SABADO 27 DE MAYO DE 2000
Ť Krauze define al perredista como la voz de la convicción
Cárdenas, claro; Fox, gallardo; Labastida, incongruente: analistas
Ť Preocupa a intelectuales el autoritarismo que mostró el panista el martes
Georgina Saldierna, Elizabeth Velasco y Ciro Pérez Silva Ť Los investigadores, políticos e intelectuales que participaron en los diferentes análisis del segundo debate entre Vicente Fox, Francisco Labastida y Cuauhtémoc Cárdenas, organizados por las televisoras, destacaron el intento del panista por revertir la imagen "intransigente" que mostró el martes; el deslinde del perredista ante sus contendientes, y la dificultad del priísta para justificar su propuesta de cambio a partir de una larga trayectoria como funcionario del sistema que le resta credibilidad.
En la mesa moderada por el periodista Joaquín López Dóriga, los panelistas ponderaron la "clara definición" de Cárdenas; la "gallardía" de Fox cuando defendió su propuesta, y la "timidez" de Labastida.
Enrique Krauze destacó que Fox intentó hablar de su filiación democrática. Fue directo y firme en sus propuestas y mostró un carácter práctico empresarial que al historiador le pareció "atractivo", aunque en su voz identificó la del caudillo, "la vieja voz de la historia de México. Consideró que "no está mal " en su técnica política y sostuvo que la idea de entregar las claves para acceder a las listas del Fobaproa fue buena.
Al igual que Germán Dehesa, el director de Letras Libres manifestó su preocupación por la actitud autoritaria del panista el martes. Ambos coincidieron en que cuando se "mete la pata" lo mejor es sacarla rápido, aunque Fox apenas pudo sacar "a medias la bota".
En este mismo sentido, Jaime Sánchez Susarrey destacó que la tesis de la conjura que propuso Fox a partir del encuentro de los tres candidatos, luego de la reunión con Cárdenas y Labastida en la casa de campaña del perredista, no tuvo sustento y manifestó la duda de que quien vaya a gobernar, en caso de que gane Fox, sea el que vieron los televidentes el martes y no el que se vio durante el segundo debate.
De Cárdenas, Sánchez Susarrey comentó que apareció como el candidato con mayor capacidad para transmitir un mensaje, y reconoció como un signo distinto el hecho de que el perredista admitiera que existe un marco legal que evitará hechos como la caída del sistema en 1988. Krauze, a su vez, sostuvo que Cárdenas habló con la ''voz de la convicción'', ya que tiene un pasado que lo respalda, aunque lo ubicó "demasiado cargado de negatividad" y "poco propositivo", mientras que Germán Dehesa consideró que el perredista demostró congruencia con su desempeño político.
Los panelistas coincidieron en que el candidato del PRI fue contradictorio al ofrecer un cambio, y que en su exposición se percibió el "viejo tono de un informe presidencial". Dehesa advirtió en Labastida un tono gris, "caído de ánima y de ánimo" con propuestas poco confiables "por su edad y la edad del PRI". Sánchez Susarrey estimó que el no responder directamente a los ataques "lo opacó".
En la emisión de CNI, Canal 40, que conduce el periodista Ciro Gómez Leyva, se reprodujeron las posturas de los tres aspirantes.
El perredista Imanol Ordorika dijo que la frase del debate fue la de Vicente Fox, quien destacó "šcaray!, me la ganaste Cuauhtémoc", cuando aquel se refirió al binomio corrupción-PRI.
Diego Fernández de Cevallos respondió que asumir que la frase del debate fue esa es una perspectiva muy circular. Espero que Cuauhtémoc tenga la grandeza de reconocer el triunfo de Fox, emplazó.
Ordorika sostuvo por su parte que no hay explicación de Labastida para justificar cómo puede ser uno funcionario por más de 35 años y tratar de desligarse de problemas como la UNAM y Chiapas.
En tanto, el ex subsecretario de Gobernación Jesús Murillo Karam defendió el sistema político priísta que ha permitido el acceso a la educación y gozar de la libertad de expresión de este momento, que no se da en otras latitudes. "Me enorgullezco de lo que ha hecho el PRI, porque recibió un país desecho, con 90 por ciento de los mexicanos en la pobreza".
