* Erosión severa en 80% del territorio de seis estados: CNC


Devastador saldo de 5 años de sequía; cada año migran 900 mil personas

* Abandonar el país o la miseria, dilema de 6 millones de campesinos

Angélica Enciso * En los últimos cinco años en que hubo largos periodos de sequía, el saldo en los diez estados áridos y semiáridos del país ha sido devastador. Ello provoca entre otras cosas la migración anual de 900 mil personas --que carecen de agua para sus necesidades elementales y también perdieron sus fuentes de ingreso al caer la actividad agropecuaria-- y una aguda miseria para quienes permanecen en la tierra.

Sumado a este fenómeno, en Zacatecas, San Luis Potosí, Hidalgo, Nuevo León, Baja California y Querétaro, 80 por ciento del territorio padece erosión severa. La vegetación casi desapareció y los suelos se han vuelto estériles. Al menos 6 millones de habitantes del medio rural enfrentan estos problemas y deben elegir entre permanecer en esta miseria o migrar, advierte la Confederación Nacional Campesina (CNC).

Esto ocasionó el total abandono de comunidades completas como las rancherías cercanas a Real de Catorce, San Luis Potosí, o el poblado de San Felipe Torremocha, Guanajuato, lugares que lucen desolados, pues ante la falta de agua sus habitantes partieron en busca de fuentes de subsistencia, señala Abel Castellanos, líder de la Unión de Productores de Maíz de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales (CNPR).

Las familias de estas localidades, sumidas en la pobreza por la falta de otras fuentes de ingreso, parten principalmente a Estados Unidos, donde enfrentan más problemas por su marginación, falta de vivienda, salud y educación, agrega Castellanos.

La caída en la actividad agrícola se refleja en que tan sólo entre 1996 y 1999 no se sembraron 6.2 millones de hectáreas de granos básicos. El año más difícil fue 1997, cuando se presentó el fenómeno meteorológico El Niño, lo que ocasionó que no se cultivaran 2.6 millones de un total de 14 millones de hectáreas.

Los estados más afectados por la falta de agua, agudizada en este periodo de estiaje, y declarados recientemente zonas de desastre son Chihuahua, Sonora, Nuevo León, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí, Durango, Baja California Sur, Sinaloa y Tamaulipas. Todos ellos se ubican en zonas áridas y semiáridas que representan 52.5 por ciento del territorio nacional y en donde reside 25 por ciento de la población, y muestran "la tendencia de expulsar a la población", confirma información de la Comisión Nacional de Zonas Aridas (Conaza).

El escaso trabajo en el campo de estas zonas no es reciente. Desde 1950, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí y Aguascalientes mantienen saldos migratorios y son expulsores de mano de obra al extranjero. Por el contrario, Baja California y Sinaloa reciben jornaleros agrícolas de Michoacán, Guerrero y Oaxaca por su actividad frutícola y hortícola, que no se ve afectada por la escasez de agua gracias a los tecnificados sistemas de riego que utilizan los agricultores.

32 periodos de sequía en 70 años

Este fenómeno climatológico no sólo está ligado a pérdida de cosechas y muerte de ganado. Los habitantes de estas zonas están sujetos a enfermedades, desnutrición, hambre, inconformidad social y muerte, asegura por su parte la CNC, y precisa que en los últimos 70 años ha habido en el país 32 periodos de sequía de distinta magnitud.

De ellos, cuatro han sido los más severos. Los de 1948 y 1956, en zonas áridas y semiáridas; los de 1960-1964 y 1976-1980, que se padecieron en todo el país, generando un fuerte movimiento migratorio hacia la ciudad; y el de 1995-2000, que provocó reducción del hato ganadero, desaparición de cultivos en áreas de riego y transformación de distritos de riego en zonas de temporal.

La sequía se origina en gran parte por las condiciones geográficas de México, ya que tres cuartas partes del país se clasifican como zonas áridas o semiáridas, además de que la precipitación pluvial se concentra entre mayo y noviembre, ocasionando estiaje por cinco meses, lo que para el campo es mucho tiempo, según la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (Sagar).

Escasez de lluvias, erosión del suelo, escasa renovación de la cubierta vegetal y la propia actividad agropecuaria son también factores de desequilibrio ecológico y propician las anomalías climatológicas, lo que ha llevado a que las sequías sean más frecuentes y prolongadas, estima a su vez la CNC.

Detalla que por la erosión, anualmente se pierden en esas zonas entre 150 mil y 200 mil hectáreas cultivables, lo que reduce la superficie sembrada y el trabajo en el agro.

En los últimos cinco años, los más secos desde 1945, en 70 por ciento de los meses las lluvias estuvieron por debajo de la media histórica; el periodo crítico fue de junio de 1997 a julio de 1998, el "más grave" de las últimas cuatro décadas, agrega la Sagar.

En cuanto a producción agropecuaria, los sectores más dañados han sido el de granos básicos y el ganadero, éste debido a que la falta de lluvia reduce la presencia de pastizales, y en las zonas áridas y semiáridas se destinan 85 millones de hectáreas a la actividad pecuaria y la carga animal representa 75 por ciento del hato ganadero del país, 17 millones de cabezas de bovinos.

En el cultivo de básicos, la afectación se da en las siembras, con la falta de humedad en el suelo al comenzar el trabajo, y después con la escasez de lluvia para su crecimiento, lo que ocasionó entre 1996 y 1999 la pérdida de casi 12 millones de toneladas.

Las respuestas al fenómeno, pese a su recurrencia, han sido "emergentes", concluye la CNC. Además, organizaciones como el Congreso Agrario Permanente y la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras señalan que los mil millones de pesos anunciados por la Sagar para este año como "apoyos preventivos ante la sequía", no han llegado a los agricultores.