La Jornada domingo 4 de junio de 2000

Angeles González Gamio
Salud y arte

La visión de eminentes médicos mexicanos: Salvador Zubirán, Ignacio Chávez, Donato G. Alarcón y Federico Gómez, entre otros, llevó a la creación, en los años cuarenta, de los institutos nacionales de Salud: Cardiología, Nutrición, Cancerología, Siquiatría, el Hospital Infantil de México, etcétera, que han llevado a la medicina de nuestro país a niveles de excelencia, devolviendo la salud a millones de mexicanos que unos años atrás hubieran fallecido, además de haber formado a miles de médicos que en todo el territorio nacional y también en el extranjero están brindando atención de la más alta calidad. Todo esto sin olvidar las significativas aportaciones que han dado a la ciencia de la salud, como resultado de las investigaciones que en todos ellos se llevan a cabo.

Como todo en la vida, a estos grandes centros hospitalarios el paso del tiempo y las crisis económicas los fueron deteriorando, aunque el nivel médico fue lo que menos decayó, pero era necesario renovarlos, ponerlos al día a la luz del nuevo milenio, con los equipos y técnicas más avanzados.

Pionero en esta tarea fue el Instituto Nacional de la Nutrición (INN), bajo el mando del doctor Donato Alarcón Segovia, heredero del talento y tesón de su padre, creador del afamado hospital de Huipulco para tuberculosos; el hijo se formó desde su temprana juventud en el INN, cuando lo dirigía su fundador, el doctor Salvador Zubirán. Consolidó su formación en Estados Unidos y regresó para crear en el instituto el primer laboratorio de inmunología de México.

Una vida dentro del INN lo llevó a aceptar la dirección, para corregir las fallas que criticaba y lograr las innovaciones que se requerían para convertirlo "en la punta de lanza que ha de guiar la medicina mexicana hacia su encuentro con el siglo XXI".

En un tiempo récord de dos años, el doctor Alarcón, al frente de un magnífico equipo humano, logró transformar el magno centro hospitalario; entre otras, las salas para seis pacientes son ahora para cuatro, preservando la intimidad entre los pacientes, delicadeza muy apreciada desde el punto de vista humano. El laboratorio cuenta con los equipos más avanzados y a su diseño y decoración une eficiencia y belleza. Su actual capacidad le permite dar servicio al público en general, así es que si vive por el sur es una buena opción para cualquier análisis. En la actualidad atiende eficientemente a cerca de 400 personas todos los días. Destaca igualmente el Bioterio y las unidades de terapia y de apoyo al paciente deambulatorio. Otra novedad la constituyen las unidades de vacunación y de medicina del viajero. Si va a viajar a algún sitio en donde pueda pescar terrible enfermedad desconocida, aquí le dan la vacuna indicada y la información del caso.

La parte administrativa también se modernizó y ahora trenecitos y tubos neumáticos trasladan la información con rapidez y eficacia, lo cual es esencial para dar un buen servicio, en una institución que proporciona 200 mil consultas al año. Otro aspecto que cambio fue el tratamiento de las aguas, utilizándolas tratadas para los jardines, que son muchos, y con sistemas automáticos en los baños y recuperación del líquido en la lavandería; esto les ha merecido un reconocimiento ecológico por ser una "empresa limpia".

Un aspecto que no se descuidó es el artístico, fundamental para el bienestar del alma, lo que se refleja en una mejor recuperación del paciente, y al médico le proporciona un nivel cultural más alto y una visión más humanística. Amante y conocedor en lo personal, el doctor Alarcón se ha preocupado por que todo el hospital tenga en sus muros buenas pinturas y esculturas en vestíbulos y jardines. Como muestra se puede mencionar la excelente escultura de Sebastián, representando El Arbol de la Vida, que encuentra el visitante en la entrada del recibidor monumental. La colección del INN se enriquece año con año, como resultado de su bienal de pintura, que deja las mejores obras en propiedad del instituto. Esto favorece particularmente a los artistas jóvenes. Otro aspecto del arte que se ha propiciado es la música; periódicamente se realizan conciertos con los mejores artistas. Esto alcanzó su máxima expresión con la sinfonía número dos, La recuperación del orgullo, escrita especialmente para la celebración del 50 aniversario de la fundación del INN, por el compositor Samuel Zyman. El estreno mundial se dio en la sala Nezahualcóyotl, bajo la dirección de Jorge Velazco.

La cercanía de esta zona tlalpense con el inigualable Xochimilco, permite combinar ambas visitas y aprovechar para comprar flores y plantas en este último sitio, admirar su soberbio templo del siglo XVI y disfrutar la comida típica, elaborada con productos locales; un buen sitio es el mercado, en donde también se puede adquirir aceite de oliva y aceitunas, única reminiscencia capitalina de los olivos que sembraron los primeros frailes tras la Conquista.

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