Fernández de Cevallos dijo en su oportunidad que "estamos por el cambio los del PAN y el PRD. Representan proyectos con diferencias sustantivas, pero también con coincidencias. No queremos acabar con el PRI, sino que se vaya".
En la mesa organizada por Multivisión, que moderaron Jorge Fernández, Guillermo Ortega y Raúl Peimbert, Jorge Castañeda, asesor de Vicente Fox, señaló que el candidato de la Alianza por el Cambio mostró un dominio de los temas y dio una imagen presidencial. Dijo que el "gran gesto" de la noche fue la entrega de las claves del PAN y del PVEM para acceder a las listas nominales de los créditos reportables del Fobaproa.
Negó que Fox hubiese recibido un "descalabro" por la reunión del martes en la casa de campaña de Cuauhtémoc Cárdenas, al mostrarse "intransigente o necio". Castañeda manifestó dudas sobre la lectura que dieron a este incidente los medios escritos, aunque reconoció que ese encuentro representó una "situación difícil" para todos los candidatos, y que en el caso de Fox hubiera sido mejor responder: "háganle como quieran y vamos al debate a donde quieran".
El ex subsecretario de Gobernación Jorge Alcocer sostuvo que Fox siguió diciendo mentiras y demostró que tiene un "problema freudiano", al admitir que "desde chiquito es un necio". Alcocer alertó sobre la posibilidad de que esta "necedad" o "el problema no resuelto de la infancia de Fox" perjudique a México.
Del candidato del PRI, Francisco Labastida, Alcocer sostuvo que en sus exposiciones dejó claro que asistió al debate a exponer sus propuestas e intercambiar puntos de vista sobre los temas agendados. Destacó que Fox nunca respondió a las preguntas planteadas por Labastida sobre la propuesta económica del panista, como la fórmula de aumentar de 10 a 16 puntos del PIB los gastos, al mismo tiempo que propone reducción de impuestos. "Este es un galimatías que ni sus asesores pueden explicar".
Sostuvo que el panista se esforzó por resolver el descalabro que sufrió el martes ante cámaras y micrófonos, "donde todos vimos el verdadero rostro de la intolerancia de Fox".
Ť Labastida llamó la atención por sus trabalenguas
Tres momentos marcaron el pobre espectáculo del debate
Ť Cárdenas, con amplias perspectivas en la pelea; Fox se recuperó
Jaime Avilés Ť En el interior del Museo Tecnológico, tres momentos claves marcaron la función de anoche. Uno, cuando Francisco Labastida golpeó la mesa aflautando la voz al decir: "tengo carácter, tengo decisión", y la sala de prensa estalló en carcajadas. Dos, cuando Vicente Fox le confesó a Cárdenas: "Me la ganaste, Cuauhtémoc" (la idea de identificar al PRI con la corrupción), y agregó: "Hoy tu actitud es diferente a la de hace unos días", y algunos periodistas corearon: "šAutogol!". Y tres, cuando al terminar el show se impuso entre los reporteros la impresión de que el sinaloense estaba definitivamente perdido.
Poco antes de las nueve de la noche, dos asesores de Fox -Jorge G. Castañeda y Adolfo Aguilar Zinser- entraron en el recinto donde ya se impacientaban los representantes de los medios, y se dejaron entrevistar a diestra y siniestra, machacando, en palabras de Castañeda, que el gran tropiezo del candidato del PAN-Verde, el martes en la casa de Cárdenas, había sido "la típica tormenta en el vaso de agua".
Pero mientras los intelectuales orgánicos del PAN-Verde anticipaban la estrategia del guanajuatense, los más siniestros "Amigos de Fox" llevaban por lo menos 48 horas distribuyendo por Internet un fotomontaje, anónimo desde luego, en el que Labastida y Cárdenas aparecen desnudos, abrazados a la orilla de una piscina y sonriendo a la cámara, debajo de una dedicatoria que reza: "Con mucho cariño para mi amigo Pancho Labastida de su hermano del alma Cuauhtémoc Cárdenas. Octubre de 1968. PD: Nos vemos en el 2000".
