JUEVES 1Ɔ DE JUNIO DE 2000

Fox frente a Chiapas y a los pueblos indígenas

 

* Magdalena Gómez *

El candidato de la mercadotecnia y del malabarismo ideológico nos dirige ahora sus mensajes a través del libro Vicente Fox propone, en el cual expone respecto a Chiapas y la cuestión indígena: "para volver a la mesa de las negociaciones hay que dejar todo sentimiento que nos lo impida", además de respaldar "los esfuerzos de mi partido para traducir en normas constitucionales los acuerdos de San Andrés Larráinzar" (Proceso, 28 de mayo de 2000).

Con esta nueva toma de posición el candidato en mención refleja que en este, como en otros temas, no ha entendido nada de nada, salvo que su instinto conservador debe ser fiel al partido que se ha dejado expropiar por él. Hagamos un recuento de sus ocurrencias.

Vicente Fox ha declarado que él "resolvería en 15 minutos el conflicto en Chiapas", que lo que quieren los indígenas es "un changarro, un vocho y una tele" y, como prueba de la importancia que da al tema, establecerá una oficina para los indígenas al lado de la suya en Los Pinos. Ahora se refiere a la crisis del diálogo como un problema de "sentimientos" ignorando que ésta fue provocada por el incumplimiento a los acuerdos de San Andrés, el rechazo y tergiversación de la propuesta de reforma constitucional elaborada por la Cocopa, la masiva presencia militar, el apoyo a grupos paramilitares, la masacre de Acteal, los llamados desmantelamientos a los municipios autónomos, los asesinatos de El Bosque, entre otros hechos ominosos a los que se suma el acoso actual de la Policía Federal Preventiva (PFP). Como vemos no es precisamente problema de "sentimientos".

Por lo que respecta a su respaldo a la iniciativa del PAN, basta recordar que superó al Ejecutivo federal en la trivialización de la demanda indígena al proponer el reconocimiento de autonomía a las comunidades indígenas en el marco del municipio a través de las llamadas "cartas municipales".

Vulneró así lo acordado en San Andrés respecto al hecho de que la autonomía se ejercerá en los ámbitos y niveles en que los pueblos indígenas la hagan valer. En los hechos la iniciativa blanquiazul municipaliza el derecho indígena alejándose del vigente planteamiento constitucional de que la nación mexicana tiene carácter pluricultural. Por otra parte, no considera que elementos de la autonomía como el acceso al uso y disfrute de recursos naturales no pueden ser regulados en sus mencionadas cartas, pues corresponde al ámbito federal. Son, pues, innumerables las contradicciones con los acuerdos de San Andrés y, por supuesto, su respaldo a tal iniciativa no abre camino alguno para la paz.

Por lo demás, en sus publicitados diez compromisos el candidato panista se refiere a estos temas de manera ambigua, ya que sin mencionar los acuerdos de San Andrés afirma: "Me comprometo a crear las condiciones políticas para la solución pacífica del conflicto en Chiapas y para el desarme de los grupos armados que existen en el país con estricto apego a derecho".

No es, por tanto, casual que haya guardado silencio ante la convocatoria que hiciera Cárdenas para realizar un pacto de candidatos presidenciales, "gane quien gane" (La Jornada, 15 y 22 de mayo de 2000), en torno a pedir el retiro inmediato de la PFP de Chiapas y, a partir del primero de diciembre, el reposicionamiento del Ejército a la situación que guardaba en enero de 1994, así como la presentación de la propuesta de Cocopa como iniciativa de reforma constitucional. Tampoco ha respondido al llamado de la Asociación Paz con Democracia, apoyado por otras organizaciones y múltiples personalidades (La Jornada, 26 de mayo de 2000).

Estos elementos son una de tantas muestras concretas de los alcances de la alternancia que Fox dice garantizar. Lo son también de la precariedad que ofrece un candidato que pretende arrogarse la representatividad de la oposición, como lo hizo en el reciente debate, y para ello no tiene empacho alguno en usurpar la historia de los movimientos sociales de oposición auténtica. *