MARTES 30 DE MAYO DE 2000
Ť Ser jazzista, su gran ambición
Charlie Watts, avergonzado por la fama y la fortuna que la han dado los Rolling Stones
Reuters, Los Angeles, 29 de mayo Ť Si alguna vez hubo un músico frustrado, tendría que ser Charlie Watts.
Aunque la mayoría de los artistas anhelan el estrellato, Watts ha pasado los últimos 35 años más bien avergonzado por la fama y la fortuna que le han dado el hecho de ser el baterista de los Rolling Stones.
Mick Jagger y Keith Richards son estrellas del rock naturales. Watts, que cumplirá 59 años el 2 de junio, es una estrella de rock por accidente. Al canoso abuelo no le gusta particularmente la música pop y no hay duda de que no escucha nunca los álbumes de su banda.
Su reticencia sólo lo hace más popular con los admiradores de los Rolling Stones: cuando Jagger lo presenta en los conciertos, el aplauso dura eternamente mientras el elegante Watts se limita a responder con una sonrisita y ajusta obsesivamente algún tornillo de sus tambores Gretscc perfectamente instalados.
Watts, nacido en Londres, es hijo de un camionero y su única ambición era ser músico de jazz y emular a sus héroes en centros nocturnos llenos de humo. No puede creer su mala suerte de haber entrado a un grupo de rock que luego sería considerado la "mejor banda de rock del mundo".
Pero su trabajo tiene sus beneficios. Viajar por el mundo le ha permitido visitar los más importantes centros de jazz y ver a sus intérpretes favoritos en acción.
Y tiene guardados los millones suficientes para organizar sus propios grupos de jazz, sacarlos en gira y hacer discos con ellos.
Es por ello que su nuevo álbum deberá hacer fruncir unos cuantos ceños, porque es más probable ser escuchado en un bullicioso estadio que en un íntimo club de jazz de categoría.
Watts unió fuerzas con el veterano baterista de estudio Jim Keltner para entrar al mundo de alta tecnología de hipnóticos ritmos de baile y exóticos efectos de estudio.
The Charlie Watts/Jim Keltner Project, el título del álbum, será lanzado en Estados Unidos por Malibu, el sello new age californiano de la disquera Higher Octave Records, e internacionalmente por su casa matriz Virgin Records.
Watts lo quería llamar On the shoulder of giantes, pero se le adelantó el grupo de roqueros británicos Oasis, que le puso ese nombre a su más reciente producción.