MARTES 23 DE MAYO DE 2000
Ť La guerra en Chechenia podría rebasar fronteras
Afganistán, foco de inestabilidad en Asia, advierte el Kremlin
Ť Habrá golpes preventivos si surge una amenaza real para Rusia
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 22 de mayo Ť La posibilidad de que la guerra de Chechenia, casi ocho meses después de iniciada, se extienda más allá de las fronteras del país y se asesten "golpes preventivos" con misiles en territorio del vecino Afganistán no debe descartarse, advirtió este lunes el portavoz del Kremlin para Chechenia, Serguei Yastrzhembsky.
El funcionario ruso argumentó que Afganistán es un factor de inestabilidad en Asia Central y un "foco de terrorismo internacional", y precisó que los "golpes preventivos" son sólo uno de los recursos que se aplicarán en caso de que se desarrolle ahí un "escenario negativo", o de surgir "una amenaza real a los intereses nacionales de Rusia o de sus aliados en la zona".
Al margen del riesgo de internacionalización del conflicto checheno, llama la atención que la advertencia surgió apenas dos días después de haber concluido la gira del presidente Vladimir Putin por Asia Central, en la cual prometió a sus pares de Uzbekistán, Islam Karimov, y de Turkmenistán, Saparmurat Niyazov, proteger las fronteras meridionales de estas repúblicas ex soviéticas.
Karimov y Niyazov manifestaron a Putin una seria preocupación por la influencia que está ejerciendo en sus respectivos territorios el movimiento Talibán y, aparentemente, acordaron un plan para apoyar a los grupos armados de la llamada "alianza del norte" afgana, encabezada por Ahmad Shaj Masud, acérrimo enemigo de los talibanes, como en su tiempo lo fue de los soviéticos.
La presencia en la zona del millonario fundamentalista Osama bin Laden, en opinión de los promotores del plan, atribuido en sus detalles al Consejo de Seguridad de Rusia, hace propicio el contexto internacional para una demostración de fuerza rusa.
Los estrategas del Consejo están convencidos de que llegar al extremo de lanzar misiles contra bases chechenas en Afganistán, la única "justificación" posible, contaría con el tácito respaldo de Estados Unidos, toda vez que persiste en su obsesión de eliminar a Bin Laden y ha realizado varios intentos fallidos.
En lo que parece una secuencia lógica, correspondió a Yastrzhembsky revelar que los servicios secretos rusos tuvieron conocimiento de una reciente reunión en la ciudad afgana de Masari-i-Sharif de emisarios del presidente checheno, Aslan Masjadov, con el máximo jefe del movimiento Talibán en el norte de Afganistán, Jamini, en el cual también participaron el líder separatista uzbeko, Naman Gani, y el mismísimo Osama bin Laden.
En dicho encuentro, según Yastrzhembsky, se decidió incrementar la ayuda financiera y el suministro de armas a los rebeldes chechenos, incluido el envío de un contingente de 70 mercenarios afganos, que tratarán de ingresar a Chechenia a través del territorio de Azerbaiján.
A esto, dijo el portavoz ruso, hay que añadir que en Afganistán operan varias bases chechenas, con instructores talibanes, y se tiene la intención de abrir más.
Yastrzhembsky, anticipándose tal vez a la reacción de rechazo que podría generar en Europa la amenaza de bombardear Afganistán, calificó de "inadmisibles e hipócritas" las conversaciones confidenciales que aseguró mantiene el presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Rusell-Jonhston, con el líder separatista checheno.
Citando nuevamente reportes de inteligencia, que se está volviendo práctica habitual en el quehacer político ruso, Yastrzhembsky afirmó que Rusell-Jonhston, una de las voces más críticas respecto de la guerra de Chechenia, "celebra a espaldas de Rusia negociaciones secretas con Masjadov para coordinar una posición común de presión a Rusia en el sentido de forzarla a finalizar su operación anti-terrorista en Chechenia".
La amenaza de bombardear Afganistán es el primer caso, desde la desintegración de la Unión Soviética, en que Rusia hace pública su disposición de usar la fuerza contra otro Estado, cuya gravedad no disminuye por el hecho de que el régimen de los talibanes no haya sido reconocido por la comunidad internacional.
Todo parece indicar que los asesores de Putin vinculados al aparato de seguridad tratan de convencerlo de que Rusia, y no sólo Estados Unidos, también puede hacer alardes de fuerza, aunque el discutible efecto político de una acción de esa naturaleza no se corresponda con las posibilidades económicas del país.
El desplante, de cumplirse la amenaza, podría sumir a Rusia en una innecesaria espiral de gasto bélico que su economía no está en condiciones de soportar. Tan sólo la guerra de Chechenia, de acuerdo con cifras dadas a conocer por el presidente de la comisión de presupuesto de la Duma, Aleksandr Zhukov, está sobrepasando, con mucho, todas las previsiones. En el primer trimestre del año, el costo de la campaña chechena fue una tercera parte mayor que la suma presupuestada, incidiendo ya negativamente en el gasto social.