VIERNES 9 DE JUNIO DE 2000

* El artista, que ha llevado este ritmo al nivel del son, estará en el Salón 21


Cuco Valoy, rica tradición merenguera

* Desde los años cuarenta tiene en sus forjas música de Quisqueya y el Caribe

cuco valoy-2 Ernesto Márquez * Dotado de un carácter artístico que le ha permitido poner al merengue tradicional al parejo que el son antillano, Cuco Valoy, compositor y patriota dominicano representa una de las páginas más ricas, altivas, responsables y cheverísimas del Caribe.

Desde la época de Joseito Mateo, el merengue no había tenido una figura tan importante en el ámbito popular como la de este hombre que desde los años cuarenta ha llevado en sus forjas toda la tradición musical de Quisqueya y el Caribe entero.

Líder de una familia de instrumentistas y cantantes con los cuales constituyó su primera orquesta, Cuco comenzó su periplo artístico con su hermano Martín con quien formó el dúo Los Ahijados (contraparte de Los Compadres de Cuba), compartiendo una época brillante de sones, guarachas, rumbitas y boleros brotados de su fértil imaginación.

Su principal característica por ese entonces la marcaba una posición política tirando a la zurda ųcomo debe serų, postura y compromiso que lo llevaron a componer canciones de contenido ideológico como Son del campesino, El reclamo del obrero, La miseria de Johnny o Páginas gloriosas, esta última concebida en respuesta a la invasión estadunidense de 1965, cuando una sublevación de jóvenes militares que deseaban recuperar la soberanía del país fueron masacrados por los marines del Tío Sam, con la complicidad y el apoyo de la oligarquía dominicana

La canción que comenzaba con la siguiente arenga: "Mientras haya hombres machos y patriotas, habrá patria!", decía en su verso principal:

En los pueblos gloriosos como el nuestro la libertad se marchita pero no muere.

Es un árbol que en las secas entristece, pero vuelve y retoña en primavera.

Porque los hombres de mi patria no se humillan, son muy grandes y machos para rendirse... tienen sangre de Duarte, Sánchez y Mella, aquellos que desde las tumbas nos animan.

Las páginas gloriosas se escriben con la sangre preciosa de los pueblos donde al compás del clarín caen los valientes que aún muertos el enemigo tiembla en miedo.

Muy pronto el pueblo tomó aquella canción ųque en su parte musical guarda cierta similitud con la Guantanamera martiana de Joseito Fernándezų como un segundo himno patrio, emotivo y alentador. Por eso, cuanta vitrola tocaba Páginas gloriosas era destrozada con el local incluido. La experiencia cubana estaba demasiado cercana en el tiempo y no se deseaba que la emoción popular que fomentaba lo escrito y dicho por Cuco se tornara en un sentimiento más aguerrido.

La Dominicana vivía un momento decisivo, de esos que no aceptan medias tintas, y todo aquel inconforme era visto como "enemigo" del gobierno que no titubeaba para ejercer toda la represión posible y acallar la voz popular.

Combativos merengones

Con destreza de esgrimista, Cuco Valoy sorteaba las insistentes amenazas a su integridad física, y a la de su familia. Sus merengones combativos andaban sueltos por la calle y la gente hacía eco de ellos, entonando las consignas y demandas nacionalistas escritas por él.

Para la música dominicana este es un gran momento, pues con Cuco Valoy el merengue recupera su capacidad de ser interlocutor del pueblo. No deja de llamar la atención que a este tipo de canciones le llamen "de protesta", todavía antes de que dicho término sea acuñado por los cantautores de guitarra de palo. De tal manera que don Cuco, sin querer queriendo viene a ser el precursor en el Caribe de esta corriente, estableciendo, quizá al parejo de Violeta Parra y Atahualpa Yupanqui, que el ejercicio canoro sirve aún más que para el mero divertimento.

Con una figura inquietante (cabeza rapada y gafas oscuras),Valoy prueba suerte en la salsa con cuatro temas populares: Murió el sonero, El Juicio, Yo te dije y Mendigo de amor, pero el éxito lo alcanza con los temas Juliana y Nació varón,

Su salsa tiene un peculiar sonido nada parecido, desde luego, a la que se hacía en Nueva York. Era algo que mezclaba los sonidos del Cibao (región campesina) y la estridencia de la gran ciudad, con gran preeminencia de las percusiones y metales agudos, aderezada por una voz gangosa que al hacerla a dúo se escuchaba como aquellos "cantos de vieja" provenientes del Changó.

Por ese entonces se sudaba la fiebre de la música de Wilfrido Vargas, que arrasaba en todas las emisoras. Pero Cuco no se amilanó y en 1975 lanza al mercado El brujo, un álbum con las mismas características musicales que su anterior producción, Sonero.

Cuco Valoy llega a finales de los setenta con increíble fortaleza, esta vez, con un nuevo sonido ideado por su orquestador estrella, su hijo Ramón Orlando Valoy. Atrás dejaba el tremendísmo percusivo que tanta popularidad le había aportado. Cuco trocaba el endemoniado ritual santero por un lirismo trovadoresco con más riqueza y elegancia orquestales. Orlando pretendía proyectar a un Cuco Valoy innovador. Sin embargo, la recurrencia melódica descontó un buen porcentaje a la popularidad de su padre.

Cuco Valoy corregiría el desatino años más tarde, en 1981, con el disco Frutos del carnaval, que lo devuelve al sonido primario. Se trata de una hermosa estampa carnavalesca de Barranquilla, Colombia, la principal plaza del merengue en sudamérica, donde Valoy es una figura de culto.

Al maestro hay que verle, y atenderle. El asume su oficio de artista caribeño con bastante responsabilidad y subyugante convicción. Su combinación de merengues y sones dominicanos le dan un atractivo extra a sus presentaciones. En escena es un torbellino, se mueve al compás de los tambores y maneja una actitud casi ritual que provoca. Virtud y talento suficientes para hacer que sus bailes se conviertan en grandes acontecimientos

No pierda la oportunidad, solamente estará dos fechas (hoy y mañana) en el Salón 21 (Andrómaco 14, esquina Moliére, Polanco), para compartir una gran noche caribeña con los cubanos de Son 14 y el puertorriqueño Willie González.

Informes y reservaciones a los Tels. 5255-5658 y 5255-1596.