SABADO 3 DE JUNIO DE 2000
Ť Abrirán retrospectiva del creador veracruzano en el MOCA de Los Angeles
Edificar y demoler, condición vital para el artista, dice Gabriel Orozco
Ť Por vez primera expondrá en México, en el Museo Tamayo, desde el próximo 28 de septiembre
Ť La muestra incluye más de un centenar de obras de escultura, video, instalación y dibujo
Merry Mac Masters Ť Es uno de los jóvenes artistas mexicanos más solicitados en el exterior. Ha expuesto de manera individual en el Museo de Arte Moderno en Nueva York, en la Fundación Kanaal de Arte en Kortrijk, Bélgica; el Instituto de Arte Contemporáneo, en Londres; el Stedelijk, en Amsterdam, y el Museo de Arte Moderno de la Villa de París. Aclamadas han sido sus contribuciones a colectivas internacionales como las bienales de Venecia (1993), la Whitney (1995), y Documenta X (1997). Sin embargo, Gabriel Orozco (Jalapa, Veracruz, 1962), nunca ha mostrado el conjunto de su obra en su país de origen.
Cuando se empezó a planear la retrospectiva que incluye más de 100 piezas de escultura, fotografía, video, instalación y dibujo, que este domingo será inaugurada en el Museo de Arte Contemporáneo (MOCA, por sus siglas en inglés), de Los Angeles, el artista expresó interés porque sus creaciones vinieran a México. La exposición Gabriel Orozco, que comprende obra realizada de 1990 al 2000, llegará al Museo Tamayo el próximo 28 de septiembre y después será exhibida en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco) desde el 22 de febrero del 2001. En México, se agregarán algunos trabajos anteriores a 1990.
Intervenciones en la realidad
Respecto del fenómeno que representa Orozco, se ha subrayado el hecho de estar en el lugar indicado, en el momento adecuado. Entrevistado por La Jornada, el artista se remite a una serie de ideas desarrollada a finales de los años ochenta en México acerca de acciones y experiencias en la calle: ''Dejé de trabajar en mi estudio. Me dediqué más a hacer cosas fuera. Empecé a utilizar la fotografía como una manera de documentar esto. Comencé a trabajar con objetos y materiales de un sentido mucho más amplio que sólo haciendo escultura o ensamblaje. Traté de utilizar el espacio de otro modo, como instalación, como intervenciones en la realidad".
A partir del periodo 91-92 es invitado a exponer en colectivas internacionales. ''Siempre me gustó viajar. Empecé a moverme mucho. México era muy sofocante. El final de los años ochenta en México y en el mundo entero fue una época muy sofocante para el arte. Cuando comencé a exhibir en Europa y Nueva York, mi trabajo consistía en una investigación que llevaba un poquito más de tiempo que otros artistas de mi generación. Creo que las ideas allí planteadas, la manera en que utilizaba los materiales, el modo en que empleaba la fotografía, la instalación, los objetos, tenía algo distinto, que no se conocía, e interesó".
Orozco destaca dos vertientes en su trabajo, una destructiva y otra constructiva. ''Esto nunca lo he dicho así, con claridad, pero lo he notado. Tengo obra que es más una especie de destrucción o deconstrucción de las cosas hacia nada en específico, y otra que es una parte más constructiva, más geométrica, de montar algo. Tengo una parte que es como tirándola en el suelo y otra que es como tratar de hacer un edificio o un coche. Necesito de las dos. No creo que un artista pueda sobrevivir sólo construyendo, tiene que destruir bastante. Entonces, hay una tensión entre las dos partes".
Creatividad sin temores
Para desarrollar su trabajo, también le ayuda sentirse muy libre e independiente: ''La verdad es que no he tenido miedo de hacer nada. He hecho exactamente lo que he querido. En la Bienal de Venecia presenté una caja de zapatos vacía y en mi primera exposición en Nueva York, cuatro tapas de yoghurt". ƑAceptación? ''Siempre se ha hablado de mi trabajo, genera discusiones. Aceptación es una palabra rara. No sé si un artista es aceptado. Cuando hay una atención hacia el trabajo, que genera polémica, escepticismo, reacción, pasión, eso no es ser aceptado, es ser discutido".
(Gabriel Orozco cuenta con un catálogo bilingüe de 210 páginas publicado por el MOCA, en colaboración con el CNCA/INBA, con ensayos de Benjamín H.D. Buchloh, Abraham Cruzvillegas, Gabriel Kuri, Molly Nesbit, y un proyecto de artista de Damián Ortega.)