VIERNES 16 DE JUNIO

* La capacidad de consumo apenas logró igualarse con la de 1994, señala


Bendesky: este sexenio, perdido para la mayoría

* Plantea que se mantendrá la volatilidad del tipo de cambio durante lo que resta del proceso electoral

Mayela Delgadillo Bárcena * Este será un sexenio "perdido" para 70 por ciento de las familias mexicanas, ya que en la entrega de cuentas que realizará el gobierno de Zedillo la capacidad de consumo de la población apenas logrará igualarse a la que había en 1994, coincidieron el economista León Bendesky y el investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) Fausto Hernández Trillo.

A pesar de que el miércoles pasado la Secretaría de Hacienda reportó con bombos y platillos un crecimiento del consumo privado de 9.2 por ciento al primer trimestre del año, "el más alto de todo lo que va de la administración", ambos especialistas coincidieron en que esta cifra deberá ser tomada con cautela, debido a que está en puerta una nueva desaceleración por el comportamiento de la economía de Estados Unidos.

Bendesky va más allá: mientras el gobierno y los analistas económicos han tomado el aumento del desempleo en el vecino país del norte como la mejor noticia de las dos últimas semanas, porque anuncia la contracción del consumo y el control de la inflación para ambas naciones, para los mexicanos esto significa que volverán a caer su capacidad de consumo y su nivel de vida.

De hecho, las proyecciones del consumo para el segundo trimestre ya reflejan una disminución de 2 por ciento. "Ambas cifras son atribuibles a que durante el primer semestre de este año el gobierno ejercerá prácticamente todo su presupuesto, siguiendo la tendencia electoral de todos los sexenios", señaló el economista del CIDE.

Por lo pronto, para las semanas preelectorales que restan, ambos predijeron una volatilidad del tipo de cambio que esperan no supere los 10.10 pesos, ya que de llegar a los 10.20, el Banco de México anunciaría un recorte drástico de circulante para evitar que el tipo de cambio ponga en riesgo la meta de inflación.

Bendesky señaló que de no presentarse ningún elemento que pusiera en riesgo el proyecto económico actual, el piso del crecimiento para el producto interno bruto (PIB) para este año y el próximo oscilará entre 4.5 y 5 por ciento, y el tipo de cambio promoverá un arrastre exportador. Pero también recordó que sólo tres ramas de la economía concentran 90 por ciento de las ventas al exterior, por lo cual continuará un desarrollo desigual que no sólo fracciona al país por regiones, sino que también abre una brecha entre los trabajadores vinculados a estos sectores y el resto de la población.

Indicó que la supuesta competitividad que otorga el tipo de cambio al país no implica que "se acabe con los pobres", ya que a nivel interno habrá todavía menos créditos disponibles y un mayor control de la liquidez.

"El banco central está puesto en piloto automático, y en cuanto vea señales de posible inestabilidad (internas o externas, como puede ser la salida de capitales), procederá a aplicar una política restrictiva para lograr, a toda costa, la meta inflacionaria", expresó. Este ajuste económico implicará que el gobierno tenga que optar entre generar un mayor desempleo o controlar la inflación.

Bendesky terminó su exposición con cuatro preguntas sin respuesta: Ƒcómo conciliar las tendencias de la integración global con los objetivos que persigue la política económica?, Ƒcómo reducir las brechas que se crean y amplían en funcionamiento de distintos sectores productivos y a escala regional?, Ƒcómo restablecer el circuito de crédito y sanear el sistema financiero?, y Ƒcómo acomodar los objetivos económicos con la atención a los grupos más vulnerables de la población?