LUNES 29 DE MAYO DE 2000
* Ante el estrépito de la avalancha, el mimo abandonó el escenario para no volver
Portazo e histeria malograron la función de Marcel Marceau
Pablo Espinosa * Doce minutos duró la presentación de Marcel Marceau en Coyoacán.
Había representado apenas el mimo su rutina titulada El artista pintor y justo cuando ejecutaba, virtuoso, su segunda obra del programa, El jardín público, un tumulto se abalanzó hacia el proscenio en busca de mejor visibilidad, provocando escenas de histeria. La respuesta ante tal estrépito de improperios y sillas derribadas fue inmediata: el silencio ahora sí definitivo del artista, pues abandonó el escenario y no volvió.
Quedó cancelada así la función tan esperada. Varias horas antes había acudido en masa un público que encontró insuficiente el espacio para tal convocatoria, pues el escaso sillerío colocado bajo un gran toldo amarillo ya era copado por los tempraneros.
Entre acomodados y quienes se arremolinaron a las orillas del espacio techado sumaban unas 7 mil personas, cuya mayoría, estoica, resistió varios chubascos que empaparon casi a todos hasta los huesos pero no movieron a nadie de sus preciados sitios.
El espectáculo, que inició una hora más tarde de lo prometido, terminó entre el desaliento y la indignación repartida en gritos de origen variopinto: la mayoría enardecida atribuía su malestar a la desorganización e imprevisiones para tal evento.
Hubo un intento por rescatar el naufragio: una vez que el espanto se mudó en los rostros mojados por la lluvia y en los de algunas muchachas por lágrimas de susto, la masa violenta pareció alcanzar el silencio que había pedido por el micrófono el director del Instituto de Cultura, Alejandro Aura, "para tratar de convencer a Marcel Marceau de que regrese". Fueron instantes conmovedores, al borde de la tensión extrema. La mayoría ya estaba sentada en el piso, anegado por la lluvia y el silencio cundía entre el esperanzado público. Pero era demasiado tarde.
El anuncio fue definitivo: "Lamento informarles que el maestro Marcel Marceau ya se retiró". Eran las 21:13, y el tiempo ya no se hizo más elástico. Los gritos se multiplicaron: "šFue una provocaciónš"; "šDesorganizados, que renuncie Aura!", gritaban algunos jóvenes bajo el proscenio, "šQué vergüenzaš contestaba una señora a los intentos de un nuevo goya de las muchas coreadas horas antes por los muchachos ubicados donde se inició la variante del portazo en busca de mejores sitios. "Queremos dejar en claro --dijo un funcionario en el micrófono-- que la mayoría del público se comportó de manera admirable, y fue una minoría la que provocó el desorden".
Respondió así a La Jornada Alejandro Aura: "No quisiera hacer eco porque no me consta la idea de que fuera una provocación. Hubo muchachos que se me plantaron enfrente pidiéndome la renuncia, quizá se enardecieron demasiado. Quizá cometimos errores, pero en nada afecta esto la continuidad del programa La calle es de todos.. No hicimos esta presentación en el Zócalo porque está tomado por los maestros. En lo sucesivo haremos los eventos en las mañanas, para evitar problemas por la lluvia".
Ya se había declarado la cancelación del espectáculo, y entre el público todo era malestar: las sillas que colocaron hasta el frente de último momento, el espacio inadecuado, la escasa altura de la tarima, el retraso en el inicio del evento, la incomodidad para la mayoría del público y la nula visibilidad, eran los señalamientos públicos.
Después de la medianoche, el Instituto de Cultura de la Ciudad de México emitió el siguiente comunicado:
"La lluvia de este domingo por la noche impidió el buen inicio de la función de Marcel Marceau en el Jardín Hidalgo, de Coyoacán. Esto creó un ambiente de incomodidad, tanto para el artista como para el público. La expectativa de disfrutar, quizás por última vez en nuestro país, al genio de la pantomima, convocó a una gran cantidad de gente que naturalmente acude a los espectáculos públicos en esta plaza, y habría sido realizable la función, aunque con incomodidades, de no haber sido porque justo al punto de comenzar, la lluvia arreció e hizo que parte del público buscara, por un lado, refugio, y por otro, mejores condiciones de vista del espectáculo. Todo esto generó movimientos y ruidos excesivos que crearon un ambiente no propicio para el desarrollo de un espectáculo silente y unipersonal como es el arte del maestro Marcel Marceau. El Instituto de Cultura lamenta profundamente esta cancelación, y ofrece su ánimo de disculpa más amplio tanto para el maestro Marceau como para el público".