VIERNES 9 DE JUNIO DE 2000

* Hoy, paro general en repudio a la política económica del Ejecutivo


Comienzan burócratas huelgas contra el gobierno de De la Rúa

* La protesta no es antigobiernista: CGT rebelde * Reprime la policía de Córdoba a desocupados

Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 8 de junio * Ante la mirada de sus pequeños hijos una mujer fue herida en la cabeza por policías cuando se manifestaba hoy junto a cientos de desocupados en una ruta en la provincia central de Córdoba, un día antes de la huelga general convocada por todas las centrales sindicales para protestar contra las políticas de ajuste y a la cual se prevé un alto acatamiento.

Los trabajadores del Estado se anticiparon un día y comenzaron este jueves una serie de huelgas, a pesar de las amenazas de descuentos de salarios, y anunciaron nuevos paros el próximo miércoles 14 y el martes 27, así como una movilización el 21 de junio y una "Marcha Grande por el Trabajo" el 26 de julio.

El sindicato del transporte, por su lado, se deslindó de algunos hechos de violencia contra decenas de autobuses de transporte colectivo, que hoy fueron atacados a pedradas, mientras el gobierno, al comentar estos ataques, reiteró que "garantizará" la libertad de trabajo y se hará responsable de la seguridad de los servicios de transporte.

El presidente Fernando de la Rúa, a su vez, advirtió que el paro de este viernes, el primero a nivel nacional y el segundo contra el gobierno que asumió en diciembre pasado, "no le hace bien a nadie".

Pero Hugo Moyano, líder sindical del ala rebelde de la Confederación General del Trabajo (CGT), insistió en que el paro no es contra el gobierno, sino que "el enemigo está en otro lado", en alusión al Fondo Monetario Internacional (FMI).

La gobernante Alianza --una coalición entre la centrista Unión Cívica Radical (UCR) y el centroizquierdista Frente País Solidario-- ha tomado medidas que contradicen sus promesas de campaña: a poco de asumir lanzó el llamado impuestazo, cuando había prometido una rebaja impositiva a medida que bajara el déficit.

Luego aprobó la ley de reforma laboral que resultó el jaque mate para los trabajadores, y la semana pasada anunció rebajas de salarios a los estatales y otras duras medidas, como la privatización de la salud, lo que fue la gota que desbordó el vaso.

Incluso desde la propia Alianza llegan voces de descontento: al menos 15 legisladores de la coalición oficialista dijeron que el gobierno de De la Rúa aplica las mismas medidas neoliberales del anterior de Carlos Menem, y el ex presidente Raúl Alfonsín, de la UCR, convocó a un "diálogo" y criticó a "tecnócratas que sólo ven lo macroeconómico y encima lo ven mal".

El ajuste, "medida necesaria"

Pero De la Rúa dijo la noche del miércoles, en una reunión con la prensa extranjera, que el gobierno no pudo hacer otra cosa que lanzar el ajuste, que llegó en momentos en que la población esperaba medidas duras para castigar a los funcionarios corruptos del gobierno anterior, que dejaron un país quebrado con la mayor deuda externa de todos los tiempos, un índice histórico de desempleo y un déficit fiscal récord de 10 mil millones de dólares.

El ajuste provocó un gran desencanto, tras 10 años de un menemismo que pasó por encima de cada una de sus promesas electorales, aun cuando se reconoce a este gobierno su conducta mesurada en las cuentas públicas y el haber heredado una nación devastada.

Por su lado, los gobernadores, tanto del oficialismo como del opositor Partido Justicialista, mostraron diferencias frente al paro laboral, y algunos, entre ellos el peronista Carlos Ruckauf, gobernador de la poderosa provincia de Buenos Aires, adelantaron que no descontarán los salarios de los trabajadores que se plieguen a la huelga, y también algunos de la Alianza tomarán esta actitud. Pero otros, oficialistas y opositores, amenazan con descontar los haberes.

Moyano insistió, por su parte, que la CGT rebelde está dispuesta a un diálogo. "Tenemos una propuesta económica", sostuvo el líder sindical, atacado estos días por el gobierno por haber anticipado una eventual "desobediencia fiscal" contra los drásticos ajustes exigidos por el FMI.

"Sin embargo, no se dice nada de que los grandes empresarios han evadido desde hace años sus obligaciones y son desobedientes fiscales", señalan fuentes gremiales.

Los sindicalistas de los gremios que durante años enfrentaron a Menem resienten la actitud de algunos funcionarios aliancistas, que en otros tiempos los acompañaron en las protestas y que ahora --dicen-- los tratan como si hubieran "pertenecido al sindicalismo oficialista" de entonces.

Durante el gobierno de Menem la protesta tomó diversas formas, desde las "puebladas" --rebeliones espontáneas como la de diciembre de 1993 en Santiago del Estero--, la acción de la llamada Mesa de Enlace, que sumaba a los gremios combativos no alineados con los dirigentes cegetistas cercanos a Menem, y protestas originales como la Carpa Blanca, tienda de campaña donde rotativamente ayunaban maestros.

Durante los últimos cuatro años del segundo gobierno de Menem a la protesta se sumaron los piqueteros, desocupados que cortan rutas, como los que hoy fueron desalojados con violencia por la policía en la ruta cordobesa de Cruz del Eje.

"El gobierno no puede asimilar a los sindicalistas que lucharon y que posibilitaron su llegada al poder a los que fueron parte y cómplices del proyecto menemista", dicen en la Central de Trabajadores Argentinos.

La gravedad de la situación económica y social ha hecho que pasen desapercibidos otros temas, como la huelga de hambre que realizan desde hace 10 días los presos políticos del intento de asalto al cuartel de La Tablada, en 1989.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha declarado la nulidad de la condena, ya que hubo torturas y desaparecidos a manos de los militares y las fuerzas de seguridad de la época.