JUEVES 15 DE JUNIO DE 2000

De lo posible y lo deseable

 

* Octavio Rodríguez Araujo *

De los tres candidatos principales a la Presidencia del país, Cárdenas es sin duda el que representa la mejor alternativa posible contra el neoliberalismo y, por lo mismo, es la mejor opción para la población mayoritaria (trabajadores, clases medias y los no pocos empresarios que no han sido beneficiados por la globalización). El modelo neoliberal, a pesar de lo que se dice en los discursos de campaña, lo representan tanto Fox como Labastida. De esto tampoco hay duda.

Con lo anterior y la expresión "mejor alternativa posible", no he querido decir lo que yo desearía ni por lo que he luchado por casi 40 años. Sin embargo, dentro lo posible en esta coyuntura, y pensando en una transición de mediano plazo, Cárdenas y muchos de quienes lo apoyan serían las mejores cartas para un cambio de rumbo en el que también 95 por ciento de la población tenga oportunidades para mejorar sus condiciones de vida y no sólo los pocos y poderosos beneficiarios-puntales del neoliberalismo.

Una de las consideraciones a debate (véase por ejemplo la posición de Ordorika entrevistado por Elena Gallegos en este diario el 12 de junio) es, para variar, sobre el voto útil y la confusión que se da, consciente o inconscientemente, entre lo posible y lo deseable. Coincido con Ordorika en que no es suficiente sacar al PRI de Los Pinos para que se lleven a cabo los cambios que desearía la mayoría de la población, pero quizá él coincida conmigo en que es la condición sine qua non para acabar con un régimen del que ya estamos cansados los mexicanos. Se diría que Fox representa la continuidad del neoliberalismo y, por si no fuera suficiente, con tintes más derechistas que los representados por el PRI. Y estoy de acuerdo, Fox y su partido lo más que significarían, de ganar las elecciones, sería la posibilidad de derrotar al PRI en el puesto de gobierno que más interesa en México: la Presidencia (razón por la cual uso la mayúscula). Nada más, pero nada menos. En otros términos, de ganar Fox continuaría más de lo mismo en términos económicos, pero políticamente la declinación del totalitarismo priísta que se inició con Miguel de la Madrid llegaría a su fin y con este fin los mexicanos podríamos hablar propiamente de un sistema de partidos competitivos y de alternancia (que como ya he explicado en otra entrega no es la que ocurriría el 2 de julio por el hecho de que el PRI fuera derrotado). Conquistar un sistema de partidos competitivos significa posibilidades de triunfo para la oposición, y no sólo para la "oposición de derecha" (Ƒel PRI no es de derecha?), sino también para la oposición de izquierda, de la izquierda que por ahora hemos podido tener, que no es gran cosa en términos de cambios sustantivos.

Lo deseable sería que Cárdenas y su Alianza por México ganaran la elección presidencial; y sería deseable porque así nos iríamos directamente a los cambios en la política económica y social que necesitan urgentemente las mayorías del país y no tener que esperar otros seis años (al 2006). Pero esto es lo deseable y por lo deseable se puede dar el caso que perdamos la oportunidad de lo posible y lleguemos al 2 de julio con la sorpresa de que por dividirse la oposición ganen Labastida y su partido.

Faltan pocos días para que lo posible se defina con mayor precisión. Muchas encuestas mienten, pero no todas. Y las encuestas son la única manera que tenemos para pulsar la inclinación del electorado. Por ahora las encuestas interesadas y las serias no le dan el triunfo a Cárdenas, aunque los cardenistas piensen, espero que con responsabilidad, que en quince días el candidato del PRD podrá rebasar en popularidad a sus oponentes. ƑY si no ocurre este adelanto? Sigo pensando que el voto útil por el candidato que pueda ganarle al PRI es conveniente. Ojalá sea por Cárdenas y no por Fox, pero esto no lo sabemos en este momento. El primer paso será, en mi modesta perspectiva, derrotar al PRI. Sin esta derrota no habrá más cambios que los que quieran los priístas. Y todos sabemos que los priístas sólo propician los cambios que les convienen para mantenerse más tiempo en el poder y seguir beneficiándose de éste. *