DOMINGO 28 DE MAYO DE 2000

Ť José Benítez Muro rescata material fílmico tomado por El Chamaco


Covarrubias, uno de los grandes documentalistas del siglo XX

Ť El ilustrador retrató en El sur de México un edén que halló en el Istmo de Tehuantepec

Miryam Audiffred Ť El edén no estuvo, para Miguel Covarrubias, en un lugar entre los ríos Tigris y Eufrates, sino en uno de los tantos rincones del Istmo de Tehuantepec, a unos minutos del mar y entre una vegetación poblada de aves que cantan en zapoteco. El paraíso que cautivó para siempre al caricaturista mexicano estaba lejos de superficialidades y riquezas materiales, era un mundo -diría una y mil veces- "cargado de violentos contrastes y mujeres indias vestidas como pájaros tropicales hablando lenguajes que en mucho recuerdan a China".

La elegancia de las tehuanas caminando hacia el mercado con enormes canastas de frutas y flores en sus cabezas ejercieron una mágica atracción en el también museógrafo, ilustrador y antropólogo nacido en la ciudad de México en 1904. La seducción fue tan profunda que no le bastaron las palabras para describirla. Tuvo que recurrir a la lente y a las imágenes en movimiento para capturar la realidad de un pueblo "desconocido e ignorado" que, a través del documental El sur de México, se ha enlazado con la inmortalidad.

foto- TEHUANTEPEC-2 Cinco décadas de abandono en latas metálicas han quedado en el pasado gracias al investigador José Benítez Muro, quien, hace diez años, se propuso rescatar el material fílmico tomado por El Chamaco para demostrar, así, que Covarrubias "fue uno de los grandes documentalistas de este siglo".

Realizado a lo largo de los múltiples viajes que el caricaturista fallecido en 1957 hizo al Istmo de Tehuantepec entre los años treinta y cuarenta, el documental -asegura el especialista- es "uno de los monumentos visuales más importantes de la humanidad".

Y es que los momentos de cotidianidad captados por Covarrubias van más allá de los bellos rostros morenos y la colorida vestimenta. Reconociendo su impotencia ante la exuberancia natural y cultural de estas comunidades oaxaqueñas, el ilustrador señaló en varias ocasiones que tras haber "arañado esta superficie del país me di cuenta de la complejidad de sus infinitas facetas y de la imperiosa necesidad de adquirir nuevos conocimientos.

"Me sentí impelido a hurgar en crónicas antiguas del Istmo, a leer relatos del lugar, a discutir con arqueólogos, economistas, políticos, dirigentes obreros, campesinos, terratenientes, vendedoras del mercado y agentes viajeros". Todo por tentar brevemente el corazón de un pueblo hecho de maíz.

"Nadie puede volar sin raíces"

José Benítez cuenta que la idea de restaurar el material fílmico de Covarrubias surgió en 1984, fecha en que conoció a Rocío Sagaón -la segunda compañera de El Chamaco- y descubrió que ella había guardado "amorosamente" los metros y metros de película tomados por el antropólogo a lo largo de todos sus viajes.

Sabía que El sur de México era el regalo que el caricaturista quiso darle a su país y, afortunadamente, "el material estaba en muy buenas condiciones". De hecho, comenta que las cintas no requirieron de una restauración completa. "Sólo fue necesario limpiarlas, airearlas y corregir roturas para descubrir que su trabajo puede ser comparado con cualquiera de las filmaciones que el director ruso Sergei Mijailovich Eisenstein tomó en Tehuantepec para dar vida al relato Sandunga de su proyecto Que viva México".

También restaurador del documental La isla de Bali -hecho por Covarrubias entre 1933 y 1934- el investigador asegura que si el ruso es el esteta siempre sorprendido por lo exótico, Covarrubias es el testigo participante; "el hombre que nos enseñó que nadie puede volar sin raíces".

Pero su trabajo audiovisual también es "sorprendente" porque aunque la cámara que utilizó sólo aceptaba rollos de unos tres minutos de duración, las imágenes de El sur de México corren como si hubieran sido filmadas con cuatro cámaras distintas, pues entre ellas hay tomas y contratomas.

"De acuerdo con las vistas de la película es muy posible que Covarrubias haya utilizado un tripié y una torreta con lentes normal, gran angular y telefoto."

La labor fílmica de El Chamaco está tan llena de humanidad y cariño hacia los demás -en especial hacia los desheredados- que, en Bali, su nombre forma parte del árbol genealógico de la comunidad. Es más, el libro que tituló igual que a su documental se encuentra en los burós de las habitaciones de todos los hoteles, ocupando el lugar que en otras partes del mundo estaría destinado a la Biblia.

El regalo de la identidad

Para los juchitecos, Covarrubias nunca fue un extraño. A diferencia de cualquier turista o investigador citadino, El Chamaco siempre estuvo autorizado para acceder a muchos de los lugares prohibidos, no obstante acudía siempre en compañía de su cámara Bolex de cuerda.

foto- TEHUANTEPEC-3 El escritor Paul Bowles fue uno de los muchos intelectuales atrapados por las palabras del ilustrador mexicano, quien con sus descripciones consiguió que el autor de El cielo protector viajara a México y visitara el sitio en el que "todas las mañanas se bañan desnudas las mujeres más hermosas del país".

En sus memorias, el estadunidense reconoce que Tehuantepec -región que visitó en 1936- era inolvidable. "Todo lo que me había dicho Covarrubias era exacto; aunque olvidó que siempre había guardias femeninas en el baño matinal del río que tiraban piedras a cualquier hombre o muchacho que se acercara a menos de trescientos metros".

La aventura de comer en los puestos del mercado donde las cocineras agarran a las gallinas por la cabeza para partirles el pescuezo no sólo atrapó al intelectual neoyorquino. El Dr. Atl, Roberto Montenegro, Diego Rivera, Salvador Novo y el editor Alfred Knopf fueron algunas de sus víctimas. De hecho, este último se encargó de publicar, en 1946, el libro Mexico South. The Isthmus of Tehuantepec, texto dedicado a Rosa Covarrubias que buscó, al igual que el documental, darle a México el "regalo de la identidad y de la conciencia de su propio valor".

Entonces Diego Rivera comentó lo que seguramente muchos sentirán en unos días. "El sur de México es un apetitoso coctel cuyo penetrante sabor y gusto despierta las ganas de viajar por el país".

(El sur de México será presentado el jueves 15 de junio en la sala José Revueltas del Centro Cultural Universitario, a las 20 horas).