de recomposición interna en el que jugarán papeles importantes personajes como Rosario Robles (futura presidenta nacional del PRD) y los gobernadores perredistas como Ricardo Monreal, quien este fin de semana acompañó al tabasqueño en varios actos públicos en la capital del país.
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