JUEVES 25 DE MAYO DE 2000

* Visitan México para promover su producción homónima


Arbol, grupo que hacer rock lúdico

Juan José Olivares * Dicen que los verdaderos frutos crecen en el desierto. Así ocurrió con cinco jóvenes bonaerense de "barrio", que entre cactos y arbustos imaginarios pudieron emerger de la nada fácil situación musical en Argentina y dieron a luz un disco que "reúne la necesidad orgánica por interpretar un rock duro con la mezcla de sentimientos folclóricos latinoamericanos": Arbol, producción homónima de la banda integrada por Eduardo Schmidt (voz, violín, charango, armónica, flauta traversa), Pablo Romero (voz, percusión), Hernán Bruckner (guitarra), Sebastián Bianchini (bajo) y Martín Millán (batería), que además presentarán su acústica este jueves en los bares: Fixión, el jueves; el Bulbo, el viernes, y el sábado, en el Bulldog.

Formada en 1994 en la zona oeste de Buenos Aires, Arbol se podría describirse como un power trío con dos voces poderosas al frente que entrelazan el poder de una bataca, lira y bajo, con la dulzura de instrumentos folclóricos como el charango, caja, flauta traversa y el mismo violín. Con estos ingredientes, pueden llegar a vislumbrar ambientes hard core, rap, funk, reggae, raggamuffin o chacarera (foloclor pampero).

Con una producción independiente ųayudada por el guitarrista del grupo Los Caballeros de la Quema, Martín Méndezų, llamada Jardín Frenético, los Arbol logran participar en diversos recitales y hacer que su disco llegue a las manos del grupo mexicano Café Tacuba (en una gira por esos lares), banda que los conecta con el productor Gustavo Santaolalla, quien después los firmaría para las disqueras Surco y Universal.

Los pibes, dicen de su estilo: "No inventamos nada, sólo tratamos de sonar eclécticos y no encasillarnos en estilo alguno. Sólo queremos hacer expresar algo cotidiano, que al mismo tiempo sorprenda cuando se escuche. Nuestras canciones crecen en cada tocada; en cada parte se hacen más de nosotros".

Para ellos, el aspecto lúdico es importante al hacer rock ųque la verdad, se oye bien macizoų combinado en ocasiones con sonidos tradicionales de América Latina: ''llegamos de una manera divertida al folclor. De hecho, México no ayudó a darnos cuenta de lo que teníamos en Argentina (al escuchar las combinaciones de los tacubos)''. Aunque admiten que no son una banda de neofolclor: "somos sólo una grupo de rock que le gusta experimentar".

Comentan que aunque aún no viven totalmente de la música (uno es cadete, otro da clases, otro acompaña a músicos), no tienen la consigna de vender millones de copias y pertenecer a la élite de los que sí viven, y muy bien, de la música en Argentina, como los Garcías, Páez, Spinettas... ''Eso nos hace más libres, es el punto de la independencia, pero no negamos que nos gustaría ser algún día de esa élite y a l vez, conservar los aspectos subterráneos. Todo eso se da con el trabajo".

La banda Arbol: para darle de comer a esos románticos folcloristas con un rock potente.