JUEVES 15 DE JUNIO DE 2000
El voto condicionado
* Sergio Zermeño *
Cuentan los candidatos con dos semanas para concluir con su labor proselitista. Cuauhtémoc Cárdenas asegura que el ascenso de su campaña lo llevará a ganar las elecciones, lo que significaría una gran satisfacción para todos los que lo hemos seguido y hasta trabajado a su lado. Desestiman él y sus asesores, con argumentos que no resultan desdeñables, las encuestas que lo colocan en el tercer lugar y descalifican entonces los llamados a la unificación del voto oposicionista. Junto a esto, escritores y analistas cercanos al PRD han desatado una campaña antifoxista bastante agresiva, haciendo referencia al ascenso en 1933 de Adolfo Hitler en Alemania; al "fundamentalismo de derecha" del nuevo ayatola, al regreso al siglo XIX, al inminente exterminio de ideales y programas perredistas, etcétera.
Francamente todas estas exageraciones se derivan de la pésima propuesta del voto útil y de la pésima crítica que se desató para desecharlo. Ahora se le está queriendo hacer pensar a los electores que el votante sólo tiene una forma de pensar a lo largo de su vida y que cualquier desviación de esa línea recta es una traición a los ideales y al programa correctos. Así que en el país pragmático por excelencia, en el que nadie ha permanecido en las mismas posturas políticas durante los últimos 15 años, en el que los caciquillos de barrio mayoritean a los proyectos del gobierno de la ciudad, se nos quiere hacer pensar que hay programas y dogmas que se alinean, unos con el fascismo, otros con la democracia, otros con el corporativismo y la corrupción...
Quienes pensamos que en el PRD hay personas, formas organizativas y ciertas orientaciones que nos pueden conducir, poco a poco, a un mejor acuerdo social, político y económico que pueda llevarnos a superar los vicios de nuestra herencia (que existen adentro y afuera del PRD), sabemos también que no hay caminos rectos ni dogmas ni principios inamovibles. Cuando no se puede conseguir el apoyo mayoritario para esas propuestas, como es el caso en este momento, no se trata de cambiar de barco ni de renunciar a nada, se trata de seguir haciendo política, de hacer imperar nuestras propuestas, a cambio de apoyos, con acuerdos pactados, pero sobre todo, cuidando de nuestra integridad organizativa y de su fortalecimiento ya que sin esto ningún acuerdo será respetado.
Decía hace cuatro días Cuauhtémoc en el Canal 40 que sin el aparato estatal el PRI se desbandaría irremediablemente. ƑPor qué no pensar entonces que la combinación de eso más la política reaccionaria, de derecha y neoliberal que se le augura a la presidencia foxista, redundaría en un futuro prometedor para el centro izquierda? El perredismo todavía considera que puede ganar la elección presidencial. Esperemos entonces otra semana, pero convoquemos desde ya a la realización de una encuesta a cargo de las empresas que ese partido considere más confiables. Si los resultados no superan 25 por ciento, de todos modos se tendrá un registro preciso de la fuerza electoral de Cuauhtémoc hacia la Presidencia.
Olvidemos entonces el voto útil y pasemos a establecer la contienda en términos de un voto condicionado. Es decir: comprometer al foxismo, mediante un documento con contenidos y tiempos, para que cumpla una serie de acuerdos que en su mayoría ya ha aceptado: el carácter laico del Estado y de la educación pública; el aumento al subsidio de ésta, la ampliación de la matrícula y la gratuidad establecida constitucionalmente (La Jornada, 31/05/00); el reconocimiento de los derechos de los pueblos indios con base en los acuerdos de San Andrés; no a la privatización, ni abierta ni velada, de Pemex ni de la CFE; mejorar oportunidades para los pequeños y medianos empresarios; apoyo al desarrollo rural... Comprometámoslo en otros, como la realización de un plebiscito, en cada una de las entidades federativas, en torno a la despenalización del aborto; la no injerencia ni manipulación electoral en regiones que, de no ser por el fraude, hoy podrían ser perredistas: Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Campeche, Michoacán y Tabasco (de seguir gobernando el PRI esto no se ha sopesado); y algo más: no va a ser moralmente sencillo luchar durante los próximos seis años contra los genocidas de Acteal, de Aguas Blancas y de tantos perredistas asesinados, sabiendo que estuvo en nuestras manos sacarlos después de 70 años. Si las preferencias de los electores así nos lo indican, dejemos en libertad a los perredistas para condicionar su voto y ya no nos sabotemos con el fantasma de la malvada derecha. *