SABADO 27 DE MAYO DE 2000
Ť Carecen de sensibilidad los nuevos ejecutivos empresariales: Yolanda Santos
La IP de Monterrey, otrora famosa por apoyar el arte, reduce su mecenazgo
Ť Con el cierre del museo de la capital de Nuevo León, se soslaya la relevancia de la cultura
Ť Es uno de los escenarios más originales y funcionales que conozco, dice Teresa del Conde
José Garza, especial para La Jornada, Monterrey, NL, 26 de mayo Ť Eran momentos de antojos, de caprichos. Todo se podía conseguir durante la bonanza que se tuvo en esta ciudad a finales de los años ochenta y principios de los noventa. Que un museo, el más grande de América Latina si se quiere. Que una compañía de ballet, como las mejores del mundo. Hasta llegó a pensarse que la cultura y el arte eran asuntos de los que podía desentenderse el gobierno. Hoy las cosas son distintas. De unos años a la fecha, la iniciativa privada regiomontana, famosa por su apoyo incondicional al arte y la cultura, tiende a retirarse del mecenazgo. El cierre del Museo de Monterrey por el grupo empresarial Femsa, que decidió reorientar sus políticas filantrópicas hacia la educación, los sectores menos favorecidos y la ecología, rompe el mito de ''la IP regia" bondadosa y vinculada con la sociedad.
''La dirección de las grandes empresas está cambiando y la nueva generación de ejecutivos no reconoce la importancia de la cultura y el arte para el desarrollo integral de una sociedad", afirma Yolanda Santos, coleccionista de arte contemporáneo y promotora de la Compañía del Ballet de Monterrey, que se vio obligada a clausurar hace un par de años porque el patronato que presidía para financiar las actividades del ensamble nunca encontró el apoyo necesario, ni público ni privado.
Socia fundadora del Museo de Monterrey, Santos califica como triste el cierre del recinto, pionero en la promoción del arte contemporáneo en el noreste del país. ''Es muy lamentable que no exista sensibilidad en los nuevos mandos de las empresas", dice.
Crónica de una clausura anunciada
La misma suerte del Ballet de Monterrey ocurrió con la Compañía de Opera, cuyo patronato tampoco consiguió recursos para mantener su actividad. Y todo esto coincide con el hecho de que el grupo Pulsar retiró recientemente su apoyo al Encuentro Nacional de Arte Joven.
''El gobierno debe retomar rectorado cultural", pues vemos ''con tristeza y preocupación cómo la iniciativa privada cambia sus prioridades", reconoce Jorge García Murillo, director del Museo de Monterrey de 1990 a 1995. ''En la iniciativa privada hay toda una reorientación en relación con las artes y la cultura. Creo que hay una crisis profunda: los nuevos liderazgos tienen otros intereses, es obvio, no es la misma de sus padres y sus abuelos que tenían gran sensibilidad; ahora están más orientados a la creación de capital y a la generación de empleo para ayudar a los más necesitados".
Frente a esta crisis, García Murillo considera que el gobierno debe retomar su papel de rector en la cultura y el arte y destinarles más fondos. Y es que precisamente cuando la iniciativa privada tomó la basura de muchos proyectos culturales -y lo sigue haciendo al manejar Cemex el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, Vitro la administración del Museo del Vidrio y el grupo Alfa al centro cultural El Planetario-, la autoridad replanteó sus políticas culturales y pasó de ser un estado productor de cultura a un estado facilitador y promotor.
-ƑEs necio pensar que el arte ha dejado de ser un hobby para los empresarios regiomontanos? -se pregunta a García Murillo.
-Nunca ha sido un hobby, es un interés . El coleccionismo es muy fuerte en el ámbito individual, pero los cambios institucionales en las empresas dejan huecos enormes imposibles de llenar como es el cierre del Museo de Monterrey, hecho que me provoca coraje, dolor, mucha tristeza.
Desde su fundación en 1977, el Museo de Monterrey dinamizó la vida cultural de la ciudad, pues presentó de manera gratuita más de 300 exposiciones que fueron visitadas por 4 millones de personas, y conformó una colección con más de mil 500 piezas que ahora se exhibirá fragmentada en diversos espacios del país y del extranjero.
Enfrentó en 1995 especulaciones sobre una posible clausura por la crisis de la economía mexicana, lo que terminó en una restructuración que incluyó la salida de García Murillo de la dirección del recinto, que sólo durante el primer lustro de los años noventa había presentado la obra de Robert Motherwell, Julian Schnabel, Guillermo Kuitcka y Julio Galán, así como la exposición Los palacios de la Nueva España: sus tesoros interiores y la creación de la Bienal Monterrey, entre otros logros.
García Murillo acepta que desde entonces existía la tendencia de Femsa a reorientar las políticas filantrópicas, ''sin embargo se luchó para que nada sucediera. Pero sucedió y creo que ellos (lo directivos) hacen una lectura diferente del entorno y reorganizan sus prioridades, en las que el arte y la cultura parecen no figurar".
Collage de lamentos
''Es lamentable que desaparezca el Museo de Monterrey con el que he tenido múltiples contactos", dice Teresa del Conde, quien como directora del Museo de Arte Moderno fue jurado de la Bienal Monterrey. Para la crítica de arte, el edificio del museo ''es emblemático de la actividad artística regiomontana desde hace 23 años. Es uno de los escenarios artísticos más originales y funcionales que he conocido".
Manuel Felguérez opina que ''es una lástima lo que pasa con ese museo". El pintor estuvo ligado a la institución desde la creación de la misma, como asesor y jurado de su bienal, además de exhibir allí una de sus más grandes muestras.
Gerardo Cantú, quien expuso en solitario en ese recinto, consideró que es una tristeza su clausura.