DOMINGO 18 DE JUNIO DE 2000

Ť Hollywood no me deslumbra, afirma


Cecilia Roth: ''soy actriz debido a que mi familia es progre''

Pl, La Habana, 17 de junio Ť Cecilia Roth, la Manuela de Todo sobre mi madre, dice que viajó a Cuba para acompañar a su esposo (el roquero Fito Páez), pero quizá la razón del traslado a esta isla sea porque quiere descansar de la fama que la persigue desde su actuación en el filme de Pedro Almodóvar.

Es el rostro femenino más importante de Iberoamérica en la actualidad. Renuente al maquillaje cuando no está en escena (un reto que asumió, incluso, en Todo sobre mi madre), vestida con falda y camiseta que burlan el calor del trópico, adversaria del glamour, prodiga besos, abrazos y sonrisas en sus días habaneros.

-ƑQué puede decirnos del salto de un personaje como el que interpretó en la serie televisiva Nueve Lunas a su reciente papel de estrella porno en Una noche con Sabrina Love?

-Sencillamente pasé de la ginecología al porno (risas). Sabrina narra el viaje iniciativo de un joven de provincia que va a la capital a acostarse con una estrella porno, como premio por haber ganado un concurso. Ambos comparten una noche y encuentran que tienen algo en común

-Se afirma que después de Todo sobre mi madre en Hollywood le ofrecieron un papel y lo rechazó.

-No tengo prejuicios hacia Hollywood, pero no me deslumbra. El guión que me ofrecieron no me interesó. El hecho de que Hollywood sea esa meca del cine de la cual tanto hablan, no me hace sentir obligada a todo con tal de trabajar allí. No obstante, si hay una propuesta aceptable iré.

-Le propusieron el papel de Eva Perón en el filme de Desanzo.

-Sí, pero mi olfato me dijo que no. Eva es un mito y es real. Tenía la intuición de que no debía hacerlo, esas cosas suelen pasar.

Juego de niños

-ƑQué la impulsó a la actuación: una película, una actriz? ƑO simplemente se miro al espejo y se encontró bonita?

-El narcisismo se pierde con la actuación (sonríe). Provengo de una familia progre (progresista), de esas que ponen a todos los hijos a estudiar artes, danza... Desde niña ya escribía obras, abría y cerraba el telón. Era lo que más me gustaba y no fue una decisión, más bien algo que se fue dando como el juego del niño. Así, pase de ser una actriz en el colegio a cobrar por mis trabajos.

-Es cierto que María Luisa Bemberg no la escogió para el reparto de Yo, la peor de todas, esa memorable cinta sobre Sor Juana Inés de la Cruz.

-Aspiré a hacer el papel de la virreina porque quería trabajar con María Luisa Bemberg, me sometí a pruebas y no aprobé, pero terminé doblando el personaje que finalmente le tocó a Dominique Sanda.

-ƑLe gusta doblar?

-Sí, creo que es un buen ejercicio.

-Martín Hache, de Adolfo Aristarain, fue para los espectadores un rol soberbio de su parte.

-Amo ese personaje de Alicia, me dejó una profunda huella. Sufrí mucho con ese papel porque Alicia debía simular cosas, aparentar estados de ánimo. Debo construirlo de manera tal que cuando se desintegrara, de él brotará todo ese amor que se ve, todo ese mundo interior...

Pero fue una experiencia muy agotadora, de una enorme angustia física.

-ƑQué puede decirnos sobre Almodóvar?

-Es uno de los mejores directores del mundo. Cuando fui a Madrid exiliada en 1976, él laboraba en la telefónica y rodaba sus cosas en formato de súper 8 y 16. Trabaja enormemente. Lo primero que hice con él fue Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, que tuvo un enorme éxito.

''Después, en Laberinto de pasiones actué con Imanol Arias y más tarde participé en otras, hasta que regresé a Buenos Aires. Tengo recuerdos hermosos de la madre de Pedro. El quería irse de la telefónica y ella insistía que no, y no lo hizo hasta su sexta película, La ley del deseo.

''Tras ganar el Goya con Martín Hache, Pedro me llamo y dijo: 'estoy escribiendo un guión para cinco personajes femeninos...'. Fue tremendo éxito. Han sido los dos años más cansadores de mi vida. Pedro es intenso y activo, debí someterme a los rigores del rodaje y después a los de la campaña de prensa.