VIERNES 2 DE JUNIO DE 2000

* Hace dos años la habían dado de baja del equipo de tiro con arco


Erika Reyes superó adversidades y calificó a JO

* No reconocen mis logros porque carezco de un apellido que pese, lamentó la arquera

Rosalía A. Villanueva * Doce años de esfuerzo, dedicación y trabajo fueron los factores determinantes que permitieron a la arquera universitaria Erika Reyes clasificar para los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, después de haber enfrentado varios obstáculos con su federación, que hizo todo lo posible para terminar con su carrera deportiva en 1998.

Ahora, con el lugar olímpico que ganó en la Copa de las Naciones en Alemania, selectivo exclusivo para cuatro arqueros mexicanos que buscaban la más alta puntuación en la distancia de 70 metros, Erika manifiesta que ese logro significó mucho para ella, por el reto que se impuso hace dos años para seguir demostrando su inocencia contra quienes intentaron hacerle daño, al señalarla como una atleta inestable e indisciplinada que necesitaba ayuda sicológica.

La deportista, de 26 años, ya ni quiere acordarse de cómo fue marginada de la selección que participó en los Centroamericanos de Maracaibo y de la cerrazón de las autoridades, pues aparte de haber causado baja del equipo femenil de tiro con arco, también quedó fuera de toda participación local e internacional.

Sin embargo, eso no le impidió que sola, y sin la asesoría de nadie, siguiera entrenando en la cancha de arquería de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Su caso llegó a la Comisión de Apelación y Arbitraje del Deporte, y aunque el fallo fue a su favor, la doctora Bertha Jiménez, titular de la FMTA, no lo aceptó y condicionó a Erika para que firmara una carta en la que se comprometía a que si quería competir y estar en la selección para ir a JO, debía concentrarse en el CDOM y estar bajo las órdenes del coreano Lee Woong.

Reyes no tuvo opción y a partir de esa fecha el CDOM fue su casa, para entregarse por completo a intensas horas de entrenamientos y planear el reto olímpico que cristalizó hace un par de días en el Grand Prix de Alemania.

Conteniendo las lágrimas por la emoción de lo que serán sus primeros Olímpicos, comentó: "Creo que valió la pena tanto sacrificio, porque era un boleto que venía peleando desde hace tres ciclos y nunca me di por vencida. Me siento conforme por mi trabajo y con resultados he callado muchas bocas. Soy campeona nacional desde hace cinco años y tengo todos los récords.

"Fui la primera arquera en rebasar los mil 300 puntos en 95; en 97 logramos un quinto lugar mundial por equipos y doceavo individual y gané en Estados Unidos. En Winnipeg regresamos con un bronce, en 99 quedé 12 en Turquía, novena en Polonia y en esta temporada llevo dos octavos sitios en Arizona y Alemania".

No obstante, el esfuerzo y la constancia de la futura odontóloga nunca se le ha reconocido. "Lo malo es no tener un apellido que pese. No quiero que me lo reconozcan, pero sí que me den el lugar que merezco, porque creo que me lo he ganado. O por lo menos que digan que a la loca le costó mucho trabajo prepararse para ganar la plaza a Sydney", señala.

ųƑY cómo se ve Erika en Sydney?

ųVoy a entregar todo y por mí no va a quedar para dar el último jalón...ese escaloncito. No debo confiarme en el sí puedo, como tampoco debo descuidar aspectos y detalles, porque en el tiro con arco influyen muchos factores donde el clima y la sicología son factores determinantes. Debo dominar los nervios, olvidarme de la presión y estar sumamente concentrada para lograr un buen resultado.

La arquera reprochó a los directivos de CIMA no cumplir con su palabra, pues aparte de que le rebajaron su beca de 16 mil a 10 mil pesos, a su entrenador no le pagan desde febrero "Me prometieron que a la gira alemana iría mi sicólogo Francisco Peña y no fue; si defiendes tu posición o te quejas con la prensa, (CIMA) te pone más trabas", añadió Erika, quien solicitará un campamento en Sydney para adaptarse al fuerte viento que imperará durante los juegos, y cerrará con un torneo en Dinamarca.

Erika representa a la UNAM desde que se inició en 1988 y no tiene ayuda, arcos, ni uniforme. Incluso la asociación auriazul debe la membresía en la FMTA, y como la mayoría de los deportistas, sólo recibe el apoyo de su familia.