VIERNES 26 DE MAYO DE 2000

* Terminan dos semanas de complejas negociaciones y rompimientos


El debate de hoy podría ser la puerta decisiva para el 2 de julio

* Cárdenas, Fox y Labastida se reunirán en la que fuera primera sede de este tipo de encuentros

José Gil Olmos, Juan Antonio Zúñiga, Juan Manuel Venegas y Enrique Méndez * Al cabo de dos semanas de complejas negociaciones, rompimientos y hasta un encuentro público que permitió observar en su tinta a Cuauhtémoc Cárdenas, Francisco Labastida y Vicente Fox, finalmente hoy se llevará a cabo el segundo debate de este proceso electoral.

Los tres se encontrarán para debatir en el Museo Tecnológico de la CFE, donde hace seis años se efectuó el primer debate entre candidatos presidenciales en la historia política del país. A 37 días del final de las campañas, el segundo encuentro se podría presentar como la puerta decisiva para el 2 de julio.

Cada uno desplegará una estrategia en función de sus objetivos de campaña. Sin embargo, a partir de que los tres se presentaron, primero en el noticiero de Joaquín López Dóriga y luego en la casa de campaña del perredista, se presentan nuevos escenarios y circunstancias que, sin duda, harán cambiar los planes de cada uno de los equipos de asesores.

 

Largo y sinuoso trayecto

 

Cuauhtémoc Cárdenas tendrá que deslindar la supuesta alianza con el PRI, que difunden los lastimados foxistas. Francisco Labastida llegará obligado a recuperar los niveles de preferencia electoral perdidos el último mes y dejar atrás su imagen de político gris. Y Vicente Fox arribará urgido de recomponer la imagen, que tanto le costó construir en los dos últimos años, y que él mismo se encargó de marchitar el martes pasado.

Largo y sinuoso fue el camino para llegar a este debate. Desde el principio, los negociadores tuvieron dificultades para contactarse. Ante la ausencia de representante del PRI, panistas y perredistas cayeron en la apatía. Parecía que a nadie le interesaba retomar el acuerdo que se había firmado el 28 de marzo.

Una vez que los medios recordaron aquel compromiso, los partidos reaccionaron. El PRI nombró a Jorge Alcocer como su nuevo negociador ųen sustitución de Esteban Moctezumaų, al tiempo que Pedro Cerisola y Lucas de la Garza se confirmaban como los representantes panista y perredista, respectivamente. Quedaron de verse el lunes 15 de mayo, pero fue hasta el día siguiente cuando se reunieron en el piso 17 del edificio Del Bosque, en la casa del enviado de Cárdenas.

El 18 de mayo parecía que los negociadores habían alcanzado un acuerdo, pues enviaron un comunicado a la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) solicitando su colaboración para difundir a todo el país el debate del martes 23.

El primer paso de la CIRT fue conseguir el foro y Televisión Azteca ofreció sus instalaciones y el canal 7 para la trasmisión. Pero poco después los negociadores dieron visos de entrampamiento, al enfrentar la postura inflexible y dilatoria del PAN de contar con tres entrevistadores, uno de ellos el asesor de Fox, Jorge G. Castañeda.

La fecha se convirtió entonces en un elemento determinante para alcanzar un acuerdo de formato, lugar, tiempos, sorteo de presentaciones, y los acontecimientos cambiaron de signo con una velocidad inusitada. Se pensaba que el debate sería un hecho. Pocas horas después, parecía imposible realizarlo. Nuevamente se reunían los negociadores y al parecer no había inconvenientes. Empero, algo sucedía dentro de las negociaciones que entorpecía los avances.

El ofrecimiento de la televisora del Ajusco fue rechazado y los negociadores sumaron un nuevo desacuerdo al fracaso final de las pláticas, anunciado por los representantes de los tres partidos a través de un comunicado fechado el 21 de mayo.

Ese mismo día se confirmaron las versiones de que la actitud inflexible de los enviados de Fox había reventado las negociaciones e inició la especie de que al guanajuatense no le interesaba el debate, pues se sentía seguro de ir arriba en las preferencias electorales.

Los panistas respondieron y Pedro Cerisola reveló que los enviados del PRI, Jorge Alcocer y Carlos Ortiz, habían hecho expresiones en contra de la ciudadanía y de los informadores. ''Nos vale madre la sociedad'', habría dicho el primero. ''Dinos el nombre de un informador y te daré el precio'', diría el segundo.

Los medios de comunicación tomaron su papel y candidatos y negociadores los usaron como aparadores para exhibir sus diferencias. El lunes, el noticiero nocturno de Joaquín López Dóriga abrió la posibilidad del primer intercambio de palabras entre Cárdenas, Labastida y Fox. Ahí, los dos primeros responsabilizaron al guanajuatense de montar una estrategia para impedir el debate.

