LUNES 22 DE MAYO DE 2000
* En el Festival de Cine de Cannes se confirmó el duelo Europa vs Asia
La Palma de Oro, para Dancer in the dark; Björk, mejor actriz
* Jiang Wen obtuvo el Gran Premio con Guizi lai le * Yang fue reconocido como director
Leonardo García Tsao, enviado, Cannes, Francia, 21 de mayo * La entrega de premios del 53 festival de Cannes confirma lo anunciado por el delegado general Gilles Jacob, en cuanto a que iba a ser un duelo entre Europa y Asia, así como nuestras sospechas de que la sobrevalorada Dancer in the dark recibiría los máximos honores. El cineasta danés Lars von Trier, quien mostró ser un mal perdedor en anteriores versiones, ya puede estar contento: su película obtuvo la Palma de Oro, y la actriz debutante Björk el premio de mejor interpretación femenina.
Otros reconocimientos fueron más justos, y manifiestan la especial fuerza que en este festival tuvo el cine asiático. El Gran Premio fue para Guizi lai le (Diablos a la puerta), del realizador chino Jiang Wen, mientras que el taiwanés Edward Yang se llevó el premio a la mejor dirección por Yi Yi (Uno y uno). Como señalé en mi reporte de ayer, muchos consideraban a In the mood for love, del hongkonés Wong Kar-Wai, como la mejor película del certamen. El jurado no lo vio así, pero sí le dio el premio de mejor actuación masculina a Tony Leung, mientras que la llamada comisión superior técnica reconoció su dirección artística, en lo que es un premio de consolación.
El cine hollywoodense, de muy discreta participación, debió conformarse con el premio al mejor guión, el cual obtuvo la cinta Nurse Betty, de Neil LaBute, escrita por John C. Richards y James Flamberg.
Pero para hablar de estadísticas, el promedio entre participaciones y premios se lo llevó de calle el cine iraní, pues sus tres representantes cosecharon algo. El premio del jurado fue para Tajte sia (Los pizarrones), de la joven Samira Majmlabaf, compartido con Sanger Fran Andra Vaningen (Canciones del segundo piso), del sueco Roy Anderssen. Lo más raro fue que la Cámara de Oro se dio también en ex aequo para las otras cintas iraníes: Djomeh, de Hassan Yektapanah, y Zamani barayé masti asbha (Un tiempo para la ebriedad de los caballos), de Bahman Ghobadi.
La gran decepción fue, claro, que el galardón de la Cámara de Oro no se lo ganara la mexicana Amores perros, de Alejandro González Iñárritu. Según se supo por la rumorología, ésta incomodó a los miembros del jurado porque en su primer episodio se escenifican violentas peleas de perros. En la última iraní, también se maltrata a varios caballos y mulas, pero quizás los cuadrúpedos mayores no importan tanto en un país donde los perros falderos son bienvenidos hasta en los restaurantes de lujo.
La ceremonia fue seguida por la proyección de la cinta de clausura, Stardom (Estrellato), del canadiense Denys Arcand. Para romper con una tradición de churros finales, no resultó tan mala. Se trata de una maliciosa sátira sobre cómo la sola belleza de una mujer puede conducir a una efímera fama, alimentada por la voracidad de unos medios cada vez más abocados a lo trivial. Es una especie de Darling para el nuevo milenio, cuyo principal defecto es no desarrollar nunca una estructura coherente. Stardom se hace más visible gracias a que la belleza de la protagonista Jessica Paré ųimaginen a una Liv Tyler más rubia y con unos pechos como para amamantar a todos los recién nacidos de Quebecų es verdad espectacular.
El tema de las falsas celebridades fue perfecto para dar fin a un festival que prácticamente vive de ellas.