JUEVES 1o. DE JUNIO DE 2000

* Disertó sobre indocumentados y literatura, en la Casa de América de Madrid


Los cruces en la frontera México-EU nutren la narrativa de mi país: Villoro

* Racismo, sincretismo y resistencias culturales son fenómenos que coexisten en esa zona

* Se vive una situación dramática para impedir la migración, dijo el autor de La casa pierde

Patricia Landino, especial para La Jornada, Madrid, 31 de mayo * En palabras de Juan Villoro, la frontera es una vasta operación narrativa. El racismo, el sincretismo, los contrastes y las resistencias culturales que se viven en la frontera norte de México, la más atravesada del planeta,
nutren y refrescan a la narrativa mexicana actual, dijo hoy el escritor al hablar en la Casa de América de Madrid sobre indocumentados y literatura en esa zona limítrofe. Entre otros temas relacionados con los choques y las fusiones culturales que se viven en México desde su origen, Villoro se refirió particularmente a la narrativa actual que da cuenta de territorios ''escindidos y entornos eternamente provisionales", como son los fronterizos. En ellos, dijo, algunos narradores han encontrado "muy ricos estímulos para hacer una
literatura muy peculiar".

Tijuana, ''el gran basurero''

Acerca de la parte ''desgarrada" que se vive en los cruces fronterizos con Estados Unidos, Juan Villoro habló de los 400 indocumentados que han muerto desde 1995 al tratar de cruzar hacia ese país. Se vive ''una situación dramática para impedir la migración". Mencionó el muro de metal que divide México y Estados Unidos en Tijuana y Otay, el cual, dijo, se creó originalmente como plataforma para que los tanques pudieran desplazarse en el desierto del Golfo Pérsico durante la guerra de 1991.

Además de Federico Campbell o Carlos Fuentes, quienes han tocado de distintas
maneras la vida en la frontera norte, Villoro habló de escritores que encontraron elementos ''muy enriquecedores" de uno y otro lado de la línea divisoria. Describió a Tijuana como un territorio que de alguna manera se ha convertido en ''el gran basurero de Estados Unidos, lleno de prostíbulos y de vicios baratos", en el que los gringos pueden hacerse cirugías a bajo costo o encontrar fármacos sin receta, lo que en su país es imposible. Esto
impulsa a ''lidiar de manera narrativa con el gigantesco desafío de la frontera".

Destacó a Daniel Sada, quien para Villoro renueva la novela mexicana con el
libro Porque parece mentira la verdad nunca se sabe (Tusquets). Para el
autor de La casa pierde, la literatura de Sada, nacido en Mexicali en 1953,
es un híbrido entre el corrido mexicano y del romance español. De esta mezcla, dijo, resulta un ''barroco americano" que desde su origen nombra lo que no se había podido nombrar, como ''territorios exuberantes" que retan al lenguaje a encontrar nuevas formas.

''En Sada el barroco tiene lugar en el
desierto, deshabitado por definición. Vacío paisaje de lo constante, donde no debería haber nada."

Venturas por la mezcla de dos culturas

La escritora Rosina Conde, en su libro Embotellado de origen, habla de los
perfumes traídos de otros países a Tijuana, donde se venden más baratos por
ser una zona libre de impuestos. Conde escribe sobre ''las cosas que llegaron
de lejos, pero se convierten en auténticas. Tienen otra manera de ser genuinas. Llegan para comportarse de otro modo pero encuentran otra manera de lo estable".

Por último Villoro se refirió a Luis Humberto Crosthwite, nacido en Tijuana en 1962, quien ha cruzado más de mil 500 veces la frontera de Tijuana con San Ysidro. En una de tantas un agente migratorio le preguntó qué traía de México, a lo que Crosthwite respondió nada. Molesto, el guardián le hizo tres o cuatro veces la misma pregunta, pero la respuesta fue la misma, hasta que el escritor dio con la clave. Tenía que responder sí o no.

El ''no" le permitió pasar al otro lado. Cruzar la frontera es un ''teatro del absurdo y un diálogo de la incomunicación", dice Crosthwite, de ascendencia escocesa, quien también encuentra situaciones ''venturosas de la rica mezcla de ambas culturas".

En cuanto al spanglish, Villoro sintetizó: ''Las lenguas viven en contacto unas con otras y se fortalecen".

Finalmente, para referirse al encuentro entre culturas distintas, que se encuentran y conviven sin más remedio, como son las que habitan uno y otro lado de la frontera, el autor de Los once de la tribu citó un endecasílabo del poema Piedra de Sol, en el que el Nobel mexicano Octavio Paz ''resumió los encuentros de manera luminosa: los otros todos que nosotros somos".