MARTES 23 DE MAYO DE 2000
Ť Tovar: terminó el clientelismo en entrega de fondos
El respeto a indígenas no puede dar pie a fundamentalismos
Ť El titular de Conaculta niega que en el país exista narcocultura
María Esther Ibarra Ť Tal como lo establece el artículo cuarto constitucional, deben respetarse los derechos de los pueblos indios, pero ese precepto tampoco puede ser "fuente de fundamentalismos" culturales porque se correría el riesgo de "desmembrar" el país o crear situaciones de exclusión entre los mexicanos, observó Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Resaltó que México cuenta con docenas de grupos étnicos y también con múltiples culturas regionales, además de existir un contraste general entre la cultura rural y la urbana que se refleja en diferencias por estratos socioeconómicos y expresiones diversas a escala nacional, regional o local.
Rechazó que el organismo a su cargo apoye de manera distinta con recursos económicos o programas culturales a los estados gobernados por la oposición. "Sería absurdo competir cuando son grandes las necesidades culturales del país, y más allá de que se pretenda utilizar la cultura con fines electorales, políticos o mediatizadores, existe una política de Estado que impide favoritismo de cualquier tipo", puntualizo.
Al participar en el segundo Coloquio de Egresados de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) -inaugurado ayer por el rector general de la institución, José Luis Gázquez Mateos- el presidente de Conaculta agregó, a pregunta de un asistente, que está superada la etapa en que la cultura era sujeta de "clientelismo" político.
Sin dejar de reconocer que ha provocado "polémicas" entre la comunidad artística la asignación de financiamiento por medio de concurso, Tovar y de Teresa aseguró que ese mecanismo ha resultado el más efectivo para evitar que "un funcionario meta la mano".
En entrevista posterior, abundó sobre la situación cultural en Chiapas y refutó que a partir del conflicto del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) resultaran afectadas las labores en la preservación del patrimonio artístico en esa entidad. "No hemos tenido problema en aplicar múltiples programas culturales, tanto en Chiapas como en otras zonas indígenas del país, y se continuará otorgando apoyos a los gobiernos estatales y municipales", dijo.
Refutó que en el país exista la llamada narcocultura, incluso en los estados donde se ha asentado el problema del tráfico de drogas, y atribuyó a tradiciones populares el hecho de que algunos sectores minoritarios de la población de la zona norte del país haya corridos y canciones referentes a narcotráficantes o un uso de vestimenta o modo de hablar.
En su ponencia La identidad cultural nacional: particularismo, pluralidad, universalidad, Tovar y de Teresa destacó que México continúa siendo el país con mayor población indígena del continente americano, seguido por Perú, Guatemala, Ecuador y Bolivia; y el segundo en el mundo con un mayor número de lenguas vivas (autóctonas), después de India y China.
Ese es un indicio cierto -subrayó- de que el país no ha roto con su tradición más profunda, aun cuando su patrimonio lingüístico históricamente no ha sido ajeno a procesos de desaparición, al citar que de las 170 lenguas que se estima hablaban en el territorio nacional a la llegada de los españoles, actualmente perduran 62.
Reconoció que el país "enfrenta grandes rezagos sociales que tienen múltiples y cambiantes expresiones contemporáneas", pero consideró que son producto de problemas acumulados en décadas y siglos, y resultado de cambios "radicales" en la población. "Hoy somos un país mayoritariamente urbano, pues en la actualidad 73 por ciento de los mexicanos viven en ciudades de más de 15 mil habitantes, y menos de un tercio de la población es rural", acotó.
Sin embargo, pidió no desestimar tampoco los logros en el rubro educativo, pues, aunque consideró que es todavía "insuficiente" el grado de escolaridad del país estimado oficialmente en 7.7 años, aseveró que hay indicios de lograr un nivel mínimo de 12 años en los próximos diez años, "nivel que resulta imprescindible" para hacer frente a los retos de la globalización.