La Jornada domingo 4 de junio de 2000

Bárbara Jacobs
Canción de medianoche

Parece que a Arrigo Boito se le fue la mano en pensar; un músico, dicen, no debe ser demasiado cerebral. Y para teórico le sobró sensibilidad. El resultado fue que, por más que Verdi, entre otros, lo admirara, pasó por la vida sin alcanzar fama desbordante. No sé si sufrió por estas razones. Era quisquilloso. Retiró su segunda y última ópera cuando la iban a estrenar; aludió a que no sabía suficiente armonía y, por lo tanto, prefería recluirse a estudiar en Sirmione, en el lago Garda, donde Catulo había pasado temporadas meditando dos mil años atrás. Boito tardó 54 en terminar la revisión de su trabajo. ƑInfluyó en él el fracaso total de la primera puesta de su primera ópera, Mefistófeles? Era admirador de Shakespeare, retomaba viejas leyendas, las convertía en literatura; pero ignoro qué tanto les metía de imaginación personal. Se inspiró en el Fausto de Goethe, por recomendación de su hermano mayor. Libretista, compositor, novelista, Boito comprendió el alcance de la pugna entre el Bien y el Mal, pero yo no acabo de entender por qué tituló su ópera con el nombre del Mal, cuando igual que Goethe, digamos que el Bien era lo que prefería. En su versión, por cierto, el derrotado es el Mal, pues Fausto se salva (ƑEsta es la razón por la que Goethe tituló su drama con el nombre del representante del Bien?).

Pero las anteriores parecen reflexiones vanas. Lo de fondo es que la otra noche, como a las tres de hecho de la madrugada, desperté con el deseo de oír La otra noche, el aria de Mefistófeles, de Boito, pero no me fue posible. Quería abrir las ventanas para despertar a los pájaros en sus nidos y que la oyeran conmigo, romper la oscuridad con el tormento de las profundidades de La otra noche. Conozco mejor esta aria que el resto de la ópera de Boito, y, aun, que el drama de Goethe. La oigo con frecuencia, la recuerdo al grado de que, si por cualquier circunstancia quiero pedir algo parecido a la piedad, la tarareo para mis adentros, de modo que Angela Gheorghiu, por ejemplo, la pida por mí, insuperablemente, además.

ƑCuál es el contenido del lamento? Margarita, joven madre del hijo de Fausto, está en prisión, en espera del verdugo que la decapitará por haber matado a su hijo y a su propia madre; ambos actos, se entiende, cometidos bajo un rapto de locura. Pero tiene un sueño y, en él, su aflicción es que alguien arroja a su hijo al mar y la culpa a ella de haberlo matado con sus manos, y sucede algo parecido con el caso de su madre. Así, pide clemencia, y "La otra noche" consiste en esto, precisamente, en pedir "Ten piedad de mí".

Para consolarme, no he necesitado tener presente que de las Alturas atienden su plegaria, pues, dada a las ensoñaciones, suelo olvidar la realidad de Margarita y, más bien, tener por verdadero el sueño. Ella no los mató, sino que se los mataron. Por lo tanto, tengámosle compasión. Imaginémosla muriendo, liberada, en brazos de Fausto. Muerte desbordante de sensibilidad.

El caso de Fausto, sabio desengañado de la ciencia, es más cerebral. Fausto había puesto una condición a Mefistófeles: no dejarlo morir sino cuando estuviera en la cúspide de un momento feliz. "Al decir al momento pasajero, 'Detente, eres tan bello', entonces podré morir". En su combate a muerte por el Ideal de la Verdad, había exclamado: "La realidad fue pesadumbre, y el Ideal no otra cosa que un sueño", y opta por ir tras el sueño.

Así, aquella noche, en respeto al silencio de la madrugada, cuando ni siquiera el pájaro carpintero ha despertado, leí al azar un poema de Emily Dickinson. ƑPreguntar por qué el azar me hizo abrir el libro en ese poema? Pregunta vana. "Morir, no toma mucho tiempo", arranca; "dicen que no duele", para, en el último cuarteto, insistir en que "la criatura ausente, mística, que por todo menos por amor a nosotros se quedó dormida, esa profunda vez, ya sin tedio", será olvidada cuando vuelva a salir el sol. ƑQuién quiere olvidar a los ausentes? "El lamento", de Edna St. Vicent Millay, también aconseja olvidarlos, Ƒles vamos a hacer algún caso? Esta última poeta argumenta que la vida, como el espectáculo, debe seguir su curso. Así que: "Niños, óiganme bien, su padre ha muerto. ƑDeben olvidarlo, cuando el sol se ponga? "De sus viejos abrigos les haré pequeños sacos", y vaciará los bolsillos de sus viejos pantalones y repartirá entre ellos el menudo contenido, pues "Los muertos deben ser olvidados". Así que, niños, a desayunar; "La vida debe seguir, aunque de momento yo no pueda decir por qué exactamente, pues lo he olvidado".