El martes 23, abrió con un Fox buscando retomar la delantera y desplegó un plan que al final del día se le derrumbó, cuando en la casa de campaña de Cárdenas se exhibió como un político intransigente y taimado, pero con una estrategia fallida.

Cárdenas emergió con agilidad, empleó la ironía verbal y corporal para subrayar las debilidades del panista, al tiempo de mostrar la experiencia electoral de la última década, ganar simpatías de los indecisos y levantar la moral de sus simpatizantes. En síntesis, recuperar terreno.

Labastida, en tanto, se escudó en el momento brillante de Cárdenas y sólo cerró pinzas en contra de Fox cuando fue necesario. Dio un respiro a su equipo, que momentos antes le había recomendado no confrontar.

De ese encuentro, el cual no alcanzó el propósito de que los tres candidatos presidenciales acordaran un formato, se obtuvo un resultado que impidió el fracaso total de las negociaciones: Cuauhtémoc Cárdenas y Francisco Labastida se comprometieron a realizar el debate el viernes 26 de mayo.

En tanto, Vicente Fox primero anunció que proseguiría sus giras, después reculó y dejó entrever que podría asistir y finalmente, obligado por la dirigencia panista, tuvo que aceptar su presencia incondicional en el encuentro acordado por los equipos negociadores del PRI y de la Alianza por México.

 

Las horas previas

 

Una vez acordado el debate de este viernes en el auditorio del Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad, los tres candidatos expresaron estar listos para el encuentro.

''Estoy con el ánimo muy alto, vamos muy bien y voy muy tranquilo'', manifestó Cárdenas a los reporteros en su casa de campaña, donde se preparaban los detalles logísticos del debate. Accesible, el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal se mostró sereno, con el ritmo de actividad normal, satisfecho porque el candidato de Acción Nacional estará presente.

''Al parecer, finalmente le torcieron la mano a Vicente Fox y va a tener que estar ahí porque eso le pidió su partido'', dijo, y mantuvo en discreción su estrategia para el encuentro.

Rechazó de nueva cuenta la versión foxista de que ha hecho una alianza con el PRI. ''A quien está usando esto sin argumentos quisiera preguntarle: Ƒquién creen ustedes que propuso que la reunión se celebrara en mi casa de campaña? Fue Vicente Fox''.

Labastida, en tanto, desde el miércoles por la tarde se resguardó en una casa fuera de la ciudad. Suspendió la gira por el norte del país y, según su jefe de prensa, Marco Bucio, se dedicó a leer obras de Carlos Fuentes.

Llegará, dijo, ''muy sereno, muy sólido, congruente con lo que ha venido diciendo en los días pasados de campaña, de muy buen humor como lo han visto, seguro de su triunfo el 2 de julio''.

 

Un paso más...

 

Bucio mostró parte de la estrategia de fondo del Partido Revolucionario Institucional: bajarle el nivel de importancia del debate, arguyendo que se trata sólo de ''un paso más, no el definitivo en la campaña'', porque, según el priísta, ''los conocimientos y la experiencia no se improvisan, se construyen a través de los años''.

Sostuvo que ya se corrigieron los errores del posdebate de abril, y que Francisco Labastida llegará al nuevo encuentro, como es el sinaloense: ''Un hombre con valores, con atributos, con honestidad probada, con probidad y con deseos de regir los destinos del país, con tolerancia, con madurez, con energía, con inclusión y con un espíritu de unidad nacional''.

Por su parte, Vicente Fox siguió en el recuento de los daños, ordenando encuestas y monitoreando todos los noticieros televisivos y radiofónicos, así como columnistas, para medir la reacción y las pérdidas del martes pasado. También se dedicó a la estrategia para reposicionarse ante la opinión pública, y se sacó de la manga un acto de esos que a los foxistas les gustan, de ''impacto electoral''.

En conferencia de prensa, en un hotel de Polanco, presentó a su nuevo aliado, Porfirio Muñoz Ledo, que vino a darle una bocanada de aire al sufrido hombre de las botas. Asimismo, en un acto clásico de Fox, quiso enderezar sus relaciones con el presidente de la CIRT, Joaquín Vargas Guajardo. El candidato de la Alianza por el Cambio mintió el martes y ayer tuvo que ir a ofrecer disculpas y sus reconocimientos a la ''excelente labor'' del empresario de los medios electrónicos.

Por la noche, con sus asesores políticos y de mercadotecnia, se encerró a ensayar el encuentro de esta noche. Su leal vocera, Martha Sahagún, dijo que ha dormido bien, que está tranquilo y que en el debate se volverá a ver al ''Vicente seguro que siempre ha sido''. Siguiendo la propaganda foxista, declaró a cuanto medio se le acercó: ''Estén bien atentos, van a ser testigos de la alianza Cárdenas-Labastida''.

Cada cual con su estrategia, finalmente los tres candidatos a la Presidencia de la República con posibilidades de alcanzar la meta, se medirán nuevamente hoy.