JUEVES 15 DE JUNIO DE 2000
* Presentan libro del diputado priísta Mauricio Rossell
Impostergable, nueva cultura de negociación política: legisladores
* Hay crisis de descrédito en los parlamentos de AL: Beatriz Paredes
Ciro Pérez * La pérdida de hegemonía priísta en el Congreso, la necesidad de incorporar al trato político la tolerancia, y la crisis de descrédito en que se encuentra el trabajo legislativo fueron temas abordados por priístas, panistas, perredistas e independientes en la presentación del libro Congreso y Gobernabilidad en México, del diputado priísta Mauricio Rossell, que obligó a los ponentes a reconocer que es impostergable hablar de una nueva cultura de negociación que defina reglas y conductas para concretar acuerdos entre actores políticos.
No pudo soslayarse el inminente proceso electoral en el que hubo vaticinios que equiparan a las tres fuerzas políticas con un tercio de las preferencias electorales y la inminente pluralidad no sólo de la Cámara de Diputados sino del Senado de la República.
Abrió la presentación el senador independiente Adolfo Aguilar Zinser, quien dijo que para tener un Congreso moderno se requiere renovar tres aspectos fundamentales: que sea un órgano de representación social efectiva antes que una instancia de representación política de los partidos; que se convierta en un órgano que asegure la responsabilidad y la rendición de cuentas, además de vigilar a los otros poderes, y que en su tarea esencial, la elaboración del marco jurídico, esté compaginado con las preocupaciones de sus representados y deje de responder al interés del Ejecutivo.
Aguilar Zinser dijo que lo peor que puede suceder en las elecciones del 2 de julio es que no se dé la alternancia política y un solo partido vuelva a dominar el Congreso.
El coordinador panista en San Lázaro, Carlos Medina Plascencia, consideró a su vez que Congreso y gobernabilidad fueron temas olvidados por décadas, pero que volvieron a tomar vigencia al conformarse la 57 Legislatura, primera en la que el PRI no tuvo mayoría y que puso de relieve la obsolescencia del marco jurídico del Congreso.
Medina advirtió que en este contexto "estimular la lealtad partidista en el Congreso es una deformación que lamentablemente han acogido mucho los investigadores mexicanos", por lo que debe retomarse el sentido de representación de los electores antes que seguir los lineamientos del partido. Dijo estar en desacuerdo con el texto de Rossell cuando sostiene que la 57 Legislatura ha sido la menos productiva en términos de aprobación de iniciativas. El panista sostuvo por el contrario que la legislatura a punto de concluir no debe juzgarse por la cantidad de documentos aprobados sino por la calidad del trabajo desempeñado.
En su turno, el gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal, consideró que si bien la 57 Legislatura dio inicio a nuevas prácticas parlamentarias, disminuyó la eficacia del trabajo legislativo, a juzgar por la escasa productividad de la Cámara, al aprobar sólo 118 iniciativas de las 512 presentadas.
Lamentó que quedaran pendientes de discusión temas cruciales como la releccción de legisladores, el servicio civil de carrera en el Congreso, la definición de una agenda parlamentaria, la conformación de comisiones con facultad legislativa y la ampliación de los periodos de sesiones, entre otros, aunque adelantó que deberán formar parte de los debates de la próxima legislatura que, tanto en la Cámara como en el Senado, será más plural que la conformación actual.
La senadora priísta Beatriz Paredes se refirió en su turno a la crisis de descrédito en que están sumergidos algunos parlamentos latinoamericanos, a la que no escapa el Congreso mexicano, en el que ha prevalecido la estridencia sobre la eficacia.
La senadora tlaxcalteca lamentó la presencia de actitudes fóbicas y excluyentes, y sostuvo que mayorías y minorías tienen un papel en el Congreso, que obliga a la conclusión de acuerdos fundamentales.
En su oportunidad, el candidato presidencial del Partido Democracia Social, Gilberto Rincón Gallardo, sostuvo que en el texto de Rossell se apuesta al equilibrio entre los poderes de la Unión como única salida civilizada frente a la crisis irremediable del presidencialismo autoritario y la ausencia de un tejido institucional capaz de sustituirlo en este momento. Subrayó la preocupación del autor en cuanto a la ausencia de mecanismos de solución de conflictos entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.
"A nuestro país no conviene un Congreso que actúe como mera caja de resonancia de humores y decisiones presidenciales. Afortunadamente, la época de iniciativas presidenciales que no eran tocadas ni con el pétalo de una rosa por los legisladores llegó a su fin. Pero tampoco conviene al proyecto democrático en México un presidente arrodillado ante un Congreso que actuase a la deriva, presa del empantanamiento de los partidos mayores", aseguró.
El candidato presidencial dijo que en la actual coyuntura electoral y la creciente polarización, parece lo más normal satanizar posturas moderadas y negociadoras, aunque aseguró que los políticos tienen obligación de establecer condiciones para empezar a resolver los problemas reales del país.
Al cerrar la exposición, Rossell aseveró que ante la sobrecarga de expectativas generada por las campañas electorales; la ausencia de un partido hegemónico en lo ideológico; la descorporativización de política y economía; el desgaste del nacionalismo como referente social de la modernización, y la aparición de nuevas identidades que no hallan lugar en la política, debe erigirse una nueva institucionalidad política de consenso, una serie de valores que fundamenten y den sentido al régimen presidencial en un entorno democrático.
Al acto en el Polyforum Siquieros acudieron políticos como Jesús Kumate, Américo Villarreal, Guillermo Cosío Vidaurri e Ignacio Morales Lechuga, y jóvenes legisladores que, junto con Mauricio Rossell, buscaron un cambio al interior de su bancada, como Oscar González y Jorge Cañedo.