* Antonio Gershenson *
Elecciones y tranquilidad
Se está discutiendo si las elecciones serán legales y con respeto para el voto ciudadano, o si hay peligro de fraude o, en general, manejos turbios del proceso. Para darnos una respuesta, debemos ver las cosas con un poco de detalle.
El Instituto Federal Electoral, como producto del consenso entre los tres principales partidos, es un avance muy importante que no puede ni debe ignorarse. Es una conquista democrática frente a las anteriores autoridades electorales, dependientes de la Secretaría de Gobernación. Además del valor que tiene por sí misma, esta institución es un punto de apoyo para ulteriores avances democráticos.
El IFE, al mismo tiempo, tiene sus facultades y sus limitaciones legales. No es todopoderoso. El proceso que tenemos delante es complicado.
Por otro lado, el país no es homogéneo. Si bien se justifica una confianza en el IFE como tal, no necesariamente esa confianza se traslada a todos los niveles del proceso electoral. Por ejemplo, en Tabasco, hace unos meses, en la elección interna del PRI de aspirante a gobernador, el precandidato perdedor, que había sido hasta poco antes el líder del grupo parlamentario de diputados federales de ese partido, dijo que en ese proceso se habían empleado prácticamente todos los recursos tradicionales del fraude electoral.
En otro ejemplo, es conocido el clima de intolerancia que se vive en varias regiones de Chiapas. Se ha llegado al extremo de expulsar, bajo la amenaza de grupos armados, a miles de ciudadanos de sus casas y de sus poblaciones. Se ha llegado a la matanza de civiles, incluyendo mujeres y niños. ƑPodemos estar seguros de que en ese ambiente las elecciones se van a desarrollar en términos respetuosos y sin incidentes?
En general, en las áreas del país en las que subsisten el caciquismo o la intolerancia, hay una mayor posibilidad de que se presenten problemas el día de las elecciones. Los casos que lleguen al IFE debidamente documentados, obviamente, serán analizados. En los casos en los que se comprueben irregularidades, se pueden anular las elecciones en las casillas respectivas e incluso, si la magnitud del caso lo amerita, en el distrito. En el caso de que la elección sea tan reñida como se espera, la anulación de casillas en áreas en las que en un primer momento parecía que ganó el partido gobernante, puede cambiar el resultado de la elección.
Si esta perspectiva se concreta, las presiones sobre el IFE pueden ser tremendas. Basta recordar las que se dieron sobre la Sección Instructora de la Cámara a cargo del desafuero de Espinosa Villarreal. Y en ese contexto es posible que se produzcan movilizaciones de ciudadanos, en defensa de su propio voto y para evitar que esas presiones logren su objetivo.
Finalmente, si la parte no conforme con el fallo del IFE se inconforma ante el TEPJF, éste tribunal también requerirá de sus tiempos para dar el fallo final, y tampoco es obvio que las partes involucradas se queden cruzadas de brazos durante este tiempo.
Aunque sólo hemos enumerado una serie de posibilidades, si las tomamos en cuenta como tales, veremos que lo que puede pasar a partir del 2 de julio no se puede reducir a una apreciación en una frase, en uno u otro sentido. Los discursos-Pasiflorine de algunos funcionarios a menudo tienen ya el efecto contrario del que buscan: la credibilidad ha caído a un punto en el que a cada frase de funcionario diciendo que no pasaba nada, aumentaba más la compra de dólares. Más vale tratar de ver las cosas con objetividad, y analizar los hechos y las posibilidades tal y como se presentan.