Y si a esas vamos, hay que leer la columna de Joaquín López-Dóriga, ayer, en El Heraldo, en la que el periodista relata cómo lo están hostigando los seguidores del hombre de las botas, quienes no le perdonan el haber puesto la mesa en su noticiero del lunes por la noche, para que Fox iniciara la cadena de disparates que al día siguiente lo harían perder 8 puntos de popularidad en las encuestas.
Así que, en un clima de guerra sucia en la esfera cibernética, Fox llegó al Museo Tecnológico detrás del autobús de Cárdenas y puso en la puerta al jefe de su cuerpo de seguridad para que éste impidiera el paso al vehículo donde iba Andrés Manuel López Obrador en lo que llegaba la camioneta del empresario del Bajío, con su angustiado huésped resuelto a rehacer su imagen de "terco" opositor al PRI.
Fox, de tal modo, se empeñó en robarse tanto esta característica distintiva de Cárdenas como la historia de la izquierda mexicana en su lucha por la democracia. Con la mira puesta en el electorado del PRD, comenzó su actuación elogiando la gesta cívica de 1968, alabando a Rosario Ibarra, quemando incienso en honor de Heberto Castillo y rescatando la figura intransigente del doctor Salvador Nava. Sin embargo, en el curso de sus intervenciones, no haría sino refrendar su credo neoliberal, insistiendo en la obsesión de dejar todo el control de la economía a la empresa privada.
ƑLogró Fox recomponerse? La opinión más extendida anoche, en el Museo Tecnológico, era que sí, mientras las mismas voces consideraban que Cárdenas se había sacudido, a ojos del país entero, el sambenito de ser un supuesto aliado del PRI. Torpe en sus reflejos, Fox se lo celebró a la primera de cambio al decirle que tenía una actitud "muy diferente" a la del martes pasado. Pero como por ese camino iba a quedarse sin línea argumental, pronto rectificó al externar su "esperanza" de que ojalá retornara el michoacano a la oposición, para que él pudiese revivir la tesis del voto útil.
Un recibimiento caótico
En la casa de campaña de Cárdenas, a las siete de la noche, los periodistas aguardábamos la llegada del candidato para salir inmediatamente rumbo al museo, previendo que en los alrededores de éste habría tumultos como en efecto los hubo. Al cuarto para las ocho el Periférico, en el sentido que va de norte a sur, estaba paralizado por completo a la altura de la montaña rusa, debido a un plantón de maestros que intentaban aproximar sus banderas de protesta a la sede de la polémica.
En consecuencia, sobre la lateral de la vía rápida había un gran despliegue de granaderos, mientras en la parte posterior del museo más de 500 perredistas celebraban una verbena popular. Al verlos, uno de los acompañantes de Santiago Creel desenfundó el celular y llamó a las oficinas del PAN solicitando la presencia de las bases porque, decía, "acá no hay nadie de nosotros". Los refuerzos, desde luego, nunca llegaron.
Los candidatos se apearon de sus vehículos -Labastida ostensiblemente protegido por una muralla del Estado Mayor Presidencial- y caminaron a través de un exótico estacionamiento, en el que, cerca del autobús de Cuauhtémoc y las camionetas de los otros dos, había un DC-6 de la Fuerza Aérea Mexicana, un helicóptero desvencijado y un Oldsmobile negro, tan negro como los trajes de los tres políticos que iban a medirse frente a las cámaras de la televisión, en una confrontación que los tres requerían con urgencia para aventajarse.
En torno de una mesa con forma de trébol de cuatro pétalos, los candidatos de PAN-Verde y PRD se colocaron a los extremos dejando a Labastida en el centro. Los periodistas que habíamos sido invitados a presenciar el torneo a escasos metros de los participantes, descubrimos, demasiado tarde, que lo veríamos de nuevo por televisión, aislados en un cuarto contiguo. Sin embargo, contamos con el auxilio de una cámara fija que nos permitió ver lo que no salió al aire, esto es, las tres o cuatro veces que Labastida tensó los músculos de la cara, molesto por las palabras de Cárdenas; las quince o veinte veces que Fox se cruzó de brazos con aire como ausente y lo despeinado que lucía Cárdenas de perfil, a medida que se relajaba en su poltrona y preparaba sus intervenciones con calma y hasta deleite crecientes.
La máscara del timador
Como espectáculo, en suma, fue más bien pobre. El manejo de las cámaras conservó la rigidez y la lejanía de un sistema político renuente a dejarse atrás a sí mismo. Pero lo que resultó evidente fue que, pese al buen cuidado que tuvo por no enojarse ni improvisar, Labastida incurrió en frecuentes trabalenguas y por momentos su pronunciación era incomprensible; Fox volvió a colocarse la máscara de timador de feria y Cárdenas conservó una actitud que lo mantiene, con amplias perspectivas, en la pelea, porque de los tres que compitieron anoche lo cierto es que ahora sólo quedan dos y éste va a convertirse en un gigantesco problema durante las semanas que vienen.
Ť Cumplí mi objetivo, opinó acerca del debate
Sin asesores, Labastida Ochoa se refugió dos días en Yautepec
Ť Viajó al DF en helicóptero, el cual aterrizó en el Campo Marte
Enrique Méndez Ť Por dos días, Francisco Labastida se refugió en Yautepec, Morelos, sin asesores, preparándose para el debate de anoche. Desde allí viajó en helicóptero con Esteban Moctezuma, Javier Treviño y Guillermo Ruiz de Teresa; la nave aterrizó ayer por la tarde ni más ni menos que en el Campo Marte.
El y parte de su dream team disfrutaron así de instalaciones a cargo de la Sedena, que sólo son utilizadas como helipuerto cuando el Presidente realiza giras a estados cercanos al Distrito Federal, y ahí despegan y aterrizan los aviones de la fuerza aérea TPH tipo Puma.
Precisamente, poco después, el helicóptero presidencial aterrizó en el campo militar, y entonces se supo del uso privilegiado del sitio por Labastida y sus colaboradores.
Desde la mañana se había confirmado que el candidato del PRI prefirió no organizar festejos para después del debate y optó por entrevistas televisivas, aunque sus contrincantes de la oposición ya tenían preparadas verbenas en el Angel de la Independencia y en un estacionamiento contiguo al Museo Tecnológico de la CFE.
-šLes ganamos la plaza! -exclamó, divertido, el vocero del CEN del PRD, Carlos Navarrete.
Tan fue así, que cuando Vicente Fox pasó frente al museo en su camioneta, fue recibido con rechiflas por los simpatizantes de Cárdenas.
Ya había comenzado a llover y los guardaespaldas de Fox se esforzaban por mantener lejos a la gente de la camioneta del panista. Uno de los guardias de Fox, de plano, se calentó y enfrentó a un perredista: "šVete a la chingada, pendejo!"
El único que organizó una concentración de priístas a las afueras del museo fue el candidato a jefe delegacional por Miguel Hidalgo, el diputado Miguel Angel Ortiz Haro, pero a su convocatoria respondieron apenas unas 50 personas.
Nervioso, se paseaba frente al museo, hablando por celular, por medio del cual exclamó: "šEs una mierda aquí, entre puros pinches perredistas!"
Santiago Creel llegó tarde y entró a pie. Antes de traspasar la reja del museo le hicieron una entrevista. "Va a ganar Fox porque es el mejor", anticipó.
Poco después, Ortiz Haro dejó de hablar por teléfono para saludar a Jorge Castañeda y Adolfo Aguilar Zinser -flamantes asesores de Fox-, que también debieron entrar caminando bajo la lluvia.
Al finalizar el debate, priístas y perredistas intercambiaron puyas. En el toldo de una camioneta, un joven perredista se mofaba de ellos: "šAcarreados! šPasen por su torta y sus 50 pesos!"
A diferencia de abril, ayer Labastida no se presentó ante sus seguidores. Y desde el cuartel priísta se difundían, anoche, encuestas de Internet que lo daban "ganador".
-ƑSe siente satisfecho? -se le preguntó cuando salía del museo.
-Por supuesto: cumplí con el objetivo que me había fijado: dar